Ofensiva en Afganistán
Con un retraso de tres meses, el presidente Barack Obama ha dado respuesta a la necesidad de una nueva estrategia para Afganistán, que le venía reclamando el general McCrystal con insistencia. Ha tardado, pero ha llegado y debemos felicitarnos por la decisión del presidente, que ha escuchado a sus consejeros que más conocen este tema para adoptar una decisión equilibrada y correcta. Quedan muchos detalles por determinar, pero el enfoque es el adecuado, y justo es reconocerlo.
Por fin, en un esperadísimo discurso en el auditorio Eisenhower, de la Academia de West Point, ante los cadetes militares, ha anunciado el envío de 30.000 soldados más, con la esperanza de que esta nueva ofensiva permita alcanzar los objetivos cuanto antes y establecer un repliegue de tropas para mediados de junio de 2011.
Obama ha dicho que: «El peligro no hará más que crecer si la región retrocede y Al Qaeda puede operar con impunidad (…) por ello he decidido que es en nuestro interés nacional vital el enviar 30.000 soldados estadounidenses adicionales a Afganistán (….) Estos refuerzos nos ayudarán a crear las condiciones para que EEUU pueda transferir la responsabilidad a los afganos y que las fuerzas locales puedan hacerse cargo de la seguridad de su propio país, el objetivo final en la guerra (…) He tomado esta decisión porque considero que la seguridad de Estados Unidos está en juego en Paquistán y Afganistán, el epicentro del extremismo violento que practica Al- Qaeda”.
De acuerdo a los planes hechos públicos por Obama, las tropas que se enviarán, tendrán como misión detener el terrorismo y debilitarlo de forma que el gobierno afgano tenga ocasión de asentarse y proporcionar seguridad a los centros de población claves.
Obama ha dejado abierto el repliegue de las tropas de Afganistán, que estará ligado a la evolución del conflicto sobre el terreno. Establecer objetivos claros es un acierto, no lo es tanto fijar una fecha concreta, ya que concede una ventaja al enemigo y puede convertirse en un factor en contra, pero el período que se abre será clave en la evolución del conflicto.
La parte más dura del discurso ha ido dirigida al gobierno de Hamid Karzai, al que ha planteado esta advertencia: «Los esfuerzos deben basarse en resultados. Se han acabado los días en los que recibían un cheque en blanco (…) sólo se apoyará a los líderes que combatan la corrupción y defiendan a la gente» (…) esperamos que los que no sean eficientes o sean corruptos tengan que rendir cuentas«.
Hace falta que ahora cumpla sus palabras y se atajen algunas prácticas corruptas de las autoridades afganas, que hagan posible una lucha más eficaz contra los Talibán y Al Qaeda.
Obama se ha mostrado convencido de que los aliados aumentarán su contribución, ya que «lo que está en juego no es sólo una prueba de la credibilidad de la OTAN, lo que está en juego es la seguridad de nuestros aliados y la seguridad común del mundo (…) Algunos han aportado ya tropas adicionales y tenemos confianza en que habrá nuevas contribuciones en los próximos días y semanas«. De hecho, el primer ministro Gordon Brown ya ha anunciado el envío de aproximadamente 500 soldados más, el gobierno italiano de Silvio Berlusconi alrededor de 1.000, y la OTAN se ha comprometido a intentar despachar otros 7.000 soldados en 2010. Incluso España se plantea enviar más soldados, algo que deberá autorizar el Parlamento español. Eso no será lo más complicado, lo que se hará cuesta arriba al gobierno socialista de Zapatero es explicar sus cambios de postura política, estratégica, y enfoque de los conflictos abiertos; con Bush no había colaboración, con Obama, sí. Lo que pone de manifiesto el prejuicio ideológico y la animadversión personal, algo que un presidente no puede permitirse, y que en la práctica le inhabilita para desempeñar su cargo con absoluta independencia y objetividad.
Este nuevo despliegue de tropas supondrá una cifra de gasto de alrededor de 30.000 millones de dólares durante un año, que vendrán a engordar el déficit presupuestario, que cerrará el actual ejercicio con un 1.8 billón de dólares, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, 100.000 millones más que lo estimado por la Administración Obama. También se incrementarán en el corto plazo con mucha probabilidad las bajas de soldados norteamericanos, que ya alcanzan la cifra de 300 en 2009; en 2008 fueron 155, lo que no habla muy a favor de la gestión de la guerra por Obama, frente a lo que hizo Bush. Sin embargo, el aumento de tropas proporcionará más seguridad a largo plazo y previsiblemente se irán reduciendo las bajas, como ha sucedido en Iraq.
Ahora queda el visto bueno del Congreso, que deberá aprobar el coste del envío de tropas, por lo que algunos altos cargos de la Administración Obama ya están pasando por el Capitolio, empezando por la secretaria de Estado Hillary Clinton, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe de Estado Mayor, el almirante Mike Mullen; también el consejero de Seguridad Nacional, James Jones, el general Stanley McChrystal, comandante de las tropas en Afganistán, y el embajador en Afganistán, Karl Eikenberry, entre otros, que permitirán informar puntualmente al Congreso e ir definiendo la nueva estrategia que comportará este aumento de tropas, y que incluye un aumento de los ataques con “drones”, los aviones no tripulados tipo “Predator”, operados por la CIA.
De entrada, el general McChrystal ya ha señalado que está satisfecho con los nuevos recursos asignados y que la mayoría de los refuerzos se emplearán conjuntamente con las tropas ya estacionadas en Afganistán en misiones de combate; otro contingente de soldados será utilizado para tareas de formación del ejército y la policía afgana, con el objetivo de mejorar la seguridad y poder trasladar la responsabilidad de su supervisión a los afganos tan pronto como sea posible. De forma similar a como se hizo en Iraq.
McChrystal ha dicho: «El nuevo examen de la situación en Afganistán y en Paquistán efectuado por el presidente, me ha dado una misión clara y los recursos para cumplirla (…) La claridad, el compromiso y la resolución del discurso del presidente son un avance mayor para imponer la seguridad en Afganistán y eliminar los santuarios de los terroristas que amenazan la seguridad de la región y del mundo«.
En suma, se trata de una estrategia muy similar al “surge” que aplicó Bush en Mesopotamia, que deberá acomodarse a las características y requerimientos propios de Afganistán. Una estrategia que mira hacia la victoria a corto-medio plazo y que pondrá amplios medios para lograr la estabilización del país. Tan importante como el envío de las tropas adicionales, es el liderazgo que ha adoptado Obama en este tema, impulsando un punto crucial de su presidencia, como es terminar el trabajo en Afganistán y derrotar definitivamente a los Talibán y a Al Qaeda.
Si su compromiso no flaquea, algo que está por ver en próximas decisiones, y la estrategia adoptada funciona, puede anotarse el gran éxito de su presidencia.
Para eso deberán adoptarse las medidas adecuadas en las próximas semanas. Ése es el gran riesgo para Obama, ya que nada garantiza que lo vaya a hacer correctamente. Pero al día de hoy, tiene mi voto de confianza y mi apoyo en este tema.
Mientras algunos medios de comunicación ya hablan de lo adecuado y justo de los argumentos legales y morales que ha expuesto el presidente Obama para justificar el incremento de tropas en Afganistán, argumentos con los que estoy de acuerdo, no se puede por menos que señalar la vergonzante diferenciación que hacen, al igual que parte de la opinión pública, con enorme desconocimiento de estos temas, con las decisiones tomadas por Bush en Iraq, que se basaban en los mismos argumentos de luchar contra Al Qaeda y fortalecer la seguridad de Estados Unidos y las naciones occidentales. Por fortuna, el tiempo pone a cada uno en su sitio, y el de algunos medios y personas está en el cinismo, la desvergüenza, la cara dura, y el prejuicio ideológico.
Los que somos coherentes, apoyamos a Bush en Iraq y ahora a Obama en Afganistán. Porque los objetivos, son objetivos de Estados Unidos, como he repetido hasta la saciedad, más allá de partidos.
Y en el logro de esos objetivos se juega la seguridad de toda la nación.
President Obama on the Way Forward in Afghanistan and Pakistan – West Point