El vencedor del Supermartes
Ya pasó, tras unas semanas de carrera electoral de infarto, con viajes, mítines, y spots televisivos a espuertas, el Supermartes, 5 de febrero, pasó y dejó un resultado nítido. Sólo ha habido un vencedor claro en el día grande de las primarias, y ése ha sido John McCaine.
Ha ganado 9 Estados (Arizona, California, Connecticut, Delaware, Illinois, Missouri, New Jersey, Nueva York y Oklahoma) y se lleva 511 delegados de los que había en juego. Estos suman a los que ya tenía hasta ahora 613 delegados. Recordemos que los Republicanos necesitan 1,191 para ganar.
La victoria del Senador por Arizona lo coloca definitivamente favorito para llevarse la nominación y aspirar a la presidencia. Mitt Romney, la otra gran esperanza de los Republicanos, con una agenda ideológica más que interesante y un hombre capaz, se ha quedado escaso de delegados en este Supermartes. Ha ganado en 7 Estados (Alaska, Colorado, Massachusetts, Minnesota, Montana, Dakota del Norte y Utah) y se lleva 176 delegados, lo que le deja en el cómputo total con 269, claramente descolgado de McCain. Lo de Romney es una lástima porque tiene un gran equipo y personalmente es un líder capacitado, honesto como pocos, y un candidato coherente. Quizá es hora de ir pensando en que McCain lo elija como compañero de ticket electoral para Vicepresidente. Eso le reportaría al veterano Senador una sólida base social y de votos puramente republicanos, que no debe olvidar y sí contar con ellos.
La noche ha dejado a Mike Huckabee, que ha hecho unas primarias casi sin recursos ni medios, como exponente de lo que pueden conseguir las ideas honestas y una más que notable capacidad oratoria. El ex Gobernador de Arkansas ha ganado en 5 Estados (Alabama, Arkansas, Georgia, Tennessee y West Virginia), llevándose 147 delegados, que suman un total de 190 acumulados hasta ahora. Algunos lo proponen para que acompañe a McCain como Vicepresidente, algo que Karl Rove ha desaconsejado a McCain en su intervención en la Fox News durante la noche electoral. Huckebee tiene tantos alicientes como desventajas para integrar ese ticket. Deberá ser McCain quien dirima la cuestión porque buenos candidatos para que le acompañen no le faltan.
En cualquier caso, no todo está perdido para Mitt Romney, que aún conserva esperanzas y puede seguir luchando en las próximas primarias, aunque lo tiene muy difícil. El signo de los tiempos no le está siendo propicio en estos momentos. Hubiera podido ser un excelente Presidente, pero tal vez el país no está preparado aún para tener a Romney tras George W. Bush. Sus partidarios, que son muchos y con buenas razones, deberían preguntarse cómo servir mejor a los valores que defienden, desde la derrota o desde la Casa Blanca. Quizá desde ambos se puedan defender, al fin y al cabo, pero es evidente que con una Clinton en el Despacho Oval eso sería doblemente complicado. Desde una óptica Republicana, no parece deseable que Hillary gane sólo porque los Republicanos más puristas no lleven a su candidato ideal a la nominación final.
Entre los Demócratas, los resultados del Supermartes han dejado la contienda equilibrada, con una ligera ventaja de Hillary Clinton, pero con el aliento de Barack Obama cada vez más cerca de su cuello político. Hillary ha decepcionado en Connecticut y Missouri, y en los demás ha cosechado lo que se esperaba, en especial Nueva York y California. Tiene la nominación al alcance de la mano, pero deberá pelearla hasta el final. Texas y Ohio, con 193 y 141 delegados respectivamente, pueden determinar su suerte el 4 de marzo. O bien quedará todo para que Pennsylvania, el último big one en votar, lo haga el 22 de abril. O para que decidan los Superdelegados en la convención, una brokered convention de las que ya ni se recuerdan, lo que no hablaría de un paseo triunfal precisamente.
Por Estados, Obama se ha alzado con la victoria, llevándose 13 Estados (Alabama, Alaska, Colorado, Connecticut, Delaware, Georgia, Idaho, Illinois, Kansas, Missouri, Minnesota, Dakota del Norte y Utah), reuniendo 562 delegados; en el total lleva 765.
Hillary ha ganado en 8 Estados (Arizona, Arkansas, California, Massachusetts, New Jersey, Nueva York, Oklahoma y Tennessee), se ha hecho con 582 delegados y ya suma 845 globalmente. Recordemos que los Demócratas precisan 2,025 delegados para llevarse la nominación. Les separan, pues, 80 delegados. Algo que deja viva la elección y, en cierta manera, es una derrota para Hillary Clinton, que se las prometía ganadora por goleada hace pocos meses, y está sudando tinta para ganar. Y eso que tiene todo el apoyo del establishment del partido y buena parte de los medios de comunicación. Su agenda política, que en algunas cuestiones, hay que reconocer que es más acertada y responsable que la de Obama, no esconde ese carácter personal y esa fría ambición que dista mucho del magnetismo y el carisma de Bill Clinton. En las elecciones también juegan los sentimientos y las emociones, y ahí Hillary no transmite. Su manía de apuntar a la gente que acude a sus intervenciones públicas, como si los conociera de toda la vida, abusando en exceso de este gesto tan americano, la hace más artificial porque se ve que no es natural en ella.
Con un Barack Obama apasionado en su discurso, aunque suelta unas perlas programáticas que más vale que pula convenientemente por el bien de este país si llega a ser nominado, y lanzado con brillantez en su carrera electoral, la contienda Demócrata está igualada.
Quien hubiera dicho hace un año que esto sería así, se hubiera equivocado de pleno. Las cosas han cambiado, como ocurre a menudo en EE.UU, y ahora son los Republicanos quienes tienen un líder bien proyectado a la presidencia, y los Demócratas quienes tendrán que pelear hasta el final.
El Supermartes ha dejado el veredicto de las urnas. No es otro que una victoria contundente de John McCaine, que es el único candidato de todos que ha ganado con claridad. Su carrera hacia la Casa Blanca ha cobrado una fuerza impresionante. Pero no todo está decidido aún. Todavía quedan primarias por celebrar y puede haber cambios. No es un proceso que ya esté definido. Los Estados restantes en los que quedan primarias, deberán decidir si John McCaine logra la nominación y si será Obama o Hillary quien haga lo propio entre los Demócratas.
La próxima cita, el 12 de febrero, en Virginia (83 delegados en juego), Maryland (70 delegados) y el Distrito de Columbia (Washington D.C.). Después vendrá Wisconsin, el 19 de febrero, otro Estado clave, con sus 74 delegados. La carrera electoral no se detiene y entra en una etapa aún más decisiva y apasionante.