La nueva revolución conservadora de Donald Trump
Ni los especialistas en política, ni los analistas periodísticos ni el establishment político y económico son capaces de asimilar lo que está pasando con Donald Trump.
Era el candidato que las elites no querían ni en pintura, como sucedía en su momento con Ronald Reagan, y exactamente igual que entonces, es el candidato que ha puesto todo patas arriba, ha arrasado las previsiones y ha originado un movimiento social a favor de su candidatura que se ha convertido ya, de hecho, en la nueva revolución conservadora. Y es revolución porque procede y está apoyada por el pueblo, lo mismo que sucedió con la revolución de Reagan.
Un puñado de ideas esenciales son las que han calado en la sociedad americana y han llevado la carrera electoral a un punto en el que puede suceder de todo. Frente a los millones de dólares de los lobbies y los millonarios que apoyan a Hillary Clinton, esa marioneta enferma y débil en sus manos, esa ultrafeminista corrupta y falsa, se alza Trump, que ha puesto voz a millones de ciudadanos silenciados por los medios de comunicación en aras de lo políticamente correcto y de un modelo de nación que no es el que soñaron los Padres Fundadores ni el de los patriotas norteamericanos que han hecho de este país lo que es: el mayor símbolo de libertad, progreso, competitividad, innovación y democracia.
La voz de Trump es la que defiende que los ciudadanos vamos a recuperar nuestro país para la gente, ganar la Casa Blanca para poner el país en el buen camino, bajar impuestos, eliminar regulaciones absurdas, denunciar los desmanes y violaciones de los tratados comerciales, derogar el Obamacare, suspender la admisión de refugiados sirios e inmigrantes de otros países árabes hasta que se realice una evaluación seria y rigurosa, combatir el terrorismo yihadista con verdadera firmeza…
Es la voz de Trump la que defiende que es América primero antes que el resto del mundo, reconstruir juntos América y luchar por los intereses de la gente y no por los intereses especiales de los lobbies.
A unas semanas de las elecciones, con una carrera electoral en la que Trump tiene buenas opciones para ganar la presidencia, a pesar de la campaña de desprestigio en contra, los amaños y de todo el dinero e influencias del establishment para que pierda, lo impensable por unos pocos poderosos está pasando. El triunfo de Trump se abre paso y está al alcance de la mano. No va a ser fácil ni está ganado ya porque hay intereses en que no culmine en victoria. Pero el pueblo americano puede lograr que las cosas cambien de verdad si vota a Trump en noviembre.
El voto hispano debería aglutinarse en torno a Donald Trump en esta ocasión. Será el mejor presidente para los hispanos que viven y trabajan en Estados Unidos legalmente. Hillary quiere el voto hispano para ganar, pero se olvidará de nuestra comunidad al día siguiente. Trump será infinitamente mejor porque es auténtico y sincero, y defiende mejores políticas en la mayoría de los temas de interés. Si los votantes estadounidenses no quieren un sistema corrupto, entonces la opción es Trump. Si no quieren unos medios deshonestos, la opción es Trump. Si quieren un presidente con capacidad de liderazgo, que sepa luchar contra el terrorismo, que conozca los desafíos de la sociedad americana y entienda la economía, la opción es Trump. Si queremos un presidente que se atreva a decir “terrorismo islámico radical”, que tenga coraje para enfrentarse a las empresas que se llevan los empleos al extranjero y defienda los mejores valores americanos y defienda a América, la opción es Trump. Si queremos seguridad, empleos y oportunidades para nuestros hijos, la opción es Trump. Si queremos luchar de verdad por todos los sectores sociales abandonados de esta nación y unirnos de verdad como un solo pueblo americano, entonces la opción es Trump. Si queremos un presidente de Estados Unidos, no un presidente que hace el paripé a nivel internacional, la opción es Trump.
La elección en noviembre es entre América primero (Trump) o los intereses especiales que defiende Hillary.
Es el momento de impulsar una nueva revolución conservadora con Donald Trump. Y el voto hispano para el candidato republicano puede ser de gran ayuda en esta carrera hacia la Casa Blanca.