Guepardos
El guepardo es uno de los grandes felinos y tesoros de la naturaleza, un prodigio biológico capaz de alcanzar los 120 km/h a la carrera y un cazador asombroso. Está considerado el mamífero más rápido del mundo y su belleza es subyugante; sólo el halcón lo supera en velocidad. El guepardo, que sobrevivió a los cambios producidos en el planeta durante cuatro millones de años, se ha visto abocado a la extinción por el ser humano en apenas unas décadas. Su espacio vital se ha visto reducido drásticamente y esto ha influido negativamente en su supervivencia, ya que este felino tiene muchas dificultades para adaptarse a vivir en un parque natural o fuera de su hábitat habitual.
Algunos datos reflejan la carnicería que se ha cometido ya contra este hermoso animal y que deberíamos detener cuanto antes: al comienzo del siglo XX, la población mundial de guepardos era de unos 100.000 repartidos entre África, Oriente Medio, Irán y varios países de Asia. Hoy sólo quedan 10.000 en libertad en África y un centenar en Irán.
Uno de los países que más protección ha brindado al guepardo es Namibia, que ha sabido entender que el principal obstáculo para la supervivencia de la especie en la naturaleza es la reducción y la fragmentación de su hábitat, así como los conflictos con el hombre, adoptando medidas en ese sentido. Una de las organizaciones que lucha por su conservación es el Fondo de protección del guepardo, cuyos expertos estiman que si no se toma ninguna medida específica para ayudar a su supervivencia, en el año 2030 el guepardo salvaje habrá desaparecido. Lo que representaría un verdadero fracaso para la humanidad. Tal vez podamos lanzar satélites y tener la tecnología más avanzada, pero sin guepardos en sus hábitats, seremos un fracaso absoluto.
El peligro para estos felinos, al contrario que otras especies amenazadas, como los elefantes y rinocerontes, no es que esté amenazado por los cazadores furtivos, que a veces también, sino sobre todo porque es el menos preparado para sobrevivir en un mundo en el que los territorios salvajes se reducen año tras año de forma alarmante, dejándolo sin sus hábitats naturales. Al ser el más débil de los predadores, pierde casi siempre si tiene que enfrentarse con leones o leopardos, que son más pesados y fuertes, y que en el mejor de los casos le roban su presa antes de que pueda comerla. Por eso la reducción de su territorio lo afecta mucho más que a otros animales, ya que este veloz corredor, un auténtico sprinter (la envidia cochina de Usain Bolt y otros atletas), de unos 50 kg, necesita grandes espacios abiertos con una reducida población de otros carnívoros para poder desarrollarse, cazar y vivir.
En África, se estima que el 90% de los guepardos viven fuera de las zonas naturales administradas por el hombre, lo que los deja a merced de las balas de los granjeros, que defienden su ganado, y de unos espacios cada vez más reducidos. Además, incide otro factor negativamente: la consanguinidad natural de la especie. Los científicos creen que en la última era glacial, hace 10.000 años, la población de guepardos quedó reducida a un puñado. Al reproducirse entre parientes cercanos, la consecuente consanguinidad llevó a una fertilidad muy débil, lo que hace su reproducción más complicada.
En cualquier caso, su cría es la que permite conservar el patrimonio genético. Por ejemplo, criadores privados, especialmente en Sudáfrica, intercambian animales y mantienen una población con buena salud, lo que es un rayo de esperanza para el futuro del guepardo. Uno de los pioneros en la reproducción en cautiverio es el centro Ann van Dyck, en la región de Johannesburgo, que ha conseguido 800 nacimientos desde la década de los 70.
Los estudios, investigaciones y experiencias realizados con guepardos han demostrado una realidad preocupante de esta joya de la naturaleza: los guepardos que no vivieron al menos 18 meses con su madre en un hábitat natural, tienen muchas dificultades para volver a la vida salvaje. A pesar de todo ello, algunos criadores, como Damien Vergnaud, propietario de una reserva de 10.000 hectáreas en la zona de El Cabo (Sudáfrica), son optimistas y esperan soltar próximamente tres guepardos en un ambiente totalmente salvaje con un mínimo de intervención humana. Una iniciativa encomiable que busca la conservación de la especie en libertad. Así, en ese espacio libre los guepardos encontrarán sus presas, pero sin que ningún otro predador se las dispute, lo que representa un primer paso para un retorno e integración en la naturaleza salvaje.
La supervivencia del guepardo es de esas causas que merecen nuestro compromiso. Hay cosas que no son importantes, como tener el último modelo de coche, de bolso o una casita en la costa. Salvar al guepardo y preservarlo para el futuro, sí lo es.