Lobos grises mexicanos
Los programas de reintroducción de lobos en su medio natural han sido algunos de los más exitosos en Estados Unidos. A finales de octubre se realizó otra puesta en libertad de cinco lobos mexicanos criados en cautividad en la sierra situada al sur de la frontera entre Estados Unidos y México, y que forma parte de una gestión para reintroducir esta especie en su hábitat tradicional. Los responsables del Programa Lobo de reintroducción de la especie confían que esta liberación ayudará a mantener la población de lobos grises mexicanos que ha sido restablecida en los estados de Nuevo México y Arizona en los últimos 13 años, concretamente en Blue Range, y que es el mayor esfuerzo para devolverlos a su espacio natural, de donde desaparecieron hace décadas.
Sin embargo, queda un largo camino para lograr que estas poblaciones de lobos grises mexicanos aumenten y se consoliden, como lo han hecho otros grupos de lobos grises en el resto de Estados Unidos. Y en ese camino las decisiones políticas que afecten a estos animales serán decisivas, de ahí la necesidad de vigilarlas a ambos lados de la frontera.
En esta ocasión, las autoridades mexicanas liberaron a tres hembras de 11, 4 y 3 años, y a dos machos de 3 años en las Montañas de San Luis, en Sonora, y cada animal lleva un collar con sistema controlado por satélite GPS que permitirá ubicarlos geográficamente.
La implementación de estos programas permite ampliar la población de especies en peligro de extinción de manera gradual, logrando una reproducción exitosa, algo que se ha comprobado especialmente en el caso de los lobos grises.
La reintroducción de esta especie en la frontera suroeste es vital porque los lobos grises mexicanos juegan un papel importante en el control de especies como los coyotes, liebres, pequeños roedores y reptiles, así como de los venados y pecaríes, entre otros; además, permiten que se recupere la vegetación de la zona. Un papel de equilibrio natural y de mantenimiento de ecosistemas sanos muy importante que sin los lobos se ve afectado de forma devastadora para la cadena ecológica y que también afecta al ser humano en última instancia.
La repoblación de esta especie en su hábitat natural es un proceso que lleva pocos años en México y que en Estados Unidos se inició en 1998. La distribución histórica del lobo gris mexicano en México radica en los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, el Bajío y la Meseta Central, llegando incluso hasta Oaxaca, aunque hoy día es nula, y en Estados Unidos se halla en Arizona, Nuevo México, sur de California, Nevada y Texas.
El programa se ha visto inmerso en estos años en continuas batallas legales, cazas furtivas y obstáculos de todo tipo, pero es la última esperanza de recuperación de la especie en libertad en este hábitat natural fronterizo y de su éxito dependerá la presencia y expansión del lobo gris mexicano en sus territorios históricos.
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