Durante los dos últimos años una de las alertas de la comunidad de inteligencia estadounidense ha señalado el peligro que implican alrededor de 2.000 productos de fabricación china, que son defectuosos y copias de productos originales. Los lobbys chinos han trabajado intensamente para restarle importancia o negarlo, pero lo cierto es que sus riesgos son evidentes y amenazan el desarrollo de sectores industriales completos en Estados Unidos, entre ellos el sector militar, que es el que más nos preocupa por sus implicaciones en la seguridad nacional.
Ya no se trata de la retirada de supresores de tensión chinos que provocan incendios en los hogares, y otros productos falsificados, sino de piezas de alta tecnología militar que son empleadas en operaciones militares estadounidenses. Los informes y testimonios presentados ante el Comité de Inteligencia del Senado sirvieron para poner en conocimiento de los responsables políticos las investigaciones realizadas y que han revelado que algunos contratistas de Defensa han comprado en los últimos años muchos de sus componentes importantes a empresas de Estados Unidos que, a su vez, los adquirieron de fabricantes chinos, quienes nunca los sometieron a las pruebas pertinentes antes de entregarlos a los militares estadounidenses como señalan los contratos.

La inteligencia estadounidense ha concluido sin asomo de duda que China es el epicentro del comercio mundial de las falsificaciones y el principal foco de riesgos para nuestra industria militar. El hecho de que durante este tiempo las autoridades chinas hayan negado el acceso a las empresas y fábricas chinas, señala una connivencia política de alto nivel que no debemos pasar por alto.
Armamento de todo tipo se ha visto afectado por las falsificaciones chinas, por ejemplo los helicópteros SH-60B, AH-64 y CH-46 o los aviones C-17, C-130J, C-27J y el P-8A. Necesitamos evitar sucesos como el de hace años con la compra de 59.000 microchips falsificados a China para el uso en buques de guerra, aviones, misiles y sistemas antimisiles, que afortunadamente se descubrió a tiempo que eran falsos. Aún hoy sabemos que algunos chips falsificados lograron entrar en ordenadores que controlan aviones de combate, barcos, submarinos y redes de comunicaciones. Los fallos no son los únicos riesgos por falsificaciones baratas chinas sino también la posibilidad de que esos productos puedan dar acceso a China a los sistemas de seguridad de Estados Unidos. Algo intolerable.

Las investigaciones de la inteligencia estadounidense han puesto al descubierto la falsificación de los componentes electrónicos utilizados por corporaciones como Boeing, Lockheed Martin y Sikorsky, quienes pueden estar utilizando alrededor de un 70% de piezas falsificadas en China, Gran Bretaña y Canadá. Los eslabones que hay que vigilar son esos productos falsificados adquiridos a los grandes productores de armamento que, a su vez, los compran a subcontratistas que operan en el mercado chino, donde las piezas electrónicas falsificadas se venden abiertamente. Desde la inteligencia se ha advertido sobre la necesidad de conocer más información sobre cuántos componentes pirateados se encuentran en nuestros sistemas de armas y afrontar los riesgos de espionaje y fallos que implican.
En esta cuestión no podemos aplicar el “comprar cuanto más barato mejor” que se extiende por las sociedades modernas porque hay situaciones a vida o muerte en juego y también la propia seguridad nacional, que no puede verse sometida a recortes o componendas políticas. Por esta razón, necesitamos implementar completamente la Ley de Autorización de Defensa Nacional, firmada por el presidente Obama el 31 de diciembre 2011, cuyo objetivo es prevenir la penetración de componentes electrónicos falsos en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, y que no sea mero papel mojado, pero también aplicar los recortes presupuestarios previstos en defensa con criterios profesionales y no políticos.
Evitar las falsificaciones y apostar por componentes de calidad siempre nos va a salir a cuenta y eliminaremos en última instancia riesgos y gastos adicionales por amenazas sobrevenidas.