Uno de los colectivos faunísticos más sensibles a la contaminación y los cambios medioambientales son las aves. Por eso es importante la decisión adoptada en Estados Unidos por parte del Servicio de Pesca y Fauna Silvestre (US.F&W.S), que permitirá proteger a seis especies de aves de América del Sur al clasificarlas en peligro de extinción bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción (ESA).
Las seis especies son concretamente el cachudito pechicenizo [Anairetes alpinus], el zambullidor de Junín, la gallinetita de Junín [Laterallus tuerosi], la cortarrama peruana [Phytotoma raimondii], el cinclodes real y el tijeral cejiblanco [Leptasthenura xenothorax]. Sólo por llamarse así ya merecen protección. Dos de estas especies, el cachudito pechicenizo y el cinclodes real, son nativas de Perú y Bolivia, mientras que las otras cuatro especies se encuentran sólo en Perú.

La razón principal que ha llevado a incluir estas especies bajo el amparo de la ESA es la destrucción de su hábitat y la degradación medioambiental. Las seis especies cuentan con requisitos específicos de hábitat y están en peligro en toda su área de distribución, debido precisamente a la destrucción del hábitat causada por actividades humanas permanentes, que lo alteran y destruyen de forma importante y que ha provocado una reducción del área de distribución de estas especies de aves.
Uno de los factores interesantes que permiten la inclusión de una especie extranjera en la lista federal de fauna en peligro y amenazada es que impone restricciones a la importación, ya sea del animal o alguna de sus partes. También puede generar beneficios para la conservación, como aumentar el conocimiento de la especie al poder realizar actividades de investigación enfocadas a resolver su conservación o financiar la misma en los países donde habita.

Hay que tener en cuenta que el cachudito pechicenizo, la cortarrama peruana, el cinclodes real y el tijeral cejiblanco son especies forestales, cuyas áreas de distribución se han vuelto muy fragmentadas producto de las actividades humanas que alteran sus hábitats, como la tala (para la agricultura y el pastoreo) y la extracción de leña. El zambullidor de Junín y la gallinetita de Junín son aves acuáticas endémicas de un solo lago (el lago Junín), donde la disponibilidad y calidad del agua se ha visto afectada por la manipulación de los niveles de agua para la generación de energía hidroeléctrica y la actividad minera, así como por las amenazas de enfermedades causadas por la contaminación de las aguas del lago. La gallinetita de Junín también debe soportar la depredación, sobre todo cuando los niveles de agua son bajos.
Además, todas estas especies están en peligro debido a que su poblacionales son pequeñas, lo que pone en riesgo su capacidad para adaptarse a las actuales actividades humanas o a fenómenos naturales inesperados.
La ESA puede contribuir así a su protección y a salvar estas especies únicas en el mundo. Actualmente hay alrededor de 600 especies extranjeras en la lista de ESA, frente las 1.390 especies nativas de Estados Unidos, aproximadamente. Aunque el US.F&W.S no tiene jurisdicción normativa en otros países, la ESA exige que el organismo clasifique a especies en peligro si se encuentran en peligro de extinción, y especies amenazadas si existe la posibilidad de convertirse en especies en peligro de extinción en un futuro previsible, independientemente del país donde viva la especie. Esto es fundamental para extender la protección más allá de Estados Unidos y una de las características que convierten a ESA en una herramienta poderosa de conservación natural.

La inclusión de especies extranjeras genera inmediatamente beneficios para la conservación de las especies afectadas, como la concienciación acerca de éstas, actividades divulgativas, acciones de conservación o medidas de financiación para la conservación de las especies en sus países, ya que la ESA proporciona asistencia financiera limitada para desarrollar y gestionar programas de conservación de las especies extranjeras incluidas en la lista; anima a establecer programas de conservación para estas especies y dota de asistencia a programas, como el personal y la formación.
Por todo ello estas seis simpáticas y bonitas aves sudamericanas están de enhorabuena aunque pocos se hayan enterado.