Terapia asistida por animales
Uno de los campos más fascinantes y que mejores resultados ofrece, es la terapia asistida por animales (TAA) para la rehabilitación social y física de enfermos o gente con problemas. Este tipo de terapias con animales complementan otros tratamientos, pero se ha demostrado que son esenciales en la recuperación de quienes se someten a ella, que ven mejorada su calidad de vida de forma sustancial.
Es también una forma idónea de emplear a los animales de una manera que dignifica a todos. Las opciones de este tipo de programas son múltiples y se pueden aplicar en el campo geriátrico, hospitalario, carcelario o de reinserción, con niños autistas o problemas médicos, etc. En todos los casos el papel del animal es muy beneficioso porque aporta estímulo, confianza, autonomía, cariño, compañía…
Entre las aplicaciones que emplean animales como terapia encontramos por ejemplo las siguientes: Jóvenes anoréxicas que han conseguido resolver su problema gracias a cachorros de los que tenían que cuidar, educar, pero sobre todo alimentar. Los gestos diarios y rutinas de alimentar a los animales permiten que, poco a poco, la paciente sea consciente de la enfermedad que tiene y les muestra un camino a resolverla.
Autistas, o personas con síndrome de Down, deficientes mentales o deficientes físicos vuelven a cobrar entusiasmo, distraerse, y retoman confianza, autonomía y coordinación gracias a la equinoterapia, nadando con delfines, o simplemente jugando con un perro o un gato.
Un estudio demostró que la zooterapia puede contribuir a disminuir la soledad de las personas mayores ingresadas en residencias durante mucho tiempo. Se sienten más tranquilas, reciben cariño y ocupan su tiempo cuidando de pájaros, perros o gatos que les acompañan. Incluso sin estar sometidos a un programa de terapia o de cuidados psicológicos, podemos ver que muchas personas mayores tienen un animal doméstico porque esta es una de las mejores formas de no sentirse solas.
La presencia de animales reduce los niveles de ansiedad y estrés ante diferentes tratamientos médicos. En algunos hospitales, se ofrece la posibilidad de que los niños con enfermedades graves puedan jugar con un perro o un gato. Algo que les aporta distracción, diversión y serenidad frente a la enfermedad y los tratamientos dolorosos o largos.
Personas con problemas de adicción a las drogas consiguen rehabilitarse gracias a su trabajo en centros con animales. Personas encarceladas consiguen rehabilitarse gracias a terapias con diversos animales.
La compañía de éstos beneficia también a los niños de diferentes maneras, tales como enseñándoles a asumir responsabilidades; propiciando el desarrollo de actitudes positivas y atención hacia los seres vivos; proporcionándoles un compañero, seguridad, confort, diversión o alguien a quien mostar afecto; promoviendo el respeto y la compasión por los animales y la naturaleza y ofreciendo oportunidades de aprender acerca de los animales y la realidad de la vida. Se ha comprobado que los niños que experimentan interacciones sociales con animales desarrollan un sentido diferente, menos restrictivo de ellos mismos que los niños que se relacionan con seres humanos.
Otro aspecto destacado es la aplicación de la hípica terapéutica (hipoterapia) como técnica de rehabilitación para personas con deficiencia física y/o psíquica, sensorial y también personas con problemas conductuales y de reinserción social. La aplicación y los beneficios de la TAA en autistas, niños con distintas problemáticas, en jóvenes con retraso mental y como programa de sensibilización en la aulas, son lo suficientemente importantes para potenciar estas terapias.
Si nos preguntamos por qué las TAA son tan efectivas, vemos que las respuestas son sencillas. Lo primero, un animal no juzga a las personas, y aquellas que se sienten o son disminuidas física, mental o socialmente se sienten más cómodas junto a un animal que solo quiere cariño y atención y que además transmite grandes cantidades de ternura. La proximidad con los animales hace posible que las personas se encuentren en un estado de ánimo sereno, positivo y equilibrado. Se tiene documentado que las personas que acuden a programas de terapias con animales se sienten mejor. No se trata de que sea una terapia milagrosa, pero sentir que un animal les quiere o dependen de ellos, permite que esas personas recobren confianza personal, entusiasmo y satisfacción, además de momentos de complicidad con el animal que aportan beneficios incuantificables.
Las terapias con animales son habituales en Estados Unidos, donde estos programas están mucho más avanzados que en otros países. Por ejemplo, se emplean en la reinserción en centros carcelarios y con asiduidad en hospitales y con niños «especiales».
El programa más conocido es el de adiestramiento de caballos salvajes, pero también hay otros de probada eficacia, como el adiestramiento de perros guías para personas minusválidas o invidentes por los presos de la cárcel. Y los programas que usan delfines, que son altamente eficaces.
El contacto con los animales permite liberar las emociones de los presos, de los niños y de cuantos se someten a estas terapias, llevando consuelo y disminuyendo notablemente la agresividad entre ellos y con el personal carcelario (en el caso de los presos). También les permite aprender el respeto por la vida. Al valorar a un animal se sobreentiende que la vida humana también merece respeto.
La terapia animal ofrece para todos cuantos participan de ella el amor incondicional que aportan los animales, y esto hace que las personas crezcan y sientan de una forma que cambiará su forma de vida y de ver el mundo. La relación entre persona y animal contribuye a aumentar la autoestima y a satisfacer unas necesidades psicológicas y emocionales, como sentirse querido de forma incondicional, útil, importante e integral. Además, presenta beneficios importantes en tratamientos con personas con problemas mentales, por ejemplo, permite disminuir la tasa de suicidios y el tiempo de ingreso en los hospitales. En las personas con retraso mental o problemas para comunicarse se ha observado un aumento del vocabulario oral comprensible, en la comunicación gestual y en la motivación general.
Lo deseable sería que estas terapias asistidas por animales (TAA) se expandan y sus beneficios lleguen a más personas, ya que éstos se traducen en un aumento de la calidad de vida, de la interacción personal, la elevación del grado de supervivencia, la mejora en la comunicación, una mayor motivación y un mejor estado físico, psíquico, familiar y social.