¡Que no estaba muerta… estaba de parranda!
Y de repente resurgió Hillary Clinton, cual ave fénix, victoriosa en las primarias de Ohio, Texas y Rhode Island. Barack Obama ha ganado las primarias de Vermont. Lo que podía haber sido la puntilla definitiva en la carrera electoral de Hillary, se ha convertido en un balón de oxígeno que alimentará su esperanza o… agonía, según se mire.
Los cambios de estrategia electoral que ha efectuado el Team Clinton en las últimas dos semanas han surtido efecto, al menos en Ohio, donde su victoria ha sido más clara, con una sustancial ventaja. Ahora sí que podemos decir que la Senadora por Nueva York no estaba muerta, que estaba de parranda. Todavía no ha dicho su última palabra en esta contienda. ¿Alguien lo dudaba? Esta carrera es larga y aún quedan batallas por luchar. Hillary las va a pelear todas y cada una de ellas hastan que el electorado así lo desee. Sus opciones siguen vivas y está en su mano y en la de su equipo recuperar energía y plantar cara a Obama. Todo está abierto para ambos candidatos, y cualquier escenario es posible.
Si algo debemos reconocerle a Hillary Clinton es la resistencia que ha demostrado en estas duras semanas, con un panorama en contra que le ha obligado a replantearse toda la estrategia electoral. Puesto que le era imposible superar a Obama en número de delegados, su objetivo era debilitar el momentum de éste, algo que veremos en las próximas semanas si ha conseguido. Para cualquier analista independiente resulta importante el hecho de que Clinton esté logrando sus victorias en los Estados que aportan más delegados, algunos tan importantes como California, Nueva York, New Jersey, Ohio y Texas. No es baladí. Las dudas que ha sembrado Hillary sobre Obama como posible Presidente, le han dado resultado, pero no son garantía de éxito en el futuro. Aunque su persistencia le concede, al menos, la opción de seguir peleando en la carrera. En Pennsylvania tiene bastantes posibilidades. Allí contará con la ayuda del Gobernador Ed Rendell, al igual que la ha tenido en Ohio con el Gobernador Red Strickland, a quien debe mucho de su victoria en ese Estado del Medio Oeste.
En el Partido Republicano, John McCain ha vencido en las primarias de Vermont, Ohio, Rhode Island, y Texas, con diferencias de dos dígitos en todas ellas, y ha superado los 1.191 delegados que necesitaba para ser nominado a la Presidencia en la Convención Nacional Republicana que tendrá lugar en el Xcel Energy Center, de St. Paul-Minneápolis (Minnesota), a principios de septiembre. Mike Huckabee ya ha anunciado su retirada. Él ha sido, en verdad, el gran triunfador de las primarias del 4 de marzo, arrasando en votos y delegados.
El discurso de McCain, celebrando la victoria, perfectamente articulado, se ha centrado en aspectos como el liderazgo y la Seguridad Nacional:
«Nunca creí que estaba predestinado para ser Presidente, nadie lo está. Pero debo a mi país cada oportunidad que me ha dado en la vida. Me ha dado más de lo que yo le puedo ofrecer”.
«América está en guerra en dos países, y envuelto en una larga lucha con los extremistas violentos que nos desprecian a nosotros, a nuestros valores y a la modernidad misma. Es de poca utilidad para los americanos que los candidatos eviten los muchos y complejos desafíos de esas luchas, volviendo a litigar sobre decisiones del pasado”.
McCain se ha apoyado en la favorable evolución de la opinión pública en los últimos meses para reafirmar su compromiso en lograr una victoria total en el conflicto de Iraq, descartando los argumentos derrotistas. Lo ha expresado así:
«Los americanos saben que el próximo Presidente no está para rehacer esa decisión. Estamos en Iraq y nuestros más vitales intereses de seguridad están claramente involucrados allí. El próximo Presidente debe explicar cómo él o ella pretende llevar esa guerra a la conclusión más rápida posible”.
John McCain ya ha sido recibido en la Casa Blanca por el Presidente George W. Bush, escenificando así su apoyo oficial al candidato Republicano.
Por lo demás, la situación apunta a una batalla enconada entre los Demócratas en este mes de marzo, con los caucus de Wyoming en el horizonte, las primarias de Mississippi, y sobre todo las primarias de Pennsylvania el 22 de abril, donde habrá en disputa 158 delegados. En cualquier caso, todo apunta a que ninguno alcanzará los 2025 delegados para llevarse la nominación, por lo que ese escenario en el que los 795 superdelegados decidirán en la Convención, junto con el posible papel de los delegados de Michigan y Florida, cada vez es más real e inquietante.
Entretanto, John McCain vela armas para las elecciones de noviembre, diseñando su estrategia para alcanzar la Casa Blanca. La situación actual le favorece, aunque también le quita protagonismo en los medios, algo que ya está pensando en subsanar con medidas muy bien orquestadas. Como parte de su estrategia electoral, ya está planteando la lucha en el Capitolio, coordinando la actividad legislativa con los Republicanos, para forzar votaciones sobre cuestiones sensibles, lo que obligará a los candidatos Demócratas a posicionarse claramente ante el electorado.
¿Cree el lector que hasta aquí han sido unas primarias muy apasionantes? Realmente queda lo mejor. Y los mejores se verán las caras a la vuelta del verano, tras las Convenciones Nacionales. Entonces sí que la batalla será a vida o muerte.