Defensa de la naturaleza
Hoy, como siempre, hay valores que merece la pena defender y que están al margen de controversias e ideologías. En estos tiempos en los que el progresismo ha destruido valores importantes o está camino de fulminarlos con su batiburrillo de buenas intenciones que esconde una enorme miseria intelectual y moral, se alza como un valor fundamental y que aglutina a personas de diferentes ideologías la defensa de la naturaleza. Defender ésta debe ser un criterio universal y al margen de tendencias políticas e ideológicas.
Durante mucho tiempo la izquierda se ha apoderado del discurso ecológico, como si sólo ellos se preocuparan del medio ambiente, cuando esto no es así. Históricamente, ha habido personas defensoras de la naturaleza de toda ideología. Por eso conviene sacar la defensa de la naturaleza del debate político e ideológico.
A todos nos interesa defender que tengamos garantizado el acceso a agua potable y saludable; a un aire más limpio; a un entorno natural cuidado que revierta en nuestra salud; a fuentes de energía más seguras; a gestionar la basura y los desechos industriales de forma que no perjudiquen los ecosistemas ni la salud de la población; a defender especies fundamentales en la cadena ecológica y evitar el tráfico y la caza de especies de alto valor.
La defensa de la naturaleza debería ser un valor en alza que nos una más que nos separe, que logre la participación de los ciudadanos en el cuidado y el respeto medioambiental y de la naturaleza. Por encima de otras batallas también justas, la defensa de la naturaleza debería ser punto de encuentro y una meta prioritaria para todo el mundo. Como sociedad y como individuos tenemos planteado en la defensa de la naturaleza el desafío más urgente. Alertar sobre los riesgos de la alta contaminación de las ciudades, la presión y explotación humana sobre los ecosistemas terrestres y acuáticos, la extinción de especies, la generación de residuos y la divulgación extensa de todo lo que rodea a la naturaleza y su fauna, son tareas inaplazables y a las que debemos prestar toda nuestra tención y esfuerzos.