Voto hispano
La motivación y movilización de los votantes hispanos es la batalla decisiva en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos. Las cifras son elocuentes. Hay 28,4 millones de hispanos con derecho a voto en las próximas elecciones presidenciales, de los cuales se espera que voten 13 millones. Elevar esa cifra depende de que los candidatos logren su movilización en las urnas.
De forma gradual, pero imparable, la comunidad hispana se ha posicionado como el electorado decisivo que, con su voto, inclina la balanza hacia unos candidatos u otros.
El Partido Demócrata siempre ha sido consciente de esta realidad y corteja el voto hispano. Algo que también está haciendo ya el Partido Republicano, que además cuenta con la ventaja de tener en liza a dos candidatos de origen hispano: Marco Rubio y Ted Cruz. Y dos candidatos como Donald Trump y John Kasich, capaces de atraer votos hispanos republicanos y demócratas por igual.
Cualquier estrategia electoral en la actualidad pasa por atraer a los votantes hispanos, y aquellos candidatos que se olviden de sus problemas y aspiraciones, lo pagarán muy caro en las urnas. En 2016 el voto hispano será aún más decisivo para ganar las elecciones presidenciales. Desde el Partido Republicano necesitarán atraer a un 40% de ese electorado, como mínimo, para tener opciones de triunfo.
El voto es fundamental para que los hispanos luchen por sus derechos y necesidades, de ahí la importancia de que nuestra comunidad se exprese en las urnas, ya sea en un sentido u otro.
Es el camino correcto para lograr una reforma migratoria justa y equilibrada; una educación de calidad que permita seguir avanzando y buenas oportunidades laborales para la comunidad hispana; reformas que hagan posible el acceso a la mejor atención médica; oportunidades de empleo; e impulso al emprendimiento, entre otros temas que preocupan a los hispanos.
Según diversos sondeos nacionales, la intención de voto hispano ha bajado su preferencia por los demócratas y aumentado por los republicanos; un aumento que debe continuar si queremos a un presidente republicano solvente en la Casa Blanca, con capacidad de liderazgo y que se preocupe de verdad por los problemas hispanos y que sea un buen gestor.