Cuando los grandes personajes de Estados Unidos se alían siempre nos aportan lo mejor y nos enriquecen de una forma que nadie más puede conseguir. Tres nombres se unen para ofrecernos lo mejor de la cultura estadounidense. Desde hace décadas los cineastas Steven Spielberg y George Lucas forman parte indivisible de esta cultura popular. Ahora los dos directores y productores han abierto sus colecciones de obras de otro de los grandes de la cultura americana: el dibujante e ilustrador Norman Rockwell.
Ambos han cedido sus pinturas del genial ilustrador al Museo de Arte Americano Smithsonian de Washington, convirtiéndose en una de las mejores exposiciones actuales que se pueden contemplar en cualquier museo del mundo.
Se trata de una colección privada expuesta por primera vez al público y que supone una enorme contribución de Spielberg y Lucas a la cultura norteamericana, en tanto que Rockwell está considerado uno de los mejores ilustradores, que ha dejado una huella profunda al retratar como pocos a la sociedad estadounidense y su cultura durante una época crucial del país.
Esta exposición puede visitarse hasta el 2 de enero de 2011 y presenta 57 dibujos y lienzos propiedad de los dos directores de cine, cuyas películas han forjado la cultura actual estadounidense, al mismo nivel que hizo Rockwell con sus obras, publicadas en la portada de la revista “The Saturday Evening Post”, desde 1916 a 1963.

Tanto Spielberg como Lucas son declarados admiradores de Norman Rockwell, y su herencia cultural está presente de alguna manera en sus películas, al igual que en algunas de mis novelas, ya que personalmente soy otro gran admirador de sus ilustraciones.
La capacidad de Rockwell para reflejar y recrear los iconos de Estados Unidos fue asombrosa, y destacó al poner en imágenes con gran capacidad de conexión con los ciudadanos temas vitales como el sueño americano, la heroicidad de los soldados, el poder de la imaginación y de los libros, la infancia, el valor de la educación, la influencia del cine, la importancia de los abuelos y las tradiciones, los valores del deporte, la fe y la religión, el optimismo del país y sus gentes…
En una época marcada por el poder y la influencia de la prensa escrita, Norman Rockwell encontró en el “The Saturday Evening Post” el vínculo ideal para llegar a la gente y para su inspiración. Él mismo llegó a reconocer que: «No podía leer un periódico sin encontrar una idea para una portada«. El trabajo constante y su enorme talento le hicieron un hueco destacado en la cultura del país y en la mente colectiva del pueblo.
Su capacidad y versatilidad en los temas que trató a través de su pincel, le convirtieron en un referente necesario, bien para retratar el heroísmo de las tropas, el patriotismo del pueblo o el sentido del humor con el que dibujó algunas costumbres del país, estrellas de cine y escenas habituales de la vida diaria. Sus ilustraciones detallistas, coloridas, llenas de vida y optimismo americano, llenaron la memoria de varias generaciones de estadounidenses e imprimieron una huella profunda en la cultura del país.
George Lucas lo ha definido muy bien con unas pocas palabras en declaraciones a la radio NPR: «Capturó el ideal americano de lo que queríamos creer que éramos. No éramos nada mejor entonces de lo que somos ahora, pero el tener ese ideal ahí fuera hizo posible que intentáramos ser más de lo que éramos”.
Rockwell inspiró a la gente común a ser mejores cada día, una influencia que sigue ejerciendo a través de sus ilustraciones. Supo recoger los valores importantes y presentarlos con amabilidad, incluso inocencia, sentido del humor y con una evidente compasión, sin dejar por eso de reflejar a veces situaciones duras de la realidad de forma dramática.
El ilustrador supo recoger en sus dibujos argumentos complejos y evocadores, pero siempre expuestos con sencillez y una capacidad de expresión icónica que ha trascendido en el tiempo. Las ideas que deseaba transmitir eran directas y lo hacía con un contenido emocional en cada ilustración de tal forma que quedaba nítido para el espectador.
Norman Rockwell convirtió sus ilustraciones en una suerte de magia de contar historias cotidianas y hacerlo con un talento especial. Unas ilustraciones que ya son cultura genuina de Estados Unidos y que sigue inspirando sensaciones y valores.