La cultura de los indios norteamericanos es una de las que más y mejor ha estado conectada a la naturaleza, haciendo de este vínculo un modo de vida. Para las tribus indias los diversos elementos de la naturaleza tenían un espíritu propio, que ellos reflejaban en creencias y mitos relacionados con los animales. Su forma de vida integrada con la naturaleza refleja la estrecha relación que tenían con esta y con los animales, a los que admiraban y de los que dependían para su supervivencia. De tal forma que formaban parte importante de sus costumbres.
Para los indios, todos los elementos que nos rodean están espiritualmente vivos, ya sean las montañas, el agua, los árboles, el cielo, o los seres vivos. Árboles y viento, tierra y naturaleza forman una cadena perfecta en la que encuentran los espíritus de sus antepasados y un lenguaje que ellos saben interpretar como nadie. Un lenguaje de premoniciones, consejos, recomendaciones, advertencias, mensajes…

La cultura india era y es especialmente sensible con los animales, de quienes aprendían con admiración y respeto muchas aptitudes, costumbres y habilidades naturales. Camuflaje, rapidez, astucia, resistencia, caza, lealtad al grupo, adaptación al entorno, sabiduría, sigilo….Cualidades presentes en los animales que poblaban las praderas, bosques y montañas, y que los indios hacían suyas. Un legado cultural que hemos heredado y que sigue conectado perfectamente con quienes nos identificamos con un modo de vida natural.
Esta admiración por los animales queda patente cuando los indios se situaban bajo la protección o el designio de su animal de poder, en sus adornos con plumas de águila, o en los nombres de los animales con los que se llamaban y que simbolizaban sus mejores cualidades.
La diferencia con respecto a otras culturas, como la egipcia, la griega o la romana es que los indios no consideraban a los animales dioses sino que establecían con ellos un vínculo sagrado de respeto y admiración.
Aún hoy esta relación con la naturaleza y los animales sigue siendo una de las más directas, sinceras y fascinantes del mundo. Un ejemplo de relacionarnos con nuestro entorno natural.