Compro, vendo, pirateo libros
La impunidad con que los sinvergüenzas de todo pelaje y condición piratean los libros y los venden como si fueran sus propietarios para ganar dinero, ha llegado a un punto todavía más escandaloso, en línea con la permisividad social y jurídica que lo consiente.
El duro trabajo de escritores, editores, ilustradores, correctores y una extensa red de personas que dedican tiempo y esfuerzo a escribir y poner en el mercado libros con una calidad aceptable, se ve así mangoneado y robado descaradamente por esos piratas que venden hasta a su madre si les dejan y por esos lectores, no menos sinvergüenzas y cómplices en el delito, que se bajan los libros gratis, por el morro, hurtando así el beneficio justo y legítimo a sus verdaderos creadores y los que ostentan la propiedad intelectual.
En tanto que las autoridades competentes no quieren hacer nada para evitar este robo de propiedad intelectual, que perjudica gravemente a la industria editorial y a la capacidad para prosperar de decenas de escritores, sólo queda denunciar los hechos, perseguir a los que cometen las infracciones con todas las armas de la ley (y en algunos casos con las de apretar el gatillo también está justificado), hacer pedagogía en la sociedad y muy especialmente entre los lectores para desterrar esta lacra.
Uno de los aspectos más graves de esta problemática del pirateo de libros es que afecta tanto a escritores consagrados como a autores menos conocidos, que ven mermado así su potencial de ventas, de reconocimiento y de difusión.
Acabar con ese mercadeo de libros piratas es relativamente fácil si se quiere porque basta con impedir que las plataformas en la que se venden en internet lo hagan libremente. Hoy, tenemos suficientes herramientas informáticas para perseguir a los piratas y cerrar su acceso a internet, pero no hay voluntad política ni jurídica de acabar con el pirateo.
Frente a esta situación, los escritores y editores deben aliarse para luchar conjuntamente contra los piratas y colaborar para destapar aquellos lugares donde se compran, se venden y se piratean libros con total descaro, incluso falsificando los sellos editoriales.
Los lectores que descargan libros piratas también tienen su parte de responsabilidad, y deben saber que muchos de esos libros han sido alterados en su contenido, en ocasiones faltan páginas, y la calidad se ve mermada. Por descontado, que le hacen un flaco favor a esos autores a los que les gusta leer.
Por supuesto, nos queda una última bala para evitar el pirateo: editar sólo en papel. Lo que complica el pirateo hasta hacerlo poco viable y rentable. Y que es una de las razones por las que Sniper Books continúa publicando únicamente en papel.