Reyes Magos
La Navidad es un tiempo de adoración por el niño que nos fue dado. Los Reyes Magos al ver al niño gozaron con José y María. La verdadera alegría y gozo de estas fechas, según vemos en la Biblia, está relacionado con algo sagrado y sublime: el nacimiento del Hijo de Dios, que nos dio a Emanuel, “Dios con nosotros”.
Nos alegramos y gozamos en Navidad porque ha nacido aquel que traería salvación y libertad a los oprimidos y a sanar a los quebrantados de corazón. Cristo vino al mundo para traer salvación, paz, y sanar los corazones oprimidos por el pecado. Pero los Reyes Magos no sólo se alegraron viendo al niño rey, también lo adoraron reconociendo que aquel niño era “El rey de reyes y Señor de Señores”. Reconocieron que era el enviado y esperado Mesías, quien traería salvación a su pueblo. Los Reyes Magos tenían un solo motivo para la alegría: adorar al niño que ha nacido rey. Por eso le adoraron así:
– Reverencia porque él es santo (Lc. 1:35)
– Reconocimiento porque él es Señor (Fil. 2:9-11)
– Regalos porque él es soberano (1ª Ti. 6:15)
Los Reyes Magos fueron hasta donde estaba el niño rey con valiosos regalos, como expresión de adoración por todo lo que él es. De forma que los regalos que Cristo recibió en su nacimiento tenían un significado simbólico y aplicable a su vida:
– EL ORO: Su Deidad
– EL INCIENSO: Su pureza
– LA MIRRA: Su muerte
Pero, ¿Qué regalos espera el niño del pesebre en la Navidad? De las
cosas que Jesús espera de nosotros, podemos destacar estas:
Un corazón agradecido. (1ª Ts. 5:18; Ef. 5:20)
¿Por qué darías gracias a Dios en esta Navidad? ¿Cuáles son los motivos de tu corazón? Es lamentable que muchas personas sólo tengan en su corazón resentimientos y reproches contra Dios. La Navidad enseña que debemos dar gracias a Dios en todo, no sólo cuando la vida nos trata bien sino en toda circunstancia debemos encontrar razones de agradecimientos. El ejemplo de Job, nos muestra que ante la pérdida de sus diez hijos, él pudo encontrar razones de agradecimiento a Dios, en cambio su esposa encontró reproches y amargura hacia Dios (Job 1:19-22; 2:9-10). El apóstol Pablo aprendió esta lección en su vida cuando dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera sea mi situación” (Fil. 4:11-12). También debemos dar gracias a Dios por todo, no sólo en algunas cosas sino por lo bueno y por lo malo, porque todo tiene un propósito a los que aman a Dios (Ro. 8:28). Pero también debemos hacerlo siempre, nuestro agradecimiento a Dios debe ser siempre, no sólo a veces o cuando es conveniente. Yo puedo estar agradecido al Señor en todo pero no siempre, y puedo inclusive agradecer a Dios por todo pero no siempre; y puedo también agradecer a Dios por todo, pero no en todo. Él espera que lo hagamos siempre, en todo y por todo. Él espera que tengamos:
Un corazón arrepentido (Hch. 2:38; 3:19)
En la vida siempre hay cosas por las que arrepentirse y esto tiene que ver con la actitud y un cambio en nuestra forma de pensar. El arrepentimiento no es remordimiento. Judas sintió remordimiento cuando supo que había entregado sangre inocente, y se ahorcó. En cambio, Pedro, después de haber negado al Señor tres veces, se arrepintió y lloró amargamente por su pecado contra Jesús.
En Navidad, Dios espera que vengas a él arrepentido y en sincera confesión le pidas perdón por todos tus pecados. La Biblia dice que Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:9).
Un corazón abierto (Ap. 3:10)
La palabra de Dios nos dice que él está a la puerta de tu corazón y llama. Pero nadie puede entrar a una casa si el dueño no abre la puerta. Jesús no puede darte su paz, su perdón y un porvenir seguro en los cielos, si tú no estás dispuesto a abrir tu corazón.
Él nos llama por medio de su Palabra y por medio del evangelio de Jesucristo, pero el corazón tiene sólo una llave y esa está del lado interior del corazón. Una de las aportaciones actuales de la Navidad es que cada uno pueda abrir la puerta de su corazón para que entre el niño del pesebre de Belén y te cambie la vida para siempre, a través de la salvación en Cristo.
Un corazón aceptable. (2ª Co. 6:2)
En Navidad el regalo más preciado que Dios tiene para ti, es el regalo de la salvación. Esa salvación que vino con el nacimiento de Jesús. A los pastores les declararon: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lc. 2: 11).
Pero nadie puede recibir un regalo si no tiene la actitud de aceptarlo. Él te ofrece el regalo más caro a cambio de tu fe en Jesús y en todo lo que él hizo por ti en la cruz. Él murió y pagó por nuestros pecados como la prueba más sublime de su amor por el pecador. La paga del pecado es muerte, más el regalo de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús.
La Biblia dice. “Si oyeres hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones” ¿Qué vas a hacer con el regalo que Dios te ofrece en Cristo? Una de dos cosas puedes hacer: recibirlo o rechazarlo. ¿Cuál será tu decisión?
Hoy, día de Reyes Magos, el propósito verdadero de estas fechas queda en el espíritu con que cada uno recibe los regalos de los serres amados y el regalo de fe de Jesús.
La vuelta de los magos. (2:12)
El texto de Mateo dice que: “los magos volvieron a su tierra por otro camino”. En aquella Navidad nadie volvió igual después de haber visto al niño rey. Sólo los que viven lejos de Dios siempre vuelven por el mismo camino. Los que están sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el mundo siguen con el mismo corazón. Cuando vivimos cerca de Jesús no podemos seguir la corriente de este mundo, que se va tras los deleites y placeres temporales para celebrar una Navidad que está fuera de los propósitos auténticos y la palabra de Dios.
Cuando los magos salieron de la presencia del rey, Dios les proveyó un medio para volver a su tierra. Esto enseña que Dios siempre provee un medio de salir de nuestros problemas.
¿Cómo será tu regreso en este día? ¿Cómo será tu vuelta al año que acaba de nacer? ¿Vas a volver por el mismo camino o dejarás que Dios te marque un nuevo camino? Jesús dijo: “Yo soy el camino”. Él es el camino nuevo y vivo que nos abrió a través de su sacrificio en la cruz. ¿Vas a volver con el mismo corazón, o con un corazón cambiado? El único medio que Dios proveyó para volver por otro camino, es el camino que Cristo nos marcó a través de su cruz.
Es la cruz de:
– Redención. (Ro. 3:24; Ef. 1:7)
– Remisión. (Mt. 26:28; He. 9:22)
– Reconciliación. (Ef. 2:16; Col. 1:20)
– Regeneración. (Tit. 3:5; Jn. 3)
– Restauración. (Lc. 23:41-43)
– Rebelión. (Lc. 23:39-41)
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