La ‘Novena’ de Beethoven
La mejor manera de empezar el Año Nuevo es escuchando una sinfonía clásica de gran belleza, y ninguna elección mejor que la Sinfonía núm. 9 en Re menor, op. 125 (Coral), de Ludwig van Beethoven, el gran maestro y mejor de todos los compositores clásicos.
Beethoven convirtió la Oda a la alegría de Friedrich Schiller en un auténtico himno de hermandad y fraternidad, sin fronteras, alcanzando cotas de emotividad que pocas veces se han logrado. Es una celebración de la vida y el optimismo que engrandece el espíritu humano y consigue transmitir las mejores sensaciones de las que es capaz la música clásica. Una sinfonía completa, perfecta, emocionante, capaz de despertar el alma dormida de las personas y elevarlo al cielo.
Melodías de viento y violines, ráfagas de trompetas, coros espectaculares, tambores, timbales, violonchelos, flautas y oboes…sus movimientos son un despliegue de virtuosismo como jamás se había conseguido. Su alegría desbordante nos ofrece el marco perfecto para una celebración, en este caso un Año Nuevo recién llegado, con todo por descubrir y por hacer. Pura esperanza en el futuro saliendo de lo trágico y el dramatismo de los días que terminan.
El impacto que provocó en Beethoven el poema Oda a la alegría de Schiller, en el que está basado el texto, fue de tal dimensión que el compositor se planteó la necesidad de fusionar la literatura y la música en un género que habitualmente es instrumental. Su perfección y belleza sin igual han convertido la Novena en una pieza esencial de la música universal y de la cultura musical de Occidente, un patrimonio global que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.
La premier de la 9ª sinfonía tuvo lugar el 7 de Mayo de 1824. Beethoven, totalmente sordo ya, estuvo en el podio, pero no pudo dirigir el estreno de su obra, aunque supervisó los ensayos. El conductor regular, un Kapellmesiter Umlauf, estuvo cerca, y en realidad dirigió las cosas, habiendo instruido a la orquesta y coro para que lo observaran e ignoraran a Beethoven, quien no podía oír el estreno pero lo siguió en una copia de la partitura, imaginando en su mente los sonidos que todos los demás escuchaban. El solista alto, Karolin Unger, después representó una de las más famosas anécdotas sentimentales en el ámbito musical. Después del final triunfal, de acuerdo a su historia, Beethoven, de espaldas a la audiencia, permaneció apartado del tumultuoso aplauso, todavía enfrascado en su partitura sin poder oír los aplausos, y tuvo que tomar su brazo y darlo la vuelta para que presenciara su más grande –y última–recepción pública, las manos de la gente que aplaudían y los pañuelos que se agitaban en el aire. El éxito alcanzado debió clavarse en el alma del maestro de viejos ojos que lo saben todo. Entonces el compositor se inclinó y saludó a la audiencia. Conmovió entonces y conmueve pensarlo hoy.
Para celebrar el Año Nuevo he seleccionado a los mejores directores, Herbert Von Karajan y Leonard Bernstein. Primero un extracto apoteósico de la parte más popular de la sinfonía y después ésta completa para que la disfruten y se deleiten con esta maravilla que nos conecta con la grandeza, el idealismo y la emoción que proclama la gloria, la euforia y la victoria del espíritu humano frente a todo mediante una música y textos de naturaleza prístina y una fuerza natural que nos conmueve y nos pone al borde de las lágrimas de emoción.
Es la Novena de Beethoven, el maestro de maestros, es la exaltación del espíritu humano en toda su gloria. Beethoven nos brinda su esperanza en la hermandad de millones de personas, con una enorme fe en la solidaridad humana que hace posible que la humanidad pueda elevarse por encima del dolor y la tragedia, de la vida y la muerte, y celebrar el hecho de vivir.
Beethoven Symphony No 9 – 4 – -Herbert Von Karajan – Maestro
Symphony No. 9 in D minor, Op. 125, conductor is Leonard Bernstein.
Symphony No. 9 (Ludwig van Beethoven)
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