La integridad electoral
El 6 de enero, la sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado en el Congreso decidirá si Estados Unidos asegura la integridad del proceso electoral y salvaguarda la victoria legal del presidente Trump el pasado 3 de noviembre. Ante la evidencia de las pruebas del fraude cometido por los demócratas, los resultados de los estados en disputa en el Colegio Electoral deberían ser nulos y decidir la presidencia mediante una elección contingente como establece la Constitución para estos casos.
Así pues, la lucha sigue y, pase lo que pase el 6 de enero, continuará contra los mismos enemigos que están robando las elecciones. Ahora más que nunca debemos apartar y no escuchar a todas esas personas y medios que pasaron cuatro años cuestionando los resultados de las elecciones de 2016 y que ahora se desgañitan como plañideras y gritan: «¡cómo te atreves!» a cualquiera que cuestione los resultados fraudulentos de las elecciones de 2020 que ellos defienden. Nuestra respuesta debe ser clara, concisa y contundente: “¡Que os den!”. Trump ganó limpiamente las elecciones y la Constitución le otorga camino legal para asegurar su reelección. Debemos defender la Constitución a toda costa. No hacerlo supondría colocar en la Casa Blanca a Biden como un presidente fraudulento. Algo muy grave que tendría serias consecuencias.
Entre las medidas que debemos exigir para respetar la integridad electoral y nuestra democracia: auditorías justas y creíbles de las denuncias, acusaciones de fraude, violaciones del proceso y la aplicación laxa de la ley electoral y otras irregularidades en la votación en las elecciones presidenciales. Necesitamos una auditoría de emergencia en los próximos diez días para restaurar la credibilidad y la fe de los ciudadanos en la democracia, gravemente dañada por las acciones ilegales de los demócratas de Biden y Harris.
Todos los patriotas que trabajamos por este país, dentro de la Administración Trump y fuera de ella, ya sea directa o indirectamente, estamos enojados por el abuso de poder que hemos visto por parte de los demócratas, los medios, la prensa y las grandes empresas tecnológicas. El fraude electoral es un problema real y algo que ha sucedido. No podemos ocultarlo, tal y como pretenden hacer los medios cómplices en el golpe fraudulento. Y no lo vamos a ocultar. Seguiremos denunciándolo con pelos y señales y dejando en evidencia a los corruptos, estén donde estén, y tengan el poder que tengan, porque si hay algo que no pueden comprar es la lealtad y la integridad de los patriotas.
El problema del fraude en todo el país es persistente, pero en esta ocasión es de escándalo y ha incluido decisivamente en los resultados. Nuestra respuesta no puede ser quedarse en casa y entregar el control del gobierno a la izquierda radical del Partido Demócrata, de la prensa, de cuatro millonarios trastornados de poder y ansias de control mundial y a los socialistas extremistas que pretenden borrar nuestra herencia cultural e imponer un modelo de chiste en el que la población traga todo lo que le echen y que, en la práctica, es una dictadura global. Nuestra respuesta no será permitir que impongan una agenda radical izquierdista que se apodere de este país. Más allá del 20 de enero, seguiremos luchando con Trump para defender Estados Unidos de las garras del socialismo devastador; lucharemos desde la Casa Blanca, el Congreso, el Pentágono, los servicios de inteligencia, empresas contratistas y desde todas partes donde tengamos presencia de leales patriotas al servicio de esta nación.
Los conservadores y los que apoyamos a Trump estamos comprometidos a seguir en pie para defender nuestros derechos y para salvar Estados Unidos.
Lo que está en juego en las próximas semanas y meses es decisivo para el futuro de este país, pero también para el mundo. Sólo el sentido común de los buenos patriotas en las calles, en la Casa Blanca y en el Congreso sacará a Estados Unidos del borde del abismo y protegerá y preservará nuestras libertades, la democracia, la Constitución y nuestro proceso electoral.
Estoy convencido de que superaremos esta etapa nefasta en la que nos han metido los corruptos demócratas de Biden y Harris, y de que saldremos más fuertes, más unidos y renovados en la búsqueda de la libertad y las oportunidades para todos los estadounidenses de bien.