Elecciones Presidenciales
El esperado día ha llegado. 4/N, elecciones presidenciales en EE.UU. McCain contra Obama. El Partido Demócrata contra el Partido Republicano. Una nación de 300 millones de personas decide el próximo presidente, el hombre que deberá hacer frente a los desafíos que nos aguardan de aquí a cuatro años, al menos, en economía, seguridad nacional y política interna.
Las últimas horas de campaña han visto a McCain en Blountville, Tennessee, un lugar estratégico desde el que ha podido llegar también, vía TV y radio, al sur de Virginia y al oeste de North Carolina. Aquí ha vuelto a incidir en las políticas de gasto de Obama y de su peculiar forma de distribución de riqueza: “Gravar vía impuestos y gastar”. Un discurso que le habla a los corazones de los americanos, labrados en la iniciativa personal y la generación de riqueza mediante el emprendimiento, no por la acción del Estado o el Gobierno.
En Moon Township, al oeste de Pennsylvania, McCain ha seguido cortejando los votos de este Estado que se presenta crucial en su estrategia para llegar a la Casa Blanca. Por delante, Indiana, Nevada, Arizona, y las dos últimas visitas a Colorado y New México. Nada por perdido. Todo por ganar.
Obama ha estado en Jacksonville, Florida, donde ha recuperado de nuevo el mensaje de la crisis económica, el único capaz de arrancar votos para su causa a estas alturas de la película. Por delante le esperan North Carolina y Virginia, como últimas paradas.
Las encuestas predicen la victoria de Obama por margenes que varían, con una media de 6 o 7’4 puntos sobre McCain. Pero dadas las enormes bolsas de votantes indecisos que deberán decantarse por uno u otro candidato en los swing states, como Florida, Ohio, Virginia, Nevada o Missouri, la elección final es una incógnita que sólo se desvelará en el recuento final. Que la intención de voto para Obama se sitúe en el 51’5% puede ser suficiente para la victoria, como esperan los medios que han apostado por él, pero también entra en el márgen de error y concede a McCain posibilidades de victoria que no se pueden menospreciar en absoluto.
Una cosa es cierta, la noche electoral será intensa y emocionante.
Tampoco podemos olvidar que habrá elecciones al Congreso, donde se renovará la Cámara de Representantes (435 miembros), un tercio del Senado (35) y 11 cargos de Gobernador. Unas elecciones legislativas que vendrán a renovar un Congreso dominado por los Demócratas los últimos dos años, con los niveles de popularidad más bajos de las últimas décadas y una gestión desastrosa.
Asimismo, se elegirán varios fiscales generales, alguaciles, y se realizarán referéndums estatales sobre numerosos temas, como el matrimonio gay o la legalización de la marihuana.
La suerte de los candidatos se juega ya, en estas últimas horas, consumiendo los actos finales de campaña. Nada está decidido, más que nunca el destino de los EE.UU está en las manos de los votantes, los ciudadanos norteamericanos, en suma, de la democracia por excelencia.
4 de noviembre, elecciones presidenciales. El futuro empieza hoy.