Trump apunta a 2022
El presidente legítimo de los Estados Unidos, Donald Trump, en virtud de los votos legales, ya está dando los primeros pasos para su acción política en los próximos años. Ha abierto una oficina presidencial, que será responsable de gestionar su correspondencia, declaraciones, apariciones y actividades oficiales. Los primeros objetivos serán eliminar a los Republicanos Sólo de Nombre (RINOs) del Partido Republicano y seleccionar candidatos verdaderamente conservadores para las próximas citas electorales y ayudar al partido a recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado en 2022. Para coordinar iniciativas en este sentido, se reunió esta pasada semana en Mar-a-Lago, Florida, con el líder de la minoría republicana en la Cámara, Kevin McCarthy.
Otro objetivo a corto plazo es derrotar los esfuerzos demócratas por sacar adelante el segundo impeachment en el Congreso, que no tiene ni pies ni cabeza, y además es inconstitucional, como ya han declarado numerosos especialistas en la materia.
A título personal, Trump está luchando con el establishment republicano por controlar el Partido Republicano. La base electoral apoya a Trump y en dos semanas ha crecido ese apoyo de forma sustancial, tal y como reflejan todas las encuestas. La camarilla de RINOs, muchos de los cuales participan de la corrupción demócrata, podrían tener los días contados en el partido a medio plazo.
Cada vez más votantes los dan la espalda y apoyan sin fisuras las políticas de la agenda America First, que es la que defiende a los trabajadores estadounidenses frente a los que quieren vender el país a intereses extranjeros.
De forma paralela, la Primera Dama legítima Melania Trump abrirá una oficina presidencial en Palm Beach, Florida, para continuar trabajando en su iniciativa “Be Best”, que puso en marcha desde la Casa Blanca. De esta forma, los proyectos de ambos siguen vigentes y activos.
El presidente Trump tiene un enorme trabajo por delante para recuperar el Partido Republicano de Lincoln y Reagan, y en ello empleará sus mejores esfuerzos en estos dos próximos años hasta las elecciones midterm.
Esta pasada semana, el presidente Trump se comprometió a ayudar a elegir a republicanos conservadores en la Cámara de Representantes y en el Senado para 2022. Esto es muy importante porque una mayoría republicana escuchará a nuestros compatriotas estadounidenses y resolverá los desafíos que enfrenta nuestra nación.
Los demócratas, por otro lado, sólo han presentado una agenda que nos divide, como impulsar un nuevo impeachment, firmar órdenes ejecutivas (39 en apenas 10 días) que son contrarias a los intereses de los ciudadanos y avanzan un modelo socialista, destruyen empleos en el sector energético y apoyan la cultura de la muerte mediante políticas abortistas. Por el bien de Estados Unidos, la agenda izquierdista demócrata radical debe detenerse cuanto antes. Los conservadores y Trump somos la vía más directa para lograrlo.
Las bases del Partido Republicano, que son fieles a Trump, no olvidan que su Administración logró resultados históricos para todos los estadounidenses, especialmente ventajosos para las clases medias. Lo conseguimos porque escuchamos y entendimos las preocupaciones de los conciudadanos que habían sido ignoradas durante mucho tiempo. Como resultado, el presidente Trump desafió a los expertos, al Estado Profundo y a los medios de comunicación al expandir el movimiento MAGA de auténtico conservadurismo por todo el país. Una coalición de patriotas que reúne a ciudadanos de toda clase, raza, sexo y religión, y que hace temblar a los corruptos que están anclados en el establishment político, empresarial y mediático. La mala noticia para ellos es que Trump no se ha rendido y que hay muchos más luchadores MAGA a los que no podrán silenciarnos ni derrotarnos.
De acuerdo a los sondeos de estos días pasados, la popularidad del presidente Trump nunca ha sido tan fuerte como hoy, y el respaldo ciudadano ahora significa más que cualquier apoyo que haya tenido anteriormente.
El Partido Republicano y Trump han trabajado bien y logrado excelentes resultados en las pasadas elecciones. No podemos olvidar los casi 75 millones de votos legales que obtuvo el presidente y los, al menos, 15 congresistas más en el Congreso.
2022 será un momento de inflexión para el regreso de Trump, pero no es el único objetivo marcado. El presidente legítimo también emitió el jueves pasado una declaración para respaldar los esfuerzos de su ex director de presupuesto de la Casa Blanca, Russ Vought, que recientemente impulsó el Centro para la Restauración Estadounidense para alcanzar los objetivos políticos de la Administración Trump. Vought fue un aliado clave de Trump en iniciativas como retirar fondos de ciudades que son gestionadas de pena por los demócratas, como Nueva York, y que presentan un aumento de la delincuencia y toleran acciones violentas de los terroristas urbanos de Antifa y Black Lives Matter (BLM).
«Russell Vought hizo un trabajo fabuloso en mi Administración, y no tengo ninguna duda de que hará un gran trabajo al continuar nuestra búsqueda para hacer que América sea grande otra vez», declaró Trump en su comunicado.
La coordinación con el Partido Republicano ha permitido que el pasado martes 45 senadores republicanos votaran a favor de no seguir adelante con el impeachment a Trump al declararlo inconstitucional y carente de base, lo que anticipa que los demócratas volverán a hacer el ridículo con su fanática e idiota persecución a Trump, y serán derrotados.
Mientras esto sucede, el presidente fraudulento, Biden, sigue en modo dictador y hasta sus aliados mediáticos, como el New York Times, le piden encarecidamente que modere las acciones ejecutivas para revertir las políticas de Trump (habida cuenta de que muchas de ellas son positivas para el país, es de tontos radicales hacer eso). Biden se está extralimitando y entra claramente en acciones inconstitucionales, como ya ha sido advertido por varios expertos, y rápidamente ha olvidado su promesa de alcanzar la unidad. Su discurso es tan falso como lo era el de Obama. Parece estar siguiendo el mismo libro de estilo: palabras bonitas, hechos feos y aplausos de los medios aliados comprados.
Hasta los demócratas más moderados, como puede ser la congresista Tulsi Gabbard, o el ahora radical New York Times, advierten a Biden de que firmar órdenes ejecutivas como si fueran churros no es una forma de hacer leyes. Un Congreso polarizado y dividido puede ofrecerle a Biden pocas opciones más que emplear acciones ejecutivas y ver su agenda completa como rehén. Esas órdenes, son un sustituto muy defectuoso de una adecuada legislación. Su Administración fraudulenta ha empezado mal, en línea con el fraude que lo ha colocado en la Casa Blanca sin haber ganado con los votos legales. El legado de Biden dependerá de su capacidad para llegar a acuerdos con el Congreso, algo que se le pondrá cuesta arriba en 2022 si sigue por el camino iniciado.
En suma, Trump seguirá influyendo en la política de Estados Unidos de una manera amplia, decisiva y profunda, y esa es la mejor noticia en este caótico inicio de 2021.