Merece la pena incidir en los resultados del informe que elaboró el Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales de 2013, presentado a los medios españoles el pasado mes de abril, y que valora el impacto económico de las descargas ilegales de la música, los videojuegos, las películas y los libros. El dato principal te quita el hipo de un golpe: el 84% de todos los contenidos culturales adquiridos en España es pirata. Así, tal cual, como lo lee. Por la face (la cara).
Dice el informe que más de la mitad de los internautas acceden a contenidos ilícitos. Es evidente que el modelo actual que rige en España para la defensa de la Propiedad Intelectual no funciona ni poco, ni mucho ni nada. No funciona. Punto. Y necesita una reforma profunda, con medidas acertadas, y mucha pedagogía social.
Actualmente se producen 3. 192 millones de descargas ilegales a cargo de gente que roba la propiedad de otros simplemente porque no les pasa nada. Por eso algunos abogamos y trabajamos ya en propuestas realmente eficaces que atajarían el problema y que están a nuestro alcance, como registrar la IP y los terminales de ordenador y de los ebooks desde donde se han realizado en el pasado y se realizan hoy día las descargas para meter al pirata de turno un paquete de cuidado. Mi propuesta, que estoy perfilando para entregar a las autoridades correspondientes, es completita y va más allá, incluyendo en el paquete el efecto retroactivo para multar con cuantiosas penalizaciones, embargos de cuentas y nóminas, o llevar a la cárcel, si fuera necesario por el importe robado, a quienes hayan pirateado en el pasado o estén en el ajo de esta actividad actualmente.

Con la tecnología actual podemos saber perfectamente quién ha pirateado qué, cuándo y dónde. Sólo queda la voluntad política y jurídica de implementar esta medida para echar el guante a los piratas que provocan 16.136 millones de euros en pérdidas económicas directas ( 6.067 millones de euros en contenidos musicales, 3.814 millones en cine, 4.418 millones en videojuegos y 1.837 millones en libros) y miles de empleos perdidos en la industria cultural.
En el caso de los libros el asunto es sangrante porque las descargas ilegales han subido de forma más que notoria, triplicando en 2013 el valor de lo pirateado con respecto al año anterior.
Otras medidas que proponemos algunos de los que abogamos por reforzar la defensa de la Propiedad Intelectual es el bloqueo inmediato y sin zarandajas del acceso al sitio web que ofrece los contenidos piratas, sancionar a las operadoras y proveedores de acceso a Internet, y, por supuesto, perseguir a los que realicen descargas ilegales con medidas legales y económicas adecuadas a la cantidad de lo pirateado. Así, sin mariconadas. Con jueces serios a los que no les tiemble la mano.

Verá usted cómo si se aplican estas sencillas normas, el pirateo se va a acabar por la vía rápida. Y eso de llevarse el producto cultural porque es gratis, será ya cosa del pasado o penalizado como cualquier otro delito.
Como complemento imprescindible a las medidas legales, se deberán seguir realizando campañas de concienciación sobre este problema del pirateo para cambiar esa percepción social tan extendida en España de que no pasa nada por robar en Internet porque todo el mundo lo hace. Hace falta más educación sobre el tema y crear conciencia sobre el valor de la Propiedad Intelectual y la necesidad de respetarlo en todas partes, en el mundo físico y también en el virtual. Sólo así el consumo de contenidos culturales será legal y se podrá convertir en una pieza importante del motor económico y hará justicia a sus creadores.