Panda rojo
Existen especies de animales que pasan desapercibidas o eclipsadas por congéneres más famosos. Es el caso del panda rojo, al que el panda gigante, blanco y negro, le resta protagonismo.
Sin embargo, el panda rojo es un mamífero encantador al que merece la pena conocer y conservar. Tiene el tamaño del gato doméstico, aunque su cola grande y espesa añade 46 centímetros a su cuerpo. Además, esta magnífica cola la utiliza como manta para arroparse en las frías cumbres de las montañas donde vive y que comparte hábitat (selvas de gran altitud) con el panda gigante, aunque está más extendido que éste. Lo podemos encontrar en las montañas de Nepal y del norte de Birmania, así como en las regiones centrales de China. Este animal pasa la mayor parte del tiempo en los árboles, donde incluso duerme. Suele ser más activo por la noche, al atardecer y al amanecer, cuando sale en búsqueda de alimento.
A los pandas rojos les encanta el bambú, aunque a diferencia del panda gigante, comen además frutas, bellotas, raíces y huevos. También tienen el hueso de la muñeca muy desarrollado, parece un pulgar, que les permite agarrarse a los árboles con más facilidad.
Son animales tímidos y solitarios, salvo en época de apareamiento, en la que pierden la vergüenza y se aparean con más de una pareja. Las hembras suelen tener crías en primavera y en verano, normalmente entre una y cuatro. Los pandas jóvenes se quedan en su guarida 90 días mientras sus madres cuidan de ellos. Como Dios y la naturaleza mandan. Los machos van a su bola y apenas se interesan por su descendencia.
El panda rojo está amenazado debido a la deforestación. Su hábitat se está reduciendo drásticamente por la tala de árboles, la caza furtiva y la agricultura. Dos factores que deberían controlarse si no queremos ver a los pandas rojos extinguidos totalmente. Actualmente, hay una población estimada de unos 2.500 individuos en libertad, una cantidad escasa que lo coloca en grave riesgo. Una de las ventajas que presenta es que puede criarse en cautividad, lo que facilita su reintroducción en sus hábitats.
Sin duda, el panda rojo enriquece los ecosistemas en los que vive y es otro ejemplo de la extraordinaria belleza de la naturaleza.