Águilas imperiales en Madrid
El águila imperial, una especie en peligro de extinción, es una de las aves rapaces que mantienen los ecosistemas en equilibrio, de ahí la importancia de su presencia. Una de las regiones españolas que desarrolla un programa de protección exitoso es Madrid, donde la especie está actualmente en máximos históricos, con una población de 49 parejas reproductoras, el 15 por ciento de la población mundial.
A esta colonia de águilas imperiales se unió a finales de septiembre “Guadarrama”, un águila imperial de siete meses que estuvo a punto de morir en un nido próximo a las pistas de Barajas, de donde fue rescatada deshidratada y desnutrida en junio pasado por técnicos de la Comunidad de Madrid, que lograron curarla. Desde entonces vuela libre por el Parque Nacional de Guadarrama.
En algo más de tres meses el águila salió adelante en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de la Comunidad de Madrid, donde alcanzó un peso de unos 20 kilos y aprendió a cazar. “Guadarrama” ha sido anillado y se le ha incorporado un radiotransmisor para conocer su posición y su estado en cada momento por los técnicos, que ya tienen detectados el vuelo de otros 43 pollos más de águilas imperiales en la sierra de Madrid, lo que asegura su supervivencia y confirma una tendencia al crecimiento de alrededor del 10% anual desde 2009. Un éxito para una especie de enorme valor biológico. La Comunidad de Madrid ha conseguido duplicar en ocho años la población de águila imperial, lo que la convierte en una de las regiones que ha recuperado más especies de animales en vías de extinción, como el águila imperial, el buitre negro, el cernícalo o la nutria. El trabajo desarrollado desde hace casi 15 años desde el Programa de Protección del Águila Imperial Ibérica ha logrado así que esta especie se convierta, junto al buitre negro, en uno de los principales sellos de identidad del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, un pulmón verde en el corazón de Madrid.
En 2012 el CRAS recuperó más de 2.300 ejemplares de animales y habitualmente sacan adelante el 60% de las especies que pasan por este Centro. Esto es importante desde el punto de vista biológico y ecológico, pero también desde un punto de vista económico, ya que estas especies representan un atractivo turístico indudable para el Parque Nacional del Guadarrama, que desde su aprobación como tal ha incrementado los visitantes en un 7% y ha visto crecer la actividad hostelera en la zona más de un 10%, lo que viene a ser una oportunidad de negocio y de empleo local para la sierra madrileña. Una forma de conservar el entorno y crecer económicamente en base a políticas respetuosas y más inteligentes.
Actualmente, la Comunidad de Madrid cuenta con cinco ejemplares de águila imperial marcados con radiotransmisor y 114 parejas de buitre negro, el 5% de la población mundial y el máximo histórico de la región, que ya dobla la cifra registrada en 1997. No son las únicas especies que han crecido en esta región española. El cernícalo primilla también ha duplicado su población, y la cigüeña negra cuenta con siete parejas después de 25 años sin nidificar en Madrid. Además, el águila perdicera y la nutria, animales en peligro de extinción, están experimentando también un aumento notable en los últimos años en esta Comunidad, junto con el águila real, la la garza imperial, el búho real o anfibios como la rana patilarga.
El Centro de Recuperación de Animales Silvestres, desde su apertura en julio de 2010, ha atendido alrededor de 10.000 animales y en ese tiempo sus técnicos han recogido del entorno del aeropuerto de Barajas y trasladado a este lugar casi 150 pollos y huevos para su cría e incubación y posterior puesta en libertad. Una estrategia que está consiguiendo buenos resultados y que debería ser ampliada y apoyada al máximo.
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