El décimo aniversario del 11/S, que ya se acerca con toda su carga emotiva y simbólica, trae de nuevo los recuerdos de aquella tragedia que marcó profundamente al país y al mundo, y ofrece la reconstrucción que ha sido capaz de poner en marcha el país de un área devastada en Manhattan, que vuelve a convertirse en el centro de las miradas y la tención de todos.
Las nuevas torres son el paradigma del poder estadounidense, capaz de levantarse de nuevo tras los infames ataques terroristas con más fuerza y vigor. Pero hoy quiero centrar la atención en un símbolo que recoge en sí mismo toda la tradición y la herencia cultural y religiosa de este país. Me refiero a la cruz formada con los restos de acero de las Torres gemelas destruidas y que muchos defendemos que debe estar en el Museo que abrirá sus puertas en la Zona Cero.

La cruz se ha convertido, más allá de las religiones y de las disputas de algunos grupos de ateos, en un símbolo de fe y esperanza para muchos de los trabajadores que han limpiado y reconstruido la zona tras los ataques terroristas, incluso para los millones de personas que ven en ella una forma importante de contar la historia del 11 de septiembre porque, al fin y al cabo, estos restos de acero de las torres son un remanente convertido en un símbolo de consuelo espiritual para los miles de personas que trabajaron en la Zona Cero y socorrieron a los afectados por los ataques, un símbolo para personas de todo el mundo.
Esta cruz ha sido una referencia en los trabajos de reconstrucción, un símbolo al que mirar y pedir consuelo espiritual, con el que recordar, orar y mostrar respeto por cuantos murieron aquel día. La cruz ha permanecido clavada durante meses en el corazón de los escombros y ante ella, entre el polvo, el cemento y el acero, los trabajadores y los fieles se recogían en oración de manera espontánea durante los meses que siguieron a la tragedia, de forma que llegó a convertirse en la World Trade Center Cross, el símbolo por excelencia de la zona devastada. Cuando quitaron los escombros entre los que se encontraba, fue trasladada a una iglesia cercana y ahora los responsables del museo desean que forme parte de la colección del National September 11 Memorial and Museum. Algo totalmente lógico y en consonancia con lo que representa para tanta gente.

Este Memorial del 11-S se abrirá al público el 12 de septiembre, pero los familiares de las víctimas lo podrán ver el día anterior, el día del décimo aniversario, el 11/S. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el expresidente cuando se produjeron los ataques, George W. Bush, también asistirán el próximo 11 de septiembre en Nueva York para homenajear a las víctimas.
La cruz será, sin duda, uno de los símbolos más emotivos, junto con la bandera nacional, dos referencias ineludibles e imprescindibles en la historia de este país de raíces judeo-cristianas.