Periodismo cultural en España…Yeah!
Hay que decirlo alto y claro para que no quede lugar a dudas. El periodismo cultural que se hace actualmente en España es pura basura. Es duro decirlo, pero peor es mentir. Para qué vamos a andar mareando la perdiz y andar con rodeos. El nivel periodístico que podemos encontrar en las menguantes secciones de cultura de los grandes medios de comunicación españoles está bajo mínimos históricos, salvo unas contadísimas excepciones. El lector no tiene más que abrir un suplemento cultural de un periódico (el que lo tenga, que cada vez son menos), una revista, escuchar un programa de radio o de TV, por no hablar de los blogs literarios que, salvo pocas excepciones también, se mueven todos ellos entre el pelotilleo descarado, los estómagos agradecidos a las empresas a las que pertenecen, vendidos a los amigos y los intereses comerciales de algunas grandes editoriales, discográficas o productores de cine (si hablamos de actores y actrices españoles, hay que irse a vomitar primero para soportar semejante mamoneo), y el compadreo de los que medran para ver si así venden algo.
Los periodistas culturales españoles (entiéndame, de alguna forma hay que llamarlos aunque estén lejos de aplicar ese concepto noble del “periodismo”), se dedican a hacer relaciones públicas, por no decir otra cosa hablando pronto y mal, y no parecen haber leído un libro bueno en años, escuchado música de calidad, visto una película decente, o un espectáculo como Dios manda. Si hablamos de los que están en el mundillo literario, pecan de amiguismo con las editoriales amigas y aliadas en la pomada, con las escritoras con las que comparten confidencias, presentaciones, conferencias, almuerzos, y otras formas variadas de hacerse la pelota, con las responsables de blogs literarios a las que da urticaria acercarse a libros que se salgan de sus trasnochados y miopes puntos de vista, con las librerías que son su ojito derecho (ni que tuvieran descuentos en las compras, oiga), y entre ellos mismos, encantados y felices de haberse conocido en la gran impostura artificial y falsa que es el periodismo cultural en España.
La gran mayoría de esos periodistas culturales (perdón, mil perdones, ya sé que el concepto les viene grande, no me riñan) alimentan una maquinaria que ni informa ni forma a los lectores, limitándose a hacer vil propaganda e inclinar la espalda ante sus siervos: los jefes empresariales, las editoriales con pasta gansa que algún día pueden editar ese librillo que guarda en el cajón el periodista cultural de turno (perdón, de nuevo, soy reincidente), las agentes literarias con sus propios prejuicios a cuestas y su modus vivendi, y ante cualquiera que pueda hacerles escalar social o profesionalmente.
La conclusión está clara: casi toda la información cultural en España, o al menos una grandísima parte, está sesgada y manipulada abiertamente. Si se fía de esa prensa difícilmente va a conocer a buenos autores y novelas (bueno, alguna puede caer por casualidad), y tendrá una visión deformada de la realidad de la cultura. Así, le presentarán a una serie de escritoras, algún escritor que pasaba por allí también, directores de cine, actores y actrices, cantantes y hasta pintores y deportistas que, según ellos, son la leche de buenos, pero que si se asoma personalmente a su trabajo, descubrirá pronto que no es para tanto, que los hay mejores, incluso mucho mejores en la misma España o en otros países, y que ese periodismo cultural cateto, de andar por casa, entre amiguetes, que lo mismo firman una columna en un suplemento que forman parte de un jurado para dar premios (a dedo y con un enchufe bien grande, como se ha hecho en España toda la vida, faltaría más), que aparecen en una tertulia de radio o TV…O publican (¡oh, sorpresa!) una novela en la editorial que tan bien han tratado en sus artículos. Y entonces descubrirá el lector que aquello que ha visto y oído siempre no es buen periodismo y que apenas le va a aportar más que unos minutos para echarse unas risas y comprobar a qué niveles llega la mamandurria española en esto de la cultura.
Periodismo cultural en España….¡Yeah! El mismo que practican esos periodistas que trabajan en medios de comunicación que además tienen (¡no se lo va a creer…o sí! Más le vale porque es cierto), editoriales o intereses en empresas culturales. El círculo perfecto.
No está mal la jugada cultural, ¿eh? Ale, ya podemos reírnos a gusto.