Steve Prefontaine
El 30 de mayo se cumplió el cuarenta aniversario de la muerte de uno de los atletas más inspiradores: Steve Prefontaine, el llamado atleta inalcanzable. No sólo era un corredor formidable, con unos logros muy importantes en los pocos años que duró su corta carrera profesional, sino que además tenía un estilo inconfundible y una forma de correr que despertaba admiración e inspiraba.
Fue un atleta completo, con un carisma especial y verdadero talento para competir. Con 24 años había batido todos los records del medio fondo y era un ídolo del atletismo. Apenas estaba empezando su carrera y todavía no había alcanzado la madurez deportiva, le esperaban los mejores años y marcas, pero un fatal accidente de automóvil cortó su vida y la gran esperanza blanca del atletismo estadounidense.
Era uno de los mejores deportistas, con esa fuerza vital para correr y competir al alcance de muy pocos, cuyos records se mantuvieron durante años.
El atleta de corazón generoso en carrera, que jamás se guardaba nada y lo daba todo en una demostración de cómo se debe correr, empezó jugando al fútbol y el baloncesto. Era un todoterreno deportivo que practicaba todo tipo de deportes. A los 12 años descubrió el atletismo y su vida cambió. En la escuela secundaria Marshfield entró a formar parte del equipo de atletismo de campo a través, y en su tercer año como atleta junior terminó imbatido, ganando el campeonato estatal.
El famoso entrenador Bill Bowerman se fijó en él y le convenció para que entrara en la Universidad de Oregón, una de las grandes canteras de atletas en Estados Unidos. Allí pronto demostró su enorme valía y una capacidad de sacrificio ilimitada para entrenar, lo que finalmente le convirtió en el mejor. Permaneció tres años imbatido en todas las pruebas que participó: Cross, 2000, 3000, 5000…Steve lo ganaba todo e iba directo a la gloria. Siete títulos nacionales universitarios, y dos absolutos. Un palmarés que lo dice todo.
Sus marcas levantaban admiración, pero sobre todo su forma de correr: sin complicadas estrategias ni alta tecnología, tan sólo voluntad, talento, esfuerzo y una pasión por correr que definía un carácter ganador. Steve corría al máximo desde que empezaba las carreras y aquello le valió el sobrenombre de atleta inalcanzable.
Veloz y entregado, Steve era el más rápido. Sus cualidades le llevaron a clasificarse para los Juegos Olímpicos de Múnich 72 con el récord de los Estados Unidos en 5.000 metros con una marca de 13:22.8. En la final de Múnich, su juventud e inexperiencia en ese tipo de finales, hizo que terminara cuarto. Era el más joven de todos los participantes, que tenían una media de 26 años. Ningún atleta menor de 25 años había ganado jamás los 5.000 metros olímpicos. Steve tenía 21. Pero aquel día demostró su talento, dominó la carrera desde el principio y luchó hasta los últimos metros, aunque terminaron adelantándole. En unos años más, hubiera sido imbatible, y todos lo sabían. Pero aquel futuro espléndido ya no llegaría jamás, truncado por un accidente.
Sus récords forman parte de la historia del mejor atletismo, el que nunca estuvo manchado por el dopaje, y entre 1973 y 1975 dejó hasta 8 récords: en el 1500, la milla, el 3000, el 5000, el 10000… Y fueron récords impresionantes, que se mantuvieron durante años. Steve quedó segundo en los campeonatos mundiales de 1973 y 1974. Ganó 120 de las 153 carreras que disputó. Y lo más importante no fueron los récords ni las marcas ni las victorias. Lo que impulsaba a Steve Prefontaine era dar todo su talento, ese don con el que fue bendecido, y poder llevar inspiración a cuantos le veían correr.
El 29 de mayo de 1975, en Eugene, Oregon, donde había logrado un victoria sensacional en 1972, volvió a marcar otro hito histórico de esos que ponen los pelos como escarpias y se convierten en motivación para los demás; en inspiración. Steve consiguió su 25ª victoria consecutiva en una distancia superior a la milla con una extraordinaria marca de 13.23.8. Le quedaba un año para acudir a otros Juegos Olímpicos y haber ganado el anhelado oro, pero la misma noche de la victoria sufrió el fatídico accidente al salirse de la carretera y chocar contra una roca. Aquella carrera, aquella victoria, serían las últimas para el genial atleta. Sus últimas zancadas en una pista de atletismo.
Si quieren profundizar en su historia y su vida, les recomiendo la película “Sin límites”. Les emocionará. Y si quieren sentir a Steve, vean sus carreras. Siguen llenas de la magia del gran atletismo, el que practican los elegidos.
Without LimitsTrailer
Steve Prefontaine Compilation Vol. 2
Steve Prefontaine Tribute
Steve Prefontaine 1972 Munich Olympic 5000m Final