Dejemos las cosas claras desde el principio. Este es un artículo que defiende el derecho del escritor a cobrar por su trabajo. Es triste que a estas alturas del siglo XXI haya que justificar esto, pero viendo cómo está el panorama lleno de sinvergüenzas que roban a los autores, hay que hacerlo sí o sí. Lo ha leído bien, que roban a los autores. Los editores, que se quedan con más beneficios de lo que es justo; los distribuidores, que confiscan beneficios de forma salvaje en base a su monopolio y su control del sistema; las librerías, que hacen y deshacen a su gusto, llevándose su buena tajada económica sin apoyar realmente una cultura plural; muchos lectores, que piratean y descargan ilegalmente todos los libros que pueden sin pasar por taquilla, ventanilla o como quiera llamarlo, o sea, que se los llevan de gorra por toda la cara. Así, en plan jeta total, sin mala conciencia. Roban porque pueden y nadie les afea el gesto en unas sociedades que están patas arriba.
Porque la situación es como es en países como España, paraíso del pirateo, hay que levantar la voz sin miedo, sobre todo cuantos tenemos algo que decir en este asunto. Muchos escritores se callan o hacen la vista gorda con el tema en un intento de congraciarse con el público y dárselas de buen rollo. No es mi caso. Siempre he defendido que los autores son los verdaderos perjudicados de un sistema en el que muchos (no todos, afortunadamente) intentan pasar por alto el gesto de pagar un libro, que es lo justo. Y hay que decirlo claro: oiga, hay un montón de gente que trabaja y vive de los libros, no sólo el autor sino también correctores, maquetadores, ilustradores, publicitas, traductores, etc.

Parece mentira que haya que estar defendiendo el derecho del escritor, y de todos estos profesionales, a cobrar por su trabajo. Pero hay que hacerlo, repetida e insistentemente, para que los ladrones que piratean y se pasan por el forro los derechos de los demás, sepan que lo que hacen está muy mal, que es ilegal, y que desde luego en lo que dependa de un servidor, haré todo lo posible para que lo paguen muy caro. Es lo que tiene ser sinvergüenza, se termina pagando quieras o no, tarde o temprano.
Es una cuestión de educación simple y llanamente. De tenerla o no tenerla. Si quieres leer un libro, págalo. Es así de simple. O te encontrarás con que un día tampoco te pagarán por tu trabajo. O tu pensión. O tu subvención. O lo que sea. Un día no muy lejano, por cierto.
Defender que los escritores cobren por su trabajo, es defender que puedan seguir escribiendo, que un lector pueda seguir leyendo y que haya una cultura plural y para todos. Es defender lo justo.
Un colectivo como el de escritores necesita hacer escuchar su voz en este tema, algo que apenas hacen o hacemos unos pocos a título individual y a riesgo de recibir críticas furibundas y malas miradas de todas partes.

No me sirven ni una sola de las razones de los que justifican el pirateo de libros. Igual piratean a una editorial grande que a un autor que intenta abrirse camino o a una editorial pequeña que lucha por sobrevivir. O estás con quien defiende la cultura gratis o con quien defendemos lo que es justo.
Como dice el refrán: no se puede estar en misa y repicando. En lo que a mí respecta, si no va a pagar por mis novelas, prefiero que pase de largo y no me lea. No trabajo muy duro para que un o una sinvergüenza lea gratis. Con mi trabajo no, gracias.
Es hora de que los escritores dignifiquen su trabajo con precios justos, no que regalen sus escritos o los medio regalen. ¿Dónde tienen la dignidad y el orgullo?
Si no defendemos lo justo ahora, podríamos terminar en un futuro cercano con gente comentando: ¿Has visto? Escritores que cobran. ¡Válgame Dios, dónde vamos a llegar!