Todos los animales son excelentes indicadores de la salud de los ecosistemas. En el caso de las mariposas nos señalan también el nivel de biodiversidad de los mismos y las tendencias de los insectos. Son especialmente sensibles a los cambios y las amenazas, por eso no extraña en absoluto lo que refleja un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), que concluye que la población de mariposas ha disminuido drásticamente, casi un 50%, entre 1990 y 2011. Un dato enormemente preocupante por las lecturas que ello tiene. La investigación está realizada en base a un análisis de 17 especies de mariposas y recopila información de los sistemas nacionales de vigilancia de mariposas en 19 países de Europa. De las 17 especies estudiadas, ocho han disminuido en Europa, dos se han mantenido estables y sólo una ha crecido en población. Las mariposas examinadas en este informe incluyen la mariposa azul común (‘Polyommatus Icarus’), que ha disminuido de manera sustancial; la ‘Lulworth Skipper’ (‘Thymelicus acteon’), que presenta una tendencia inestable en las dos últimas décadas; y la mariposa de puntas naranjas (‘Cardamines anthocharis’), que se mantiene estable.
La gravedad del asunto es extrema porque su descenso alarmante indica claramente el empobrecimiento de sus hábitats, sin los cuales muchas de estas especies de mariposas desaparecerán irremediablemente. No es una pérdida baladí, ya que las mariposas y otros insectos son esenciales para desarrollar la polinización en los ecosistemas naturales y en la agricultura. Su extinción provocaría un desorden natural que afectaría a toda la cadena ecológica.

Según los análisis de quienes han estudiado el tema, las causas que afectan a las poblaciones de mariposas de pradera son los cambios climáticos, la intensificación de la agricultura, los pesticidas invasivos que se usan frecuentemente en los sistemas de agricultura intensiva, y las tierras abandonadas. En todos los casos se degrada profundamente el hábitat en el que viven. Hay un dato escalofriante: en algunas regiones del noroeste de Europa, estas mariposas de pradera sólo encuentran las condiciones para vivir en los arcenes de las carreteras, las vías de ferrocarril abandonadas, áreas urbanas o reservas naturales. Y cada vez más deben desplazarse hacia el norte. En cualquier caso, cada vez son menos y viven en peores condiciones. Por ello este informe hace hincapié con acierto en mantener el estado de las praderas de forma adecuada y para ello es imprescindible unas correctas políticas medioambientales y de agricultura, que tengan entre sus objetivos conservar y expandir la biodiversidad en los próximos años y no sólo evitar su pérdida acelerada o priorizar la agricultura intensiva.
Son objetivos irrenunciables si queremos detener los cambios en los ecosistemas europeos, que se están produciendo a una velocidad vertigiosa, nunca antes vistos.