El leopardo
Algunos de los más bellos y astutos animales pertenecen a la familia de los felinos. Los leopardos son, sin duda, algunos de los más rápidos, elegantes y fuertes. Su hábitat es el África subsahariana, el norte de África, Asia Central, India y China. Hay leopardos en la península arábiga, en Turquía, en el desierto de Sinaí, Rusia, el Himalaya y hasta en las islas de Sri Lanka.
El leopardo, como muchos otros felinos, se siente de maravilla en los árboles, por lo que es normal que lleve a sus presas a las ramas para darse el banquete. De este modo los mantiene fuera del alcance de otros carroñeros, como las hienas, que se las pintan solas para robar presas ajenas.
La piel del leopardo es uno de sus grandes aliados, junto a la velocidad y la agilidad, y frecuentemente caza desde los árboles, donde se camufla perfectamente hasta que salta sobre sus presas. Como buen depredador que es, el leopardo también ataca antílopes, ciervos, babuinos, gacelas, aves, anfibios, jabalíes, roedores y hasta cachorros de otros felinos. Su dieta puede incluir algún que otro ser humano si éstos son tan idiotas de ponerse a su alcance. Curiosamente, apenas beben agua, pues la mayor parte del líquido que necesitan la obtienen de sus presas.
Los leopardos son excelentes nadadores y también se sienten cómodos pescando peces o cangrejos. Como muchos felinos, tiene una capacidad de procreación extraordinaria. Las hembras pueden tener cachorros en cualquier época del año, que suelen ser de color grisáceo con motas apenas visibles. Un encanto de cachorros que mamá leopardo transporta y esconde de un lugar seguro a otro hasta que son lo suficientemente mayores para jugar y aprender a cazar. Listas que son estas mamás leopardos. Los cachorros viven con su madre durante un año más o menos, y el resto de su vida se comportan de forma solitaria. Deben pensar aquello de: mejor solos que mal acompañados.
La mayoría de los leopardos son de color amarillo con motas oscuras. A los leopardos negros, cuyo pelaje parece de color uniforme porque apenas se distinguen las motas, se les acostumbra a llamar panteras negras. Tienen una agudeza auditiva impresionante que les permite detectar movimientos y vibraciones del aire. De hecho, pueden percibir cinco veces más sonidos de los que podemos escuchar los seres humanos.
El rugido del leopardo es una de sus características destacadas, muy capaz de meter el miedo en el cuerpo a cuantos se cruzan con ellos. También destaca su enorme capacidad de adaptación y, excepto en desiertos, podemos encontrarlo en todo tipo de hábitats, siempre que tenga un lugar donde esconderse y existan suficientes presas para sobrevivir. Así, hay leopardos en todo tipo de bosques, selvas y sabanas, en los sembrados y en lugares rocosos.
En algunos hábitats, el leopardo desarrolla formas para evadir a otros depredadores mayores o más numerosos, como es el caso del león y las hienas en África y el tigre en Asia. De modo que la única amenaza real para el leopardo son los seres humanos.
La agresividad es uno de los detalles de su personalidad felina, por lo que está claro que no sigue las pautas políticamente correctas actuales. A la que te descuidas, te caza.
Astuto y hábil, el leopardo es bastante solitario, excepto cuando debe reproducirse, que permanecen juntos durante el celo (otro signo de inteligencia felina). Las hembras pueden tener entre uno y seis cachorros por camada, aunque lo normal suelen ser de dos a cuatro.
La esperanza de vida de los leopardos puede alcanzar en torno a los once, quince o veinte años. Lamentablemente, los leopardos se encuentran incluidos en la lista de animales amenazados de extinción. Sus poblaciones disminuyen cada año debido a la caza indiscriminada y la pérdida acelerada de sus hábitats. Una auténtica tragedia que no merece apenas atención de los medios de comunicación, salvo la de algunos pocos concienciados con estos temas.
Conocer mejor al leopardo, significa valorarlo y protegerlo. Es uno de esos grandes tesoros que le quedan a la naturaleza.