Todo era y es mejor con Trump que con Biden
Dos años con Biden metido en la Casa Blanca de forma fraudulenta nos han demostrado a todos el desastre que son los demócratas radicales de izquierda actuales y la Camarilla que los manejan. Por el contrario, hemos podido comprobar la gran presidencia que fue la de Donald Trump, cuando tuvimos unas políticas sensatas que dieron lugar a una etapa de prosperidad, paz y verdadero progreso.
Como presidente, Trump consiguió logros importantes dentro del país, como una economía en auge, pleno empleo e independencia energética, y también en el exterior, donde mantuvo controlados férreamente a Vladimir Putin, Xi Jinping, y los regímenes dictatoriales de Corea del Norte, Irán, así como a los grupos terroristas del ISIS, Al Qaeda, y otros, proporcionando estabilidad al Medio Oriente a través de los Acuerdos de Abraham y a todo el mundo.
¿Quién no querría que aquella etapa extraordinaria regresara? Cualquier ciudadano de bien lo quiere. Sólo los socialistas, comunistas y demás calaña que pretenden liquidar Estados Unidos, defienden una tiranía bajo control de los demócratas de Biden y la Camarilla que los sostiene en el poder.
En este tiempo hemos visto cómo la ausencia de Trump en el gobierno ha desencadenado todo tipo de desgracias y crisis. Trump no estaba en la Casa Blanca para evitarlo, pero tenemos otra oportunidad para reparar los daños y volver a tener un gobierno para el pueblo y no para unas élites corruptas, como ahora, cuando asistimos a la acción de Biden y sus políticas desastrosas, que han impactado de forma lamentable en los estadounidenses. También somos testigos de cómo su incompetente política exterior ha producido guerras, disturbios e inestabilidad.
Lo cierto es que los fraudes electorales, como el de 2020, tienen consecuencias y las estamos padeciendo. Muchos ciudadanos nos preguntamos con nostalgia cómo sería el mundo si el presidente Trump hubiera permanecido en el Despacho Oval en lugar de un hombre con demencia senil manejado como una marioneta por un puñado de multimillonarios y un establishment político y mediático corrupto. Todo hubiera ido mucho mejor en Estados Unidos y en el mundo.
En este año 2023, necesitamos recuperar la esperanza que nos brinda Donald Trump y su agenda America First de cara al futuro, necesitamos hacer frente al despilfarro insensato de billones de dólares por parte del régimen de Biden y su terrible política de inseguridad en la frontera, donde ha provocado una crisis humanitaria y de inmigración ilegal como nunca se ha conocido. La frontera bajo Biden está en una crisis permanente. Diez mil extranjeros indocumentados ilegales cruzan nuestra frontera sur todos los días. Terroristas, delincuentes y criminales violentos han sido liberados en el país sin ningún control. Incluso cuando se detuvo a niños no acompañados, Biden perdió el rastro de 20.000 de ellos. Todos echamos de menos los días en que teníamos un presidente como Trump que alentaba y apoyaba a nuestros agentes de la Patrulla Fronteriza y de ICE para hacer cumplir la ley, y mantenía la frontera segura y bajo un estado derecho.
La debilidad del régimen de Biden ha facilitado la guerra de Ucrania y el resto de sus consecuencias a nivel internacional. Donde había orden y control bajo Trump, ahora es un caos que deriva en guerra, miseria y crisis económica.
Dos años de socialismo han bastado para comprobar los peligros del adoctrinamiento de izquierda en nuestras escuelas, donde los niños enfrentan esa licuadora mental que es el “woke” (despertar) que los demócratas quieren imponer a todos. Necesitamos recuperar las políticas de Trump, que priorizan los deseos de los padres de obtener la mejor educación posible para sus hijos, no un adoctrinamiento socialista que los deja hechos papilla. Necesitamos sacar la ideología de las escuelas y recuperar una educación independiente, con valores y de calidad. Bajo el régimen de Biden, la izquierda trata de impedir la participación de los padres en la educación de sus hijos, que es algo inaceptable. La izquierda oculta lo que está haciendo y cuando los padres acuden a las reuniones de las juntas escolares, son arrestados, amenazados y el aparato policial del gobierno federal los espía. Es la tiranía impuesta por los demócratas socialistas para hacerse con el control educativo de los niños y lavarlos el cerebro desde pequeños. Ya lo han hecho en otros países con éxito, como en España, a través del sistema de la escuela y la Universidad pública, y es lo que quieren hacer en Estados Unidos, aunque aquí encuentran más oposición libre e inteligente y no lo van a tener tan fácil.
El fiscal general de Biden ha creado un grupo de trabajo y un sistema de clasificación para los padres, incluso refiriéndose a ellos como posibles terroristas domésticos. Así están las cosas y es una razón de peso más por las que necesitamos el regreso de Trump a la Casa Blanca para garantiza que los padres tengan libertad escolar, mayor participación y transparencia en los planes de estudios.
En el largo camino de regreso al Despacho Oval, no debemos olvidar la meta: un país más próspero, seguro, libre, con independencia energética, inflación más baja, una mejor economía, una policía eficaz, control de nuestras fronteras y mayor apoyo a la supervisión de los padres en la educación de los niños. Sólo los fanáticos o los idiotas se opondrían a todo esto que representa Donald Trump. En suma, todo era y es mejor con Trump.
Los demócratas y la Camarilla de tiranos que los financian, apoyan y manejan como tontos útiles quieren dividirnos y mantener la crispación social, pero con Trump podemos superar todo eso y recuperar lo mejor de Estados Unidos.