Las Especies Más Amenazadas de 2010
En este año de la biodiversidad sería positivo tomar mayor conciencia ecológica y aumentar los conocimientos sobre medio ambiente, más allá de noticias anecdóticas, profundizando en la información, de forma que seamos más ecológicos en nuestros pensamientos y actos diarios.
La primera lección que debemos aprender es sobre la importancia de conservar nuestro entorno natural. La fauna y la flora son los elementos claves de la naturaleza. En cada ecosistema cada uno de los animales o plantas desempeñan una función específica. Cuando alguno desaparece, el equilibrio ecológico y biológico se rompe, desencadenando consecuencias negativas en toda la cadena.
De la importancia de este equilibrio y del peligro que lo acecha nos avisan las cifras referidas a pérdida de biodiversidad en el planeta, que ya son alarmantes. A fecha actual tenemos más de 47.000 especies amenazadas, de las cuales 17.291 se encuentran en peligro de extinción.
La actuación del ser humano es el factor desencadenante de esta situación, que debe poner soluciones para detener la gigantesca pérdida de biodiversidad que se está produciendo. La supervivencia de centenares de animales, que son vitales para el equilibrio ecológico, está en una situación crítica por efecto de la caza descontrolada y el furtivismo, la pérdida de hábitats sensibles y fundamentales para la vida de los animales en vías de extinción, la contaminación y la degradación de extensas áreas naturales, la presión demográfica, etc, etc.
Cada año, la organización WWW/Adena publica una lista con las especies en riesgo de extinción si no se toman medidas o se cumplen las que están en vigor. El mapa que se dibuja es estremecedor. En el Ártico, encontramos al oso polar, que se ha convertido en icono de las especies en peligro por las amenazas a su hábitat natural, y que lo ponen al borde de la desaparición durante el próximo siglo si no protegemos el Ártico de forma eficaz ante las agresiones externas en forma de contaminación y eliminación de vastas extensiones de hielo.
Aunque el oso polar tiene una capacidad de adaptación sorprendente, lo que ha demostrado sobreviviendo ante condiciones extremas, encuentra cada vez mayores problemas. Por ejemplo, en Rusia sus rutas de migración se ven seriamente alteradas o en peligro por los proyectos de nuevas infraestructuras que no tienen en cuenta el respeto a sus hábitats.
En las mismas condiciones está la morsa del Pacífico, que habita el mar de Chucki y de Bering, en el Ártico; una especie que depende de las capas de hielo flotante para descansar, dar a luz, amamantar, y proteger a sus crías de los depredadores. La degradación de su hábitat hizo que en 2009 aparecieran 200 morsas muertas en el mar de Chucki (Alaska)
En Asia, el animal emblemático en peligro de extinción es el tigre, del que pueden quedar 3.200 ejemplares en su hábitat natural. Actualmente ocupa menos del 7 por ciento del territorio original, que se ha visto disminuido en un 40 por ciento en los últimos diez años, por causa de la deforestación y la caza sin control. El hecho de que algunas partes del animal sean usadas en la medicina tradicional china, lo pone en el punto de mira con más insistencia. Los aumentos del nivel del mar también están influyendo en la pérdida de sus hábitats, al inundar sus manglares, tanto en India como en Bangladesh, lo que contribuye a su extinción, como sucedió con los tigres de Java y Bali.
También está en vías de extinción el rinoceronte de Java, autóctono de esta isla de Indonesia, del que sólo quedan 60 ejemplares. La población de rinocerontes se ha visto mermada por la pérdida del hábitat natural de estos animales, que ha pasado de bosque a campos de cultivo, así como el empleo de partes de su cuerpo en la medicina tradicional china, lo que aumenta su caza descontrolada.
En 2009, WWW encontró huellas del rinoceronte de Java vietnamita, del que se cree puede haber en torno a una docena de ejemplares. Otra joya biológica en riesgo de extinción.
En China, el oso panda gigante, con menos de 2.500 ejemplares, ve peligrar su futuro ante la fragmentación del su hábitat forestal en las montañas sudoccidentales de China, lo que provoca la separación y degradación de la población.
En América, encontramos amenazado al Pingüino de Magallanes, por efecto de los derrames de petróleo y la pérdida de su alimento tradicional: los peces, que se alejan de su hábitat, desplazados por corrientes oceánicas cálidas, obligando a su vez a los pingüinos a alejarse de su territorio para poder comer. De tal forma que sucumben de cansancio, agotamiento, y hambre. Por ejemplo, en 2009 cientos de pingüimos de Magallanes aparecieron en las playas de Río de Janeiro, muchos moribundos o muertos. De los peligros que acechan a los pingüinos, da cuenta el dato de que 12 de las 17 especies que hay están experimentando una rápida disminución en sus poblaciones.
En el mar hallamos otra especie en riesgo de extinción, la tortuga laúd, la tortuga marina más grande, que ha sobrevivido durante cientos de millones de años, pero que ahora está en grave peligro por causa de las actividades humanas, sobre todo la que vive en el Océano Pacífico, donde sobreviven 2.300 hembras. En el Océano Atlántico, conserva una población más estable, pero los científicos predicen un rápido declive a causa del gran número de las que mueren al ser capturadas accidentalmente por embarcaciones de pesca. La subida del nivel del mar también pone en peligro sus nidos.
También está en peligro el atún rojo, una especie migratoria sobreexplotada, que habita en el este y el oeste del Atlántico y el Mediterráneo. Que sea el principal ingrediente del sushi ha empujado a esta especie al colapso y la extinción. Una prohibición de captura a nivel internacional, podría contribuir a su recuperación, pero también es necesario el compromiso de los consumidores, los restaurantes, chefs etc, para evitar consumir atún rojo, al menos hasta que se recupere la especie. El saqueo al que lo han sometido se lo apuntan las flotas pesqueras de la Unión Europea, Turquía y Libia.
En África nos encontramos con otra especie emblemática en riesgo alarmante de extinción: el gorila de montaña, del que sólo quedan 720 ejemplares en su hábitat natural; 200 de ellos en el Parque Nacional de Virunga, al este del Congo, en la frontera con Ruanda y Uganda. La caza, la guerra, y los conflictos étnicos que azotan las regiones próximas al Parque, han aumentado la caza de gorilas y la pérdida de sus hábitats. Si bien, es cierto que los esfuerzos de conservación han dado frutos, y en los últimos 12 años la población ha aumentado en Virunga un 14 por ciento y un 12 por ciento en Bwindi (Uganda), que es considerado el segundo hábitat de los gorilas.
Otra especie en riesgo de extinción, en la que influyen espectacularmente las agresiones humanas en forma de contaminación y alteración de los hábitats naturales, es la mariposa monarca, de la que cada año millones de ejemplares emigran desde Canadá y el norte de Estados Unidos hacia México para pasar el invierno en sus bosques. La conservación de sus hábitats en Estados Unidos y Canadá, y de los bosques de oyamel y pino de altitud en México, es esencial para la supervivencia de los lugares de reproducción e hibernación de estas delicadas mariposas.
En España, el lince ibérico está en vías de extinción, con apenas 200 ejemplares y sus hábitats en Sierra Morena y Doñana fragmentados, con pérdida de alimento y una mortalidad elevada producto de la acción del ser humano (atropellos, manipulación indebida, disparos, envenenamientos, etc).
Que el catálogo de especies en vías de extinción no siga aumentando y sacarlas de esa lista es responsabilidad nuestra, que empieza con responsabilidad ecológica en cada uno de nuestros comportamientos.
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