Las relaciones de Trump
Lo sé, ya le está goteando el colmillo al leer el título de este artículo. Las relaciones de Trump, aquí hay chicha. Esto debe ir de las relaciones de Trump con las mujeres, las acusaciones de Stormy Daniels, entre otras aprovechadas de la vida, y demás historias sensacionalistas.
¡Vaya chasco se va a llevar! Porque esto va de las relaciones del presidente Trump con el mundo y los presidentes y primeros ministros de otros países. Las recientes visitas de Emmanuel Macron, presidente de Francia, y de Angela Merkel, la canciller alemana, han situado en perspectiva cómo trabaja Trump y la importancia que concede a las relaciones políticas internacionales, a la química personal con otros líderes y al magnetismo de su personalidad arrolladora, capaz de lograr lo que ningún otro presidente ha logrado en las últimas décadas. Por ejemplo, que Kim Jong-Un firme un tratado de paz con Corea del Sur y se siente a negociar la desnuclearización de su régimen. Un logo histórico que acaba con uno de los conflictos más largos y potencialmente más peligrosos del mundo. Y es mérito de Trump. Lógico que se esté pidiendo el Nobel de la Paz para él. Aunque, bien mirado, el premio en realidad es la paz.
La sintonía personal es un factor determinante para tratar con Trump. No es la falsedad de una educación y cortesías fingidas lo que le importa a este presidente, sino la autenticidad de las reacciones, las convicciones, las emociones y los sentimientos. Por eso Trump se lleva de maravilla con Macron, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y la primera ministra británica, Theresa May, pero mantiene una relación fría con Merkel. Pese a algunas diferencias normales, Macron, Netanyahu y May son sinceros. Merkel es una falsa y prepotente, y Trump lo percibe desde el primer momento.
El presidente Trump coloca los intereses de Estados Unidos primero. Por eso, aunque mantiene una buena sintonía personal con líderes como Putin, no duda en aplicar sanciones y adoptar medidas contra Rusia si va en interés de nuestra nación.
En las relaciones internacionales de Trump hay prioridades y objetivos estratégicos a alcanzar. Un comercio mundial más justo y recíproco es uno de los más importantes porque en ese campo se juega la prosperidad actual y futura del país. El cerco al régimen iraní, que sigue financiando y apoyando el terrorismo internacional y los ataques a Israel, es otro de los campos de batalla. El denominado Plan de Acción Conjunto (JCPOA) será el siguiente tratado que pasará por la trituradora de Trump para adoptar un plan justo y efectivo, no meros artificios de cara a los medios de comunicación.
Trump está a un paso de lograr uno de los mayores éxitos de Estados Unidos a nivel internacional: la desnuclearización de Corea del Norte y la eliminación de esta amenaza para la paz mundial. Es un avance similar al logrado por Reagan al conseguir la caída del muro de Berlín y del régimen comunista de la Unión Soviética. Donde la prensa y los medios atizaban los miedos para atacar a Trump, el presidente les endosa una victoria colosal. Y lo hace a su estilo, sin aplicar manuales de diplomacia o políticos y sin necesitar a la prensa para nada. Al estilo Trump.
Las relaciones internacionales del presidente conservador se centran en lograr avances tangibles y hechos. Una vez derrotado el Estado Islámico, el objetivo es eliminar las últimas células yihadistas en la frontera de Siria e Irak. El presidente acaba de aprobar una estrategia que incluye nuevas operaciones militares y de inteligencia para seguir avanzando en la destrucción del ISIS por completo. Esto es otro ejemplo de relaciones internacionales prácticas con nuestros aliados en la zona. Estados Unidos completará la tarea.
Las relaciones de Trump con líderes de otros países tienen un punto de partida importante en la sintonía personal. Una sintonía que nace de la autenticidad. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presente chino, Xi Jinping, son ejemplos de buen entendimiento con el presidente, que está dejando en feo y en ridículo a todos los que auguraban el fin del mundo bajo su presidencia y lo criticaban por inexperto y otras mil tonterías más. ¿Por qué? Porque Trump tiene una capacidad infinita para las relaciones internacionales. Es un mago de las relaciones. Y lo demuestra cada día en su desempeño como presidente de todos los estadounidenses.