Trump: un presidente con principios
En estos tiempos que corren, pocos esperaban que el Presidente de Estados Unidos fuera a ser un hombre con principios. De modo que una gran mayoría, empezando por los medios de comunicación, están claramente descolocados. Porque la realidad es que Donald Trump ha roto los esquemas por completo a esa gente que ya preparaba el terreno para que una mujer corrupta y sin principios, como Hillary Clinton, ocupara la Casa Blanca. Les salió el tiro por la culata. No fue una mujer la elegida por el pueblo, sino un hombre, y además con principios.
Trump ha demostrado en este primer año de presidencia que mantiene firme sus principios, que se basan en trabajo duro, sentido común, aprender de los errores, bajar impuestos, reducir la regulación burocrática, aplicar un libre mercado más justo, impulsar la creación de oportunidades de empleo (más de 2,4 millones creados desde que ocupa el Despacho Oval, y aumentando) y de generación de riqueza para la gente, y poner al país en primer lugar por encima de intereses particulares, de naciones extranjeras y de lobbies globales. Y así, de forma sencilla y transparente, ha construido una presidencia que es la más popular entre sus votantes desde que Reagan pisara el Despacho Oval con sus botas de cowboy.
Los éxitos que acumula el Presidente Trump en este tiempo de cambios formidables hacia una América que recupera sus raíces, han forjado una presidencia basada en sólidos principios conservadores. Tanto es así que la Heritage Foundation le ha dado la nota más alta en su primer año en la Casa Blanca por haber desarrollado una agenda de políticas completamente coherente con los principios conservadores, que se han traducido en el nombramiento de un juez constitucionalista para el Tribunal Supremo; la masiva rebaja de impuestos para empresas y ciudadanos, la desregulación económica y empresarial, la defensa activa de la vida con decenas de medidas para proteger a los bebés no nacidos y el fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas.
Trump se ha erigido en el firme defensor del comercio mundial justo y recíproco y del ciudadano de a pie que es machacado por las políticas globales. Su liderazgo, a contracorriente de los políticos tradicionales vendidos a los intereses de multinacionales amigas y sus propias poltronas en organismos oficiales, recupera un comercio más justo y combate las prácticas comerciales depredadoras que han perjudicado a Estados Unidos. Y para que no quede duda de su política se lo ha dicho en sus narices a la elite económica mundial en el Foro de Davos. Y lo ha repetido al país y al mundo en el discurso del estado de la Unión, que tantos elogios y aprobación ha cosechado por parte del pueblo estadounidense. De modo que la economía es el centro del debate, pero también los principios. Principios que plasmó con brillantez en el discurso del estado de la Unión del pasado martes:“Mientras confiemos en nuestros valores, en la fe en nuestros ciudadanos y en Dios, no fracasaremos (…) En Estados Unidos sabemos que el centro de la vida estadounidense no son el Estado y la burocracia, sino la fe y la familia. Nuestro lema es «en Dios confiamos» (…) Encaramos regímenes deshonestos, grupos terroristas, y rivales como China y Rusia que desafían nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores»).
Trump ha vuelto a defender en su discurso ante el Congreso y la nación los valores tradicionales americanos que durante años han sido combatidos e intentado ser sustituidos por ideología de género por parte de los demócratas, los progresistas y los republicanos sólo de nombre.
Alguien sin principios bajaría la cabeza ante los medios de comunicación y la prensa actual, manipuladora y en manos de lobbies progresistas que quieren lavar la mente a la gente e impedir que piensen y defiendan sus ideas conservadoras. Pero Trump les ha salido con principios y respondón, y no duda en llamarles lo que son: falsos, malignos y manipuladores.
Desde la Casa Blanca se afronta el segundo año de mandato presidencial tras haber cerrado un primer año magnífico. Que América primero no quiere decir América en solitario, se ha encargado Trump de explicarlo para quien quiera entenderlo. Es política con principios conservadores, y está funcionando. La negociación con los demócratas sobre inmigración, DACA y seguridad en la frontera, es otro alarde de principios conservadores que Trump está gestionando con habilidad y astucia.
El camino está trazado. Es una presidencia conservadora y ganadora. Por eso los medios progresistas odian al Presidente y sus votantes le aplaudimos, le votamos y le apoyamos. Ha transformado Estados Unidos en el mejor país para invertir y emprender. En el mejor país para defender los principios. En suma, Ha recuperado una presidencia y un país con principios. Por eso los que no los tienen, le atacan tanto. Trump es un hombre, y además un hombre con principios que no se deja mangonear ni pisar y cuyas políticas invierten en los individuos libres. En la mejor tradición de los principios conservadores.
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