La agenda de Trump
Si hay algo relevante en política actualmente es la agenda de Donald Trump. Frente a las crisis desatadas por la Administración Biden, es Trump quien se ha convertido en el verdadero controlador de esas políticas socialistas nefastas y en su máximo opositor con propuestas alternativas.
La agenda de Trump viene marcada este otoño con el traslado del cuartel general de nuevo a Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida. Trump ya ha movido su residencia y la sede política a la denominada Casa Blanca de invierno, donde ya ha empezado a acudir una avalancha de candidatos para recabar su apoyo, recaudar fondos, hablar con él, recibir su consejo y coordinar actividades.
De forma simultánea, el presidente está incrementando su agenda de viajes. Al rally celebrado en Perry, Georgia, el pasado 25 de septiembre, se añadirá otro mitin el 9 de octubre en Iowa, que es un campo de batalla crucial para las elecciones midterm de 2022 y las presidenciales de 2024. No olvidemos que es el estado cuyas asambleas populares y primarias han iniciado tradicionalmente el calendario de nominaciones presidenciales durante décadas. Su valor representativo como punto de salida de la carrera presidencial no debe tomarse a la ligera. Estos detalles son importantes en el proceso electoral estadounidense, y Trump lo sabe mejor que nadie. Por esta razón, está preparando el rally con mensajes poderosos que calarán en la sociedad.
Cuando afrontamos este otoño, es indudable que Trump sigue siendo enormemente popular entre los votantes republicanos, y ve aumentar ese apoyo entre los independientes, las minorías, las mujeres e incluso los demócratas desencantados y frustrados con las erróneas políticas de Biden, Harris y la Camarilla que forjó el fraude electoral y los sustenta. Trump sigue ejerciendo una gran influencia sobre la mayoría de los políticos conservadores, los cuales abrazan cada vez más las políticas America First de su agenda.
Trump es consciente de que necesitará de apoyos en todo el país para su regreso en 2024 y no pierde el tiempo en dar su respaldo político a todos los candidatos que cumplen con los requisitos de defender los principios de la doctrina MAGA. Hasta la fecha, ya ha respaldado a alrededor de 40 republicanos que participan en las carreras electorales de 2021 y 2022. Algunos de los últimos han sido Kari Lake, que se postula para Gobernadora en Arizona; el abogado Matthew DePerno, que se postula para Fiscal General en Michigan; el Representante Mark Finchem, que se presenta para el puesto de Secretario de Estado en Arizona; y el senador estatal Burt Jones, que se postula para vicegobernador de Georgia; y la ex comisionada de administración Kelly Tshibaka, que busca ser elegida senadora por Alaska.
En estos tiempos de crisis y desafíos, el respaldo del presidente Trump es, sin duda alguna, el más buscado en el Partido Republicano, que busca recuperar las mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado en las elecciones de mitad de período de 2022. A veces, los respaldos de Trump están en sintonía con los líderes republicanos en el Congreso y, otras veces, son divergentes. Esto es señal de la sana independencia de Trump, tanto ideológica como políticamente.
Tienen un especial valor los respaldos a los candidatos que denuncian el fraude electoral y el robo de las elecciones de 2020, que es la mejor forma de impulsar las auditorías electorales, las reformas necesarias y no dejar que esta enorme manipulación de los demócratas siga produciéndose impunemente en el futuro.
Con su enérgica actividad política y su capacidad de movilización social, el respaldo del presidente Trump es el más poderoso y buscado en la historia de la política estadounidense. Es por ello que continuará identificando y apoyando a candidatos fuertes que defenderán la agenda America First en el Congreso y en las cámaras estatales de todo el país.
Es una estrategia ganadora no sólo para Trump, sino también para el conjunto de la nación, que no puede permitirse deslizarse por la pendiente socialista hacia una destrucción social de la que ya vemos signos más que evidentes.
Trump está comprometido con orientar el gran barco republicano hacia un liderazgo verdaderamente fuerte y conservador, lejos de RINOs y falsos republicanos que hincan la rodilla ante los demócratas a la menor ocasión.
En 2022 veremos el impacto de los respaldos políticos de Trump y con cuántos aliados contará en una muy posible nueva aventura electoral en 2024 rumbo a la Casa Blanca.
Mientras tanto, la agenda de Trump se centra en seguir denunciando de forma incansable a esa élite poderosa que conspira con los principales medios de comunicación y las grandes empresas tecnológicas con el objetivo de eliminar a los rivales que desafían al establishment político, mediático y empresarial, y dinamitar el movimiento conservador. Ya no se trata sólo de poder e influencia, sino de censurar y destruir a quienes piensan distinto y no siguen los dictados de esa ideología progresista dañina que socava las bases identitarias y sociales. En resumen, como diría Trump: “No es que vengan a por mí, van a por usted, sólo que yo estoy en el camino”.
Cada vez más gente se da cuenta de que tenemos a una élite poderosa global que trata de eliminar como sea a aquellos que considera que representan una amenaza para su poder. En esencia, lo que están haciendo es eliminar libertades y crear una dictadura de facto en la que se silencia, se censura y se elimina a cuantos no están en línea con el pensamiento único.
Trump está enfocado en hacer pedagogía de esta cuestión, ya que en realidad es una amenaza para nuestra democracia y para el pueblo estadounidense. El mensaje que traslada a la sociedad no se centra sólo en el robo electoral, que también, sino en la arrogancia de esas elites que se creen que tienen derecho a hacer esto y más, como los mandamientos de vacunas, y hacerlo sin tener en cuenta quién resulta dañado en el proceso, o cómo realmente socava nuestro país, nuestra democracia y los intereses del pueblo estadounidense; cuestiones que no les importan porque sólo contemplan sus propios intereses.
El pueblo estadounidense, y el mundo en general, se merecen algo mejor que esto. Alguna gente todavía tenía la esperanza de que Biden cumpliera su promesa de tratar de unir a nuestro país, pero en cambio ha utilizado la política de raza e identidad para dividirnos, nuestra libertad de expresión y libertades civiles están bajo un ataque sin precedentes, la inflación está disparada y tenemos una gigantesca crisis de inmigración ilegal. Para cimentar esta dictadura en ciernes, los demócratas y la Administración Biden planean solicitar a ProtonMail, vía FBI, los datos de 200.00 cuentas de clientes que utilizan este correo electrónico confidencial; agregar 87.000 agentes más del IRS (inspectores fiscales); una subida de impuestos brutal para individuos y empresas de más de 3 billones de dólares; y obligar a los bancos a informar al gobierno de cada depósito o retiro bancario de 600 dólares. Muy típico de los socialistas que apoyan gobiernos mastodónticos que usan la coerción y la persecución para sacar cada centavo posible de los trabajadores estadounidenses para poder gastarlo y derrocharlo a través de sus burocracias y chiringuitos, así como controlar sus comunicaciones privadas. Un sistema que conocen bien en España por sufrirlo en carnes propias. Robo y control institucionalizado vía autoridades fiscales.
La esperanza ante esta tiranía la representan Donald Trump y sus aliados más fieles.