Una de las grandes preocupaciones actuales en materia de defensa nacional, es la seguridad de los equipos tecnológicos que se utilizan, que no sólo afecta al software sino también al hardware. Uno de los agujeros en seguridad que detecta la Inteligencia estadounidense con frecuencia es la proliferación de procesadores (chips) falsos que imitan productos avanzados de otras compañías, generalmente norteamericanas u occidentales. Estos procesadores falsificados pueden pasar desapercibidos, dado que prometen las mismas características que los originales a un precio más reducido, con lo que su nivel de introducción en equipos de todo tipo, en especial en el área de defensa, crea un enorme problema de seguridad. Además de ser una grave y desleal competencia para las compañías que fabrican el componente original, que ven cómo otras firmas copian su tecnología y la venden a un precio más reducido.

Desde Inteligencia se ha demostrado que esto ha creado un gran hándicap en seguridad, que afecta en especial al Pentágono. Este tipo de chips o procesadores, copias baratas de los originales, son en su mayoría de origen chino, y su utilización representa un riesgo enorme para la seguridad de los sistemas informáticos del país.
Por esta razón, desde el Pentágono se está impulsando el proyecto para integrar ADN en los procesadores destinados a sus equipos informáticos. De esta manera se podría hacer frente a los chips falsificados, que en muchas ocasiones contienen sistemas espías o no funcionan correctamente. Es una de las soluciones en las que se está trabajando para evitar el espionaje y el sabotaje de sistemas de defensa a través de sus procesadores.

Por ahora, la compañía Applied DNA Sciences ya ha llevado a cabo algunas pruebas en las que se utiliza ADN de plantas para identificar procesadores originales o falsos, lo que permitiría detectar los equipos infiltrados, en donde se realicen los robos de datos o un control de forma remota. El proyecto consiste básicamente en incorporar ADN vegetal a los procesadores, de manera que se pueda identificar su autenticidad y procedencia con mayores garantías de seguridad. Para comprobar la validez y autentificar los componentes, sólo sería necesario realizar un proceso de escaneo, en el que se podría confirmar la originalidad o falsificación de los procesadores. Esto permitiría elevar las garantías de seguridad de todos los equipos y componentes destinados a programas sensibles de defensa e Inteligencia.
Esta innovación no sólo será determinante para el Pentágono sino también para toda la industria estadounidense, que podría beneficiarse de sus múltiples ventajas para detectar las copias falsas.