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Pérdida de biodiversidad

Que la pérdida de biodiversidad es uno de los grandes dramas que tienen lugar actualmente, es una realidad científica demostrada en numerosos estudios y análisis. Todos los trabajos sobre esta materia han demostrado que cuanta más sea la diversidad biológica presente en un sistema, mayor es la productividad del mismo, en cambio, cuando las especies de un ecosistema mueren o se extinguen, la productividad del sistema decae y el daño causado se pone al nivel del daño que provocan los cambios climáticos bruscos, la contaminación y otras formas importantes de estrés ambiental.
Una reciente investigación financiada por la División de Biología Medioambiental de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), ha estudiado precisamente y comprobado este fenómeno, que se resume en que a menor diversidad, menor productividad. Así, la pérdida de diversidad biológica debida a la extinción de especies, sobre la que muchos venimos alertando, tendrá efectos muy importantes en nuestro planeta, y es una realidad que tenemos que asumir y prepararnos para hacerles frente. De la investigación se ha desprendido que estas extinciones bien pueden figurar como uno de los cinco principales motores del cambio global y sus resultados muestran que las pérdidas futuras de especies pueden reducir la producción de plantas tanto como lo hace la contaminación.

Los investigadores de este estudio, David Hooper, de la Universidad del Oeste de Washington, Bradley Cardinale, de la Universidad de Michigan e investigadores de otras instituciones en Estados Unidos, Canadá y Suecia han combinado datos de los ecosistemas de un gran número de estudios publicados anteriormente y se han centrado en dos procesos del sistema: el crecimiento vegetal y la descomposición por medio de bacterias y hongos de las plantas muertas. Con todo ello han creado una base de datos que contiene las investigaciones existentes y que se basa en casi 200 experimentos que han examinado estos procesos.
En la gama de las pérdidas de especies que esperaban, han visto un promedio de declive del crecimiento de las plantas casi tan grande como los cambios en experimentos que simulan otros cambios medioambientales importantes causados por los seres humanos. De esta forma, la comparación con la fuerza de estos efectos fue algo que sorprendió a varios de los que han trabajado en este estudio. Por ejemplo, el crecimiento de las plantas podría declinar entre un cinco y un diez por ciento en ecosistemas en los que la pérdida de especies disminuyera entre un 21 y un 40 por ciento. Cuando la pérdida de especies sobrepasara el 41 por ciento, el efecto en el ecosistema sería comparable a los efectos de la contaminación masiva, el calentamiento global o de un aumento de la radiación ultravioleta.

Los autores del estudio han alertado de que las conclusiones tienen tanto peso que los encargados de elaborar las políticas debieran empezar a tener en cuenta el modo en que los efectos adversos en la biodiversidad pueden tener consecuencias más amplias. Hasta ahora la extinción de especies pasaba poco menos que como anécdota en los informativos y la prensa, sin demasiada atención de la opinión pública, pero tal y como algunos venimos señalando desde hace tiempo, esta pérdida de biodiversidad es una gigantesca soga alrededor de nuestro cuello y nuestra supervivencia, que se aprieta cada vez más a medida que eliminamos especies del planeta. Sus efectos van a ser devastadores no sólo en la alteración de los ecosistemas sino también en la vida de los seres humanos.
La NSF apoyó estos trabajos de investigación a través del Centro Nacional para Análisis y Síntesis Ecológicos, un centro de investigación de la Universidad de California en Santa Bárbara, donde los investigadores emplean datos existentes para entender mejor asuntos fundamentales del campo de la ecología y otros afines. Es una voz más, muy cualificada y especializada, que se une a cuantos venimos alertando de estos temas.




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