Recomendar libros
Vivimos tiempos caóticos, llenos de estímulos por todas partes y opciones de ocio. Aunque las relaciones a través de las redes sociales, las conversaciones por Wassap y el ligue mediante aplicaciones (apps) en los móviles son una dura competencia, la lectura sigue siendo, con diferencia, la alternativa más enriquecedora, satisfactoria y completa.
En un en entorno social y mediático en el que todos recomiendan las películas que ven y comentan los éxitos musicales y la payasada/gracieta/tontería/locura/atrevimiento… del último ligue conocido en las citadas apps de ligue o páginas ídem de internet, recomendar libros se ha convertido en una verdadera heroicidad, en ese toque de distinción que define a quien recomienda como una persona leída y con cierta culturilla.
Recomendar aquellos libros que a uno le han encantado, que han dejado huella y que nos han emocionado, es un acto lleno de generosidad para con el autor y con otros lectores. Es una llamada a los libros, a la cultura, a seguir participando de esa pasión llamada lectura, a vivir nuevas aventuras y conocer nuevos mundos.
Cuando se recomienda un libro se realiza un ejercicio de selección, una campaña de promoción y se presta una ayuda valiosa a otros lectores que pueden interesarse por ese libro. Se abren expectativas, puertas y otros horizontes literarios.
Por eso no se debe tomar a la ligera la tarea de recomendar libros, y cuando se recomiende, es necesario hacerlo con responsabilidad y atendiendo a ese sentir que nos impulsa de verdad a recomendar determinado autor.
Como todo en la vida, recomendar libros debe hacerse con pasión auténtica, la de ese lector que ha disfrutado leyendo y necesita compartir su “descubrimiento”.
Recomendar libros nos hace partícipes de una cadena literaria real y miembros del mundo de los lectores que contagian su entusiasmo por leer. En un mundo caótico, esa distinción nos hace mejores.