Artes gráficas e impresión de libros
La crisis que ha devastado el sector editorial en todo el mundo, lo mismo en Estados Unidos que en Europa (España incluida), tiene una víctima de la que apenas se habla: las artes gráficas y todos los oficios ligados a la misma. En el caso de España, este sector ha perdido un 30% de mano de obra. Cada vez más editoriales imprimen sus libros fuera de España, bien en China, india, etc, donde la mano de obra es más barata y los costes generales son menores.
Es la doble o falsa moral de quienes abogan por editar en papel, pero no contribuyen a mantener los puestos de trabajo en su propio país. Lo vemos tanto en Estados Unidos como en España. Editoriales que no dudan en exportar sus empleos a otros países con tal de ahorrarse unos dólares o euros.
Por esas políticas, han cerrado muchas empresas de artes gráficas y están en riesgo oficios tradicionales como el de plegador. Los datos son escalofriantes porque detrás de ellos hay personas. Les apunto los correspondientes a España: de 2008 a 2015 cerraron 4.000 empresas del sector y la mano de obra se ha reducido un 30%, según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas.
Estas cifras colocan a España como el tercer país europeo con más despidos en el sector, sólo por detrás de Grecia y Reino Unido.
Por supuesto, no toda la culpa es de las editoriales, que lógicamente buscan reducir sus costes todo lo posible para sobrevivir en un mercado muy competitivo y difícil. También la falta de demanda de los lectores de ejemplares impresos en papel está detrás de esta gran crisis. Las ventas de libros en papel se han reducido de forma alarmante, de modo que las editoriales han reducido las tiradas de ejemplares. Una cosa lleva a la otra. A menos ventas, menos oferta y menos ejemplares. Conclusión: menos papel, artes gráficas en crisis y empleos eliminados o enviados a China sin ningún pudor.
Como en otros productos, los libros han repercutido la crisis con una bajada en la calidad del papel (también de los contenidos, pero ésa es otra historia…). La calidad del papel, el número de páginas, el acabado y el tamaño influyen en el presupuesto de impresión, de manera que el abaratamiento que buscan las editoriales (salvo unas pocas excepciones) ha repercutido en la calidad de los libros.
La crisis económica mundial ha impactado en los libros. Todo el proceso de edición, afectado por recortes, se ha llevado por delante ese plus de calidad que le ponen los escritores, los editores, los empleados de artes gráficas, los traductores, los correctores, los ilustradores y los maquetadores, entre otros, que están bien pagados y no explotados.
La competencia desleal de los talleres e imprentas de China, India, etc, que no cumplen convenios laborales ni normativas medioambientales estrictas, están hundiendo a base de bien estos sectores en España, Estados Unidos y otros países occidentales que se dejan seducir por los presupuestos bajos. Muchas veces sacrificando la calidad de los libros y, por descontado, el apoyo a las industrias nacionales.
Esta situación ha llevado al cierre de empresas como Everest, un clásico en la edición española, al que las imprentas chinas han abocado al cierre con sus exportaciones de cuentos impresos en el país asiático. Y no es el único caso de competencia apoyada en las imprentas chinas, indias y de países con menores costes.
Las editoriales que apoyan las artes gráficas en España, en Estados Unidos y en los países donde venden sus ejemplares, ésas son las que realmente contribuyen al crecimiento y mantenimiento de un sector con una larga tradición de calidad y a que oficios milenarios no se pierdan.
Esto es como aquello de los zapatos italianos, con ese plus de calidad que ofrece la industria italiana. Usted (y yo) los queremos hechos a mano en Italia. Los libros, es lo mismo: usted los quiere editados en el país donde los va a leer, ya sea en España, Estados Unidos u otro, con el plus de calidad, de compromiso y prestigio que ello conlleva. Porque estos detalles también importan. Y mucho.