La promoción editorial
Cuando tratamos acerca de libros, la publicación no es el gran obstáculo que fue en otros tiempos pasados. Ahora, es la promoción lo que se ha convertido en la piedra angular para lograr hacer visible un libro entre el mar de novedades que aparecen cada año. Sólo en España más de 60.000 títulos al año. Una enorme colección de papel, eso sin contar las ediciones digitales, que es como para atragantar a más de uno.
La clave es conseguir que los lectores conozcan el libro que se desea promocionar, lo que obliga cada vez más a campañas innovadoras, originales y a agudizar el ingenio. En estos tiempos de Internet, de crisis, de periodistas saturados y periodistas pasotas, de nuevas tecnologías y de aluvión de autores y libros, no es nada fácil conseguir una buena promoción. Por supuesto, las diferencias en este aspecto son evidentes. No tienen las mismas oportunidades de promoción una pequeña editorial independiente que un conglomerado editorial poderoso, la repercusión no es igual en un medio de comunicación tradicional (prensa, radio o TV) que en un blog de Internet.
Hoy más que nunca es importante que el periodista cultural lea el libro que va a ser promocionado, que capte su esencia y lo entusiasme, de lo contrario la falta de compromiso deja noticias huecas y vacías. La implicación y el interés del periodista cultural o de la persona encargada de canalizar la promoción es fundamental para trasladar el entusiasmo por un libro, pero eso no es fácil conseguir; muchos periodistas ni siquiera leen ya las novedades que reciben y se limitan a promocionar los títulos de un grupo reducido de escritores bien “conectados”.
La seducción de un libro debe residir en sí mismo, en sus páginas, no en si la editorial que lo publica invita a los periodistas culturales a un viaje turístico, a una comida de negocios, una fiesta o cualquier otro “regalo”. Ahora que esas prácticas, tan habituales entre los grandes grupos editoriales, marcan la pauta, necesitamos devolver al libro al centro de la escena y su protagonismo. Una promoción sincera y honesta empieza con el entusiasmo leyendo una novedad. O debería. Si la prensa y el sector editorial quieren recuperar credibilidad deben desterrar esas prácticas que incluyen regalos, viajes gratis, comidas, etc, como estrategia de promoción entre los periodistas culturales.
También las estrategias orientadas hacia los libreros y lectores necesitan de una renovación que recupere al libro y su calidad como soporte esencial de la promoción, lejos de amiguismos, compra de voluntades, etc. Una buena promoción incluiría a los libreros y puntos de venta como impulsores de la novedad editorial, pero debería ser en base a la calidad de cada libro y su potencial de ventas, no del habitual compadreo e intercambio de favores.
La promoción editorial es hoy el gran desafío para poder llegar a los lectores, sus caminos necesitan de innovación e imaginación, de una nueva pasión por los libros que contagie a toda la cadena, desde autores, editores, publicistas, expertos en marketing, distribuidores, periodistas y libreros.