El 11 /S sigue matando
Hace trece años que Estados Unidos y el mundo entero sufrieron un shock cuando los ataques terroristas de Al Qaeda se llevaron por delante casi tres mil vidas. Hoy, que recordamos un nuevo aniversario de aquellos trágicos sucesos, las consecuencias del 11/S siguen matando.
La inmensa nube de ceniza que provocaron los ataques en Nueva York, tras la caída de las Torres Gemelas, y que cubrió a víctimas, supervivientes y cuerpos de rescate, estaba formada por los restos de vidrios, cemento, metales, plásticos, cables, ordenadores, etc, procedentes de los edificios que se derrumbaron y quedaron pulverizados. A ello hay que añadir que el combustible de los aviones estrellados contra las torres, provocaron numerosas explosiones e incendios que duraron tres meses entre los escombros de la Zona Cero.
Michael Crane, director médico del programa especializado de atención a las víctimas del World Trade Center en el hospital Mount Sinai, afirma que: «Todos esos materiales fueron la fórmula para una enorme nube de material tóxico» (…) No sabemos el contenido exacto de esa nube de polvo, pero sí de lo que se posó en el suelo, y había muchos materiales que entendemos que son carcinógenos».
En los meses que siguieron al desastre, miles de personas estuvieron expuestas a ese caldero de material tóxico, como lo ha definido el doctor Philip Landrigan, también de Mount Sinai. «El polvo de cemento tiene un pH de entre 10 y 11, lo que equivale a inhalar líquido para desatascar tuberías».
No hubo distinciones y todos fueron perjudicados. Había supervivientes de los ataques, vecinos, policías, bomberos, periodistas, personal médico…A ellos hay que añadir los trabajadores en la reconstrucción de la Zona Cero en los meses y años posteriores.
Las consecuencias del 11/S no terminaron aquel negro día de muerte y destrucción. Los efectos que produjo la nube tóxica entre los que acudieron al rescate y posteriormente a la reconstrucción, ha sido un cuadro médico que ha ido empeorando con el tiempo: insomnio, dolores de pecho, tos persistente, reflujo e irritación gastrointestinal, indigestión…
La factura sanitaria de los ataques terroristas aún se paga y muy cara. De acuerdo al último recuento en Mount Sinai, el cáncer afecta a 1.655 de los policías, obreros, voluntarios y funcionarios que colaboraron en la reconstrucción de la Zona Cero. A ellos debemos sumar los 863 bomberos y técnicos de emergencias que también sufren la enfermedad y que reciben tratamiento en otro programa de salud. El total suma 2.518 casos, más del doble de los que se registraban en años pasados, 1.140.
En buena lógica estas también son víctimas de aquellos ataques, aunque el cáncer haya tardado unos años más en lograr lo que hicieron el derrumbe de las torres. Si bien la ciencia médica aún necesita más pruebas y evidencias para establecer sin género de dudas la conexión entre la nube tóxica y los casos de cáncer, es evidente que se trata de la causa directa. No hace falta recordar el viejo dicho del pato: Si anda como un pato, vuela como pato, y nada como un pato….lo más seguro es que sea un pato. Pues eso.
Hasta ahora los cánceres más habituales en los pacientes de los programas médicos de la Zona Cero son de: próstata, tiroides, leucemia y mieloma múltiple, que son lo que tienen que ver con la exposición a la nube tóxica. Así, según explican los doctores, los estudios de medicina ocupacional muestran que una exposición fuerte a la benzina se relaciona con la leucemia. Además, se han incrementado los cánceres de próstata en gente muy joven o con sarcomas muy poco habituales. Lo dicho: el pato.
La atención médica en el hospital Mount Sinai y en otros centros médicos para los trabajadores de la Zona Cero es gratuita gracias a una aportación del gobierno federal. Los afectados pueden reclamar compensaciones para sus casos de cáncer y hasta el momento el Fondo de Compensación a las Víctimas del 11-S ha recibido 1.145 reclamaciones, de las cuales ya han sido aprobadas 881, con un monto total de 50,5 millones de dólares. El plazo para realizar estas reclamaciones acaba el mes de octubre.
Estas cifras se van a incrementar con nuevos casos de cáncer en los próximos años con total seguridad. Por ejemplo, todos aquellos que tuvieron exposición a asbestos, que está relacionado con el cáncer de pulmón, y que puede tardar unos 20 años en aparecer. Por ello, no es disparatado hablar de consecuencias del 11/S a largo plazo. Los planes de atención médica y de compensación del gobierno federal deberían extenderse en cuantía y en número de afectados. Es una cuestión que todo candidato a la presidencia de Estados Unidos deberá tener en su agenda porque estos muertos por cáncer, deben contabilizarse como víctimas de aquellos ataques terroristas. No podemos olvidar a los miles de personas con dolencias pulmonares crónicas, producto de la nube tóxica, y que han hecho de sus vidas una auténtica miseria de sufrimiento y angustia.
Trece años después hemos levantado la Torre de la Libertad y reconstruido toda la Zona Cero. Es un trabajo heroico de todos cuantos han participado en ello, pero ha tenido un precio en salud, que se sigue pagando al día de hoy por miles de personas, y el gobierno no pude, no debe, desentenderse de ellos. Es un compromiso atenderlos y prestar la mejor atención médica posible. Es una cuestión de patriotismo, de dignidad, y de humanismo.
Hoy recordamos el 11/S y a sus víctimas, las que murieron aquel día, y las que han seguido muriendo después a casusa del cáncer provocado por la nube tóxica. La unidad nacional lograda como consecuencia de los ataques terroristas debe prevalecer en el tiempo para curar las heridas y tender la mano a quienes siguen necesitando de nuestro compromiso y nuestra solidaridad.