En política es habitual utilizar los nombramientos con varios significados: idoneidad, recompensa, estrategia, renovación…La reciente reorganización de cargos en Seguridad Nacional, Inteligencia y Defensa, realizada por la Administración Obama, y que será efectiva tras las respectivas confirmaciones por el Congreso este próximo verano, ha respondido a estos parámetros, pero sobre todo ha primado la estrategia de reforzar la Seguridad Nacional con hombres experimentados que sepan gestionar los temas que nos ocupan actualmente y la nueva etapa que se abre tras la eliminación de Bin Laden.
La reorganización queda de la siguiente manera: al frente de Defensa, sustituyendo a Robert Gates, estará Leon Panetta, un hombre de confianza del presidente Obama, que se haría cargo del Pentágono desde el 1 de julio, y que acaba de apuntarse el tanto de la muerte de Bin Laden. El general de cuatro estrellas David Petraeus, hasta ahora responsable del Comando Central y, desde el 23 de junio de 2010, jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia y Seguridad en Afganistán (ISAF), o lo que es lo mismo, las tropas desplazadas a Afganistán, será el nuevo director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a partir de septiembre. El veterano diplomático Ryan C. Crocker, que ya desempeñó tareas diplomáticas en Irak, sustituirá a Karl W. Eikenberry y será el embajador en Afganistán. El teniente general John Allen, actualmente subjefe del Comando Central Militar en Florida, sustituirá a Petraeus como jefe del Comando.

No serán los únicos cambios en el horizonte en la cúpula de Seguridad Nacional y Defensa, ya que los mandatos del jefe del Estado Mayor, Mike Mullen, y del director del FBI, Robert Mueller, expiran este año sin posibilidad de renovación.
En el caso concreto de David Petraeus, que pasa a dirigir la CIA, su nombramiento abre una etapa muy interesante en la Agencia de Inteligencia, ya que pocos como él conocen el trabajo de los soldados y los agentes en las actuales misiones que se desempeñan alrededor del mundo, en especial las operaciones enmarcadas en la guerra contra Al Qaeda, que van a seguir ocupando un lugar predominante en la agenda, después de abatir a Bin Laden, y hasta la total destrucción de la organización terrorista y eliminación de sus líderes.

A sus 58 años, Petraeus es el militar de mayor rango en Estados Unidos, y cuenta con una hoja de servicios impecable y una gestión en Irak, y ahora en Afganistán, sobresaliente. Fue su estrategia denominada “surge”, apoyada por George W. Bush en los peores momentos de la guerra, la que hizo posible la victoria militar estadounidense en Irak. Su prestigio como militar e intelectual con una sólida preparación, le sitúan como el mejor candidato para ocupar la dirección de la CIA.
Su amplio conocimiento de las operaciones de Inteligencia en el ámbito de Irak y Afganistán, que son campos de batalla donde es preciso mantener la estabilidad y realizar ofensivas puntuales, le facultan para hacerse cargo de la dirección de la Agencia de forma inmediata y sin pérdidas de tiempo, algo que es fundamental en este momento, cuando el país entra en la carrera electoral para 2012, pero en el que es preciso continuar las misiones contra Al Qaeda.

Una de las muchas virtudes de este originario de Nueva York, paracaidista de la legendaria 101ª división aerotransportada, titular de un doctorado en relaciones internacionales por la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales de la prestigiosa Universidad de Princeton, que alcanzó con la tesis «El Ejército estadounidense y las lecciones de Vietnam», es que tiene una amplia experiencia militar sobre el terreno. En 1979 fue nombrado suboficial de operaciones de la División de Infantería en Fort Stewart, Georgia, y ha cumplido misiones en Haití, Kuwait y Bosnia-Herzegovina, además de entrar en combate en 2003, cuando fue destinado al norte de Irak con la 101ª División Aerotransportada (las «Águilas Chillonas»). Petraeus conoce perfectamente a los soldados y agentes de inteligencia, ha luchado codo con codo y se ha ensuciado las botas de combate con todos. Es un auténtico patriota que está por encima de ideologías y partidismos, que es precisamente lo primero que necesita un director de la CIA. Una amplia experiencia y conocimientos exhaustivos son lo segundo, y él los tiene. Buenas cualidades de liderazgo serían lo tercero, y David es un líder nato.

Como persona, Petraeus es excepcional, licenciado en West Point en 1974, apasionado del deporte, casado con Holly Knowlton dos meses después de graduarse, padre de familia (uno de sus dos hijos también está en el ejército) y un auténtico superviviente, como tantos veteranos, que logró escapar a la muerte en dos ocasiones, una por herida accidental de bala y otra por mal aterrizaje en paracaídas. Petraeus permanecerá en Afganistán hasta septiembre, cuando la Casa Blanca prevé que el general John Allen esté preparado y tome el relevo como nuevo mando de las fuerzas internacionales.
Como nuevo director de la CIA, a David Petraeus no le faltarán los retos, algunos de ellos la mejora y mayor eficiencia de las más de 40 estaciones distribuidas en 30 países en los que hay operaciones abiertas, en especial en los escenarios denominados “puntos calientes”, así como en la potenciación del trabajo de inteligencia y su máximo aprovechamiento en las decisiones políticas y de seguridad nacional. La calidad en las misiones y en las evaluaciones de inteligencia, requerirán de medidas que ya se están planteando desde algunos sectores y que Petraeus deberá implementar si desea tener éxito en su nueva responsabilidad. Se abre una etapa crucial y apasionante en la CIA.