Lobos y perros
Una de las cuestiones que siempre ha estado en estudio y debate es por qué a los lobos no se les puede domesticar y a los perros sí. Una interesante teoría de la bióloga evolutiva Kathryn Lord, de la Universidad de Massachusetts Amherst, explica que la razón se encuentra en las primeras experiencias sensoriales que tienen estos animales y su período crítico de socialización, de acuerdo a esta nueva investigación que ha realizado y cuyos detalles aparecen publicados en la revista Ethology.
Es conocido que los perros y los lobos son genéticamente muy similares, de hecho se cree que aquellos son descendientes de éstos, y para los biólogos siempre ha sido difícil comprender por qué los lobos permanecen siempre salvajes mientras que los perros se domestican y se convierten en el mejor amigo del hombre.
Lo cierto es que hasta ahora, se sabía muy poco sobre el desarrollo sensorial en los cachorros de lobo y muchos supuestos fueron extrapolados de lo que se conocía sobre los perros. Kathryn Lord estudió las respuestas de siete cachorros de lobo y 43 cachorros de perro (border collies y pastores alemanes) ante los olores, sonidos y estímulos visuales tanto conocidos como nuevos, y puso a prueba a los animales cada semana. El resultado es que todos desarrollaron sus sentidos al mismo tiempo, pero también reveló nueva información sobre cómo las dos subespecies de Canis lupus experimentaban su entorno durante una ventana de desarrollo de cuatro semanas llamada período crítico de socialización. Durante este período, los cachorros de perro y de lobo empiezan a caminar y explorar sin miedo y conservan durante toda su vida la familiaridad con las cosas con las que tienen contacto en ese tiempo. Los perros domésticos son acostumbrados a tratar con los seres humanos, caballos, gatos y otros animales, y se sienten cómodos con ellos para siempre. Pero a medida que avanza el período, el miedo aumenta y después de que se cierre esa ventana de socialización, las nuevas visiones, sonidos y olores provocarán una respuesta de miedo.
Mediante sus observaciones, Kathryn Lord confirmó que tanto los cachorros de perro como los de lobo desarrollaban el sentido del olfato a la edad de dos semanas; el del oído, a las cuatro semanas y la visión a las seis semanas como promedio general. Sin embargo, estas dos subespecies entraban en el período crítico de socialización a diferentes edades. Los perros comienzan esa etapa a las cuatro semanas, mientras que los lobos lo hacen a las dos semanas. Por lo tanto, cada subespecie experimenta el mundo durante ese mes tan importante de forma muy diferente y esto probablemente lleva al desarrollo de distintos patrones de desarrollo y comportamiento. Según Lord, los cachorros de lobo son todavía ciegos y sordos cuando empiezan a caminar y explorar su entorno con dos semanas de edad. Esto nos demuestra su valentía ya desde cachorros a pesar de todo. Kathryn explica que: «Cuando los cachorros empiezan a escuchar, tienen miedo de los sonidos nuevos, y cuando comienzan a ver también temen los nuevos estímulos visuales. A medida que cada sentido es empleado, los cachorros experimentan una nueva ronda de perturbaciones sensoriales que a los cachorros de perro no les afecta».
Entretanto, los cachorros de perro sólo comienzan a explorar y caminar después de que los tres sentidos, el olfato, el oído y la vista hayan empezado a funcionar. En general, según Lord: «es bastante sorprendente cuán diferentes son perros y lobos entre sí a temprana edad, teniendo en cuenta lo cerca que están genéticamente. Una camada de cachorros de perro con dos semanas es incapaz de levantarse o caminar. Pero los lobos de esa edad ya están explorando activamente, caminan enérgicamente con una buena coordinación y empiezan a ser capaces de subir pequeñas colinas».
Estas diferencias en el desarrollo de lobos y perros hacen que su capacidad para formar lazos sociales entre especies, especialmente con seres humanos, también sea muy distinta. La bióloga cree que la información que ha obtenido con su investigación podría tener implicaciones para la gestión de las poblaciones de lobos salvajes y cautivos, y muy probablemente así sea.
Kathryn explica que: «Los datos ayudan a explicar por qué, si quieres socializar a un perro con un humano o un caballo, necesita 90 minutos entre las edades de cuatro y ocho semanas. Después de eso, un perro no tendrá miedo de los humanos o de cualquier otra cosa que le haya presentado. Eso sí, construir una relación verdadera toma más tiempo. Pero con un cachorro de lobo, lograr eliminar el mismo nivel de miedo requiere 24 horas de contacto inicial antes de la edad de tres semanas, e incluso entonces no se obtendrá el mismo apego».
Es una investigación con datos reveladores que nos acerca un poco más a estas dos especies fascinantes que son los lobos y los perros.
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