Las elecciones que se han celebrado este pasado martes 5 de noviembre nos han dejado algunas consecuencias que para cualquier analista político no deberían pasar desapercibidas. La principal de todas ellas es, sin ninguna duda, la reelección del Gobernador de New Jersey, el republicano Chris Christie, que con su victoria aplastante con un 60% de los votos en un estado tradicionalmente demócrata coloca a Christie como uno de los favoritos para la carrera electoral a las presidenciales de 2016, para las que ya están tomando posiciones los probables candidatos.
Chris Christie, con un conservadurismo moderado, está marcando la línea de crecimiento electoral para el Partido Republicano y ha demostrado que puede lograr todo tipo de votos y ganar cómodamente una elección presidencial. Este norteamericano carismático, de verbo fácil, franco, directo, hábil en el debate y demoledor en la argumentación, ha conseguido que le voten ciudadanos de todas partes, de las poblaciones rurales, las ciudades y los suburbios, ha arrastrado votos de los jóvenes, de la gente madura y de los jubilados, de los ricos y los menos favorecidos. Los datos no mienten: ha ganado entre los hombres por 28 puntos de diferencia y entre las mujeres por 15 puntos; entre los conservadores la diferencia es abismal: 86%-13% y entre los moderados muy notable: 61%-37%; hasta el voto liberal se lo ha llevado Christie en gran medida: un 31%.

Sus registros están echando a temblar a los demócratas y a algunos colegas republicanos del Tea Party y aledaños: se ha llevado con soltura el 93% de los republicanos registrados, el 66% de los independientes, y el 32% de los demócratas (verlo para creerlo). Un político moderado que logra votos y pesca apoyos en todas partes (republicano en este caso). Esta película nos suena, ¿verdad? Reagan, Clinton, Bush, Obama…
Se ha llevado votos de los más adinerados y de los que ingresan menos, de los titulados universitarios y los que vieron las Universidades…de lejos, de los católicos y los protestantes…si hasta 3 de cada 10 ateos le han votado. Más datos reveladores: ha ganado el 21% del voto negro y el 51% del voto hispano. Ahí es nada. Credenciales presidenciales en toda regla. Quien lo mejore que dé un paso al frente. Su reelección victoriosa, por sus connotaciones, ha sido la gran noticia de las elecciones en este noviembre de 2013, dejando al margen la aplastante victoria de Bill de Blasio como alcalde de Nueva York, con un 73% de los votos, que recupera la alcaldía para los demócratas después de 20 años en manos de los republicanos, la del demócrata Terry McAuliffe como Gobernador de Virginia, la de Mike Duggan como el primer alcalde blanco en 40 años en Detroit, la reelección de Tomás Regalado como alcalde de Miami, o la victoria de Martin Walsh como alcalde de Boston, cuyo alcance en estos casos se limita a su espacio geográfico, sin más consecuencias nacionales.

No sorprende que el excandidato presidencial Mitt Romney haya declarado en una entrevista en la cadena NBC que Chris Christie puede ser la garantía de éxito electoral en 2016 que el Partido Republicano necesita, por delante incluso de buenos candidatos como Ted Cruz, Rand Paul, Marco Rubio o Jeb Bush. Sus palabras han sido: «Chris podría fácilmente convertirse en nuestro nominado, salvar a nuestro partido y ayudarnos a devolver a este país al camino correcto de nuevo. No se puede encontrar a alguien mejor que Chris Christie (…) sobresale como una de las luces más brillantes en el Partido Republicano».
Chris Christie ha confirmado lo que ya se veía venir, su inmejorable tarjeta de visita para una más que probable entrada en liza en las presidenciales de 2016.