Ya es una de las epidemias más graves y fiel reflejo de una de las situaciones sanitarias de emergencia que se vienen alertando desde los servicios de inteligencia estadounidenses. El virus del ébola ha causado hasta ahora 3.431 muertes y 7.470 infectados.
Ante la incapacidad de los gobiernos africanos para frenar su expansión, Estados Unidos está contribuyendo esencialmente a combatir la epidemia con un plan de ayuda global que incluye recursos económicos, personal médico, medicinas e infraestructuras sanitarias.
El compromiso estadounidense contra el ébola, del que poco oirá usted hablar en los medios europeos, latinoamericanos, etc, se concreta en una ofensiva que incluye nuevos fondos económicos y personal militar, alrededor de 3.000.
El plan estadounidense incluye el envío de médicos y especialistas a las zonas afectadas, además de hospitales de campaña y otras infraestructuras necesarias para suplir las graves carencias de los países que se están viendo azotados por el ébola, y que serán proporcionados por el ejército norteamericano. Asimismo, se ha abierto ya un pasillo aéreo para el envío de la ayuda humanitaria, se prevé la construcción de 17 hospitales en las regiones afectadas, con al menos 100 camas cada uno, y el entrenamiento de 500 profesionales médicos locales cada semana.

El esfuerzo estadounidense aportará también un hospital para tratar a los médicos y enfermeras que están cuidando a los pacientes de ébola y que son los más vulnerables al contagio, y el envío de miles de botiquines destinados a los hogares afectados, además de miles de pruebas para impedir y detectar nuevos contagios.
El personal militar ayudará en labores de logística, reparto de recursos, entrenamiento de nuevos profesionales médicos y la instalación de los nuevos hospitales, entre otras tareas.
Desde que se desató la epidemia, Estados Unidos es el país que más ayuda ha enviado a los países africanos, pero dada la situación de emergencia y la peligrosidad de la amenaza, que ya ha llegado a este país y podría afectar la seguridad nacional estadounidense, los recursos serán aumentados de forma notable.
Sobre el terreno la situación es desastrosa, con los centros de de tratamiento del virus completos y desbordados, hasta el punto de que las autoridades sanitarias locales se ven obligadas a enviar a la gente a sus casas, con el consiguiente riesgo de contagios. Ante este panorama desolador, la construcción de nuevos centros de tratamiento de ébola es fundamental.

De momento más de un centenar de especialistas de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta , Georegia, (CDC) ya estudian in situ la evolución de la epidemia y establecen planes de ayuda específicos a las autoridades de los países afectados.
La respuesta de la Administración Obama trata ahora de recuperar el tiempo perdido en las primeras semanas, cuando todas las alertas de la comunidad sanitaria y de inteligencia, ya avisábamos del peligro que suponía esta epidemia de ébola.
El despliegue de 3.000 militares estadounidenses y la creación de un centro de operaciones en Monrovia (Liberia) para coordinar los esfuerzos de ayuda, son medidas acertadas, pero sólo el principio para atajar este brote de ébola, que representa una crisis sanitaria sin precedentes. El liderazgo, los recursos y las infraestructuras estadounidenses son esenciales una vez más para hacer frente a la epidemia y sus consecuencias económicas, sociales, y políticas. La crisis humanitaria ya es una realidad y plantea el desafío inaplazable de establecer un sistema de salud sostenible en estos países africanos.
Precisamente el Mando de África de Estados Unidos coordinará la operación de ayuda con un Mando de Fuerzas Conjuntas establecido en Monrovia (Liberia), mientras que desde una nueva base regional en Senegal se va a agilizar el transporte de los equipos y el personal sanitario.
Tareas todas ellas que están ya llevándose a cabo de forma acelerada y precederán a las que se pondrán en marcha próximamente, como el aumento y la activación de estaciones de cuarentena y tratamiento en suelo estadounidense, la activación de nuevos protocolos para evitar contagios, y la realización de simulacros para mejorar la respuesta ante casos de enfermedad en aeropuertos, hospitales, etc.