Las pruebas de selección olímpica en Estados Unidos siempre han sido de las más exigentes y han aportado gestas y marcas históricas. Las pruebas celebradas hace unos días en Eugene, Oregón, volvieron a dejar grandes momentos, como los protagonizados por Ashton Eaton, que ha devuelto a Estados Unidos el récord en decatlón. El atleta, de 24 años, totalizó 9.039 puntos en las diez pruebas del decatlón y selló su hazaña al romper por más de cuatro segundos su mejor desempeño personal en los 1.500 m, con un tiempo de 4 minutos y 14.48 segundos, y con 850 puntos. El estadounidense rompió el anterior registro mundial que poseía desde el 2001 el checo Roman Sebrle, con 9.026 puntos.
Eaton ya obtuvo la medalla de plata en el Mundial de 2011 en Daegu, Corea del Sur, y la de oro en el Mundial de 2012 en sala (heptatlón) en Estambul, con 6645 puntos.

Cuando terminaron las dos primeras pruebas, los 100 metros y la longitud, que son las que mejor se adaptan a sus condiciones de velocista y sus músculos explosivos, Ashton Eaton iba camino de un récord extraordinario con dos marcas nunca vistas en la prueba: 10,21s en los 100 metros y 8,23m en longitud. Las pruebas de selección fueron una combinación de heroísmo deportivo y superación personal. Más de 30 horas lluviosas y frías más tarde en el mismo escenario, el Hayward Field de Eugene, Oregón, pasadas seis pruebas más –los lanzamientos de peso (14,20m) y disco (42,81m), y el salto de altura (2,05m), los 400m (46,70s), magníficas las vallas (13,70s) y la pértiga (5,30m)- a Eaton, con mucho cansancio acumulado y pocas fuerzas ya, le quedan por delante aún su peor prueba, la jabalina, y los demoledores 1.500 metros finales. Para entonces tenía asegurada ya la victoria en los siempre complicados y competidos ‘trials’ olímpicos de Estados Unidos, pero entonces le preguntó a su entrenador, Harry Marra: “¿Qué marcas tengo que hacer para batir el récord nacional?”. Y este le respondió: “Ashton, el récord mundial”.

Lo consiguió con un último esfuerzo final. Casi parecía una obligación con Rafer Johnson, Milt Campbell, Bruce Jenner y Dan O’Brien en las gradas, todos ellos con un récord del mundo de decatlón en su historial. Ashton Eaton, que ya el pasado marzo había aprovechado el Mundial en pista cubierta para batir el récord mundial de heptatlón, supo responder a este desafío. Logró una marca en jabalina de 58,87m y él dice que ayudado por la magia de Hayward Field y el fantasma del siempre presente Steve Prefontaine, corrió los mejores 1.500 metros de su vida: 4m 14,46s. Le sobraron dos segundos, 12 puntos, para devolver a Estados Unidos uno de los récords mundiales más emblemáticos, superando los 9.026 que el checo Roman Sebrle, el único hasta el sábado que había superado la barrera de los 9.000 en mayo de 2001.
“Un decatlón es como vivir una vida completa en dos días”, dijo Eaton, que superó al campeón del mundo Trey Hardee por 656 puntos. “Tienes altos y bajos, algunas cosas van mal, te recuperas…”.
Los trials estadounidenses han vuelto a elevar a la cima a un extraordinario atleta al que sólo le falta el oro olímpico para codearse con leyendas como O’Brien, Jenner, Johnson y Campbell, que también fueron campeones olímpicos.

Las adversas condiciones meteorológicas bajo las que fue conseguido el récord en decatlón, convierte la gesta en más meritoria si cabe. Ashton Eaton ya ha hecho historia en atletismo, ante los casi 20.000 aficionados que llenaron el estadio universitario, en el que el atletismo es una religión, y que lo llevaron en volandas en el último tramo de los 1.500 m animándole con sus gritos.
El atleta, originario precisamente de Oregón, batió en 410 puntos su mejor marca y firmó dos mejores marcas de todos los tiempos, en 100 metros (10”21) y en longitud (8,21 m.). Con modestia, Eaton dijo que “no quiero ser tratado de manera especial porque este récord se lo debo al resto de competidores. Todos me dijeron antes del 1.500 que tenía el récord a mi alcance y algunos me propusieron ayudarme, a lo que me negué. Tenía mis dudas pero me dije que ocasiones como esta no se presentan muchas”.
Efectivamente, así es, no todos los días se escribe con letras de oro tu nombre entre los más grandes del que sigue siendo el deporte rey.