Fe y Vía Crucis
La Fe
Jesús experimenta el desprecio de su pueblo, la traición del hermano, el abandono de sus discípulos, la cobardía del gobernador y hasta el silencio de Dios. Es la misma experiencia de muchos otros discípulos suyos que continúan gritando: Dios mío, ¿por qué nos has abandonado? Y la respuesta está en Jesucristo. Permaneció en la cruz confiando en Dios. La fe nos salvará.
ESTACIONES DE LA CRUZ
para el Vía Crucis
1. Jesús es condenado a muerte.
2. Jesús carga con la cruz.
3. Jesús cae por primera vez.
4. Jesús encuentra a su Santísima Madre.
5. Simón el Cirineo le ayuda a llevar la cruz.
6. La Verónica limpia el rostro de Jesús.
7. Jesús cae por segunda vez.
8. Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús.
9. Jesús cae por tercera vez
10.Jesús es despojado de sus vestiduras.
11.Jesús es clavado en la cruz.
12.Jesús muere en la cruz.
13.El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz.
14.El cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro.
«Vía Crucis», latín que significa «Camino de la Cruz» . También conocido como «Estaciones de la Cruz» y «Vía Dolorosa». Se trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o «Estaciones» correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.
La finalidad de las Estaciones es ayudar a unirnos a Nuestro Señor haciendo una peregrinación espiritual a la Tierra Santa, a los momentos mas señalados de su Pasión y muerte redentora. Pasamos de Estación en Estación meditando ciertas oraciones.
Desde el siglo doce los peregrinos escriben sobre la «Vía Sacra», como una ruta por la que pasaban recordando la Pasión. No sabemos cuándo surgieron las Estaciones según las conocemos hoy, ni cuándo se les comenzó a conceder indulgencias, pero probablemente fueron los Franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis, ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa. Tampoco está claro en qué dirección se recorrían ya que, según parece, hasta el siglo XV muchos lo hacían comenzando en el Monte Calvario y retrocediendo hasta la casa de Pilato.
Ferraris menciona las siguientes Estaciones con indulgencias:
-El lugar donde Jesús se encuentra con su Madre.
-Donde Jesús habló con las mujeres de Jerusalén.
-Donde se encontró con Simón Cirineo
-Donde los soldados se sortean sus vestiduras.
-Donde fue crucificado
-La casa de Pilato
-El Santo Sepulcro
La primera vez que se conoce el uso de la palabra «Estaciones», siendo utilizada en el sentido actual del Vía Crucis, se encuentra en la narración del peregrino inglés Guillermo Wey acerca de sus visitas a Tierra Santa en 1458 y en 1462. Wey ya menciona catorce estaciones, pero sólo cinco de ellas corresponden a las que se usan hoy día, mientras que siete sólo se refieren de lejos a la Pasión.
Las Estaciones tal como las conocemos hoy fueron aparentemente influenciadas por el libro «Jerusalén sicut Christi tempore floruit«, escrito por un tal Adrichomius en 1584. En este libro el Vía Crucis tiene doce estaciones y éstas corresponden exactamente a nuestras primeras doce. Así pues el Vía Crucis, como lo conocemos hoy, surge de las representaciones procedentes de Europa.
Pocas de las Estaciones en los tiempos medievales mencionan la segunda (Jesús carga con la cruz) ni la décima (Jesús es despojado de sus vestiduras). Por otra parte, algunas que hoy no aparecen eran antes más comunes. Entre ellas, el balcón desde donde Pilato pronunció Ecce Homo (he aquí al hombre).
Vía Crucis
Ayúdanos, al acompañarte en este itinerario del grano de trigo, a encontrar, en el «perder la vida», la vía del amor, la vía que verdaderamente nos da la vida, y vida en abundancia (Jn 10, 10).
1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla… Nosotros huímos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente…
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
2ª Estación: Jesús cargado con la cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
4ª Estación: Encuentro con la Virgen
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.
Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
5ª Estación: el Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular.
.¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
6ª Estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el «qúe dirán», del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.
Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el «qué dirán». Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos… ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación?.
¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoismo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
9ª Estación: Jesús cae por tercera vez
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.
Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
12ª Estación: Jesús muere en la Cruz
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado… ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.
Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
13ª Estación: Jesús en brazos de su madre
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
14ª Estación: el cadáver de Jesús puesto en el Sepulcro
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
Oración Final
Te suplico, Señor, que me concedas,
por intercesión de tu Madre la Virgen,
que cada vez que medite tu pasión,
quede grabado en mí
con marca de actualidad constante,
lo que Tú has hecho por mí
y tus constantes beneficios.
Haz, Señor, que me acompañe,
durante toda mi vida,
un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén
Pescador de Hombres
Levanto mis Manos
Al Andar con Jesús
En presencia estar de Cristo