Cine Western – 1ª Parte
El Western es el género cinematográfico por excelencia y el más genuinamente americano de todos. El cine nació y se desarrolló con el Western como protagonista, y no podríamos entenderlo sin él.
Cine y Western han evolucionado juntos con el paso del tiempo. Muchas de las grandes obras maestras del cine pertenecen a este género, que ha brindado momentos inolvidables, guiones magníficos, directores únicos, actores inimitables y actrices para el recuerdo.
El Western nos cuenta la formación y la expansión de la nación norteamericana en sus años fundamentales, en un período decisivo de la historia, integrando los valores conservadores que contribuyeron a hacer grande a esta nación, de ahí que se haya convertido en algo más que cine, aportando imágenes, diálogos, y conceptos de vida, a la divulgación del acervo cultural norteamericano y de su Historia.
Una lista de las mejores películas del Oeste sería extensa, porque el género ha sido prolífico, sobre todo en los años dorados de Hollywood, cuando los grandes directores como John Ford, Henry Hathaway, Delmer Daves, Anthony Mann, Sam Peckinpah, y William Wellman, rodaron los clásicos del Western. Pero, sin duda, no pueden faltar en esa lista títulos como The Searchers (Centauros del desierto), Shane (Raíces profundas), Tambores lejanos, Los 7 magníficos, Duelo de titanes, El sargento negro, la legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon), High Noon (Sólo ante el peligro), Río Bravo, El Dorado, El Álamo, Río Rojo, El hombre que mató a Liberty Valance, Murieron con las botas puestas, Grupo Salvaje, El último tren de Gun Hill, El más valiente entre mil (Will Penny), Duelo en la Alta Sierra, La Conquista del Oeste, Bailando con lobos, El jinete pálido, Sin perdón, El fuera de la ley (Jossie Wells), Winchester 73, Fort Apache, La diligencia, Una trompeta lejana, Dos cabalgan juntos, Mayor Dundee, Cielo amarillo, El gran combate, El árbol del ahorcado, Colorado Jim, (The Naked Spur), y Cimarrón, entre otras.
El Western ha sabido narrar la épica de la conquista del Oeste, tocando todos los temas importantes. Así, vemos la expansión de los colonos, la creación de los primeros pueblos en la frontera, asistimos a la aventura del paisaje (desierto, montañas, ríos embravecidos, gargantas y desfiladeros, valles, praderas…), encontramos el drama de las guerras contra los indios, la lucha sin cuartel entre una incipiente civilización (ley y orden) frente a un mundo aún primigenio y salvaje; asistimos al nacimiento de personajes-icono en la cultura americana, como el sheriff, el jinete solitario, el granjero abnegado, el héroe, los bandidos, el ganadero, el tabernero, el cronista de prensa, las activistas feministas, la prostituta, la maestra, el político, el soldado de caballería, el comerciante emprendedor, etc. Identidades que van a forjar los mimbres de la sociedad, y que verán su reflejo en decenas de películas.
En el género del Oeste hallamos las claves de todo el cine moderno, se tocan los grandes temas de la humanidad, y se hace un recorrido histórico de una etapa crucial de los Estados Unidos. El Western es la Caballería, los enfrentamientos entre ganaderos, las conducciones de ganado por espacios geográficos aún por conquistar, ataques indios, vaqueros llenos de coraje e idealismo, soldados de la Unión y del Sur, caravanas de colonos, pioneros que se adentran en mundos inhóspitos, minas de oro y plata, pueblos fronterizos, el saloon con música de piano, las prostitutas, la celebración del 4 de julio, las damas del Sur, los predicadores apasionados, los abolicionistas, los duelos en la calle mayor, políticos avispados, reporteros, escritores, mujeres luchadoras, praderas inmensas, y paisajes infinitos, montañosos, y agrestes, aún por descubrir o civilizar.
Desde que Edwin S. Porter rodara su Asalto y robo al tren, en 1903, marcando el inicio del género, el Western ha sabido ofrecer mensajes claros y nítidos: el cowboy bueno, el pistolero malvado, el sheriff íntegro, las prostitutas del salón, la mujer honrada y creyente en peligro, el granjero trabajador, el ganadero con visión de futuro, el reverendo pescador de almas, los colonos honestos, y los guerreros indios.
En 1915 la película “El nacimiento de una nación”, funde Western e historia, sentando las bases del género. Su relevo lo toma John Ford, el mejor director de cine de todos los tiempos, que se convierte en el principal narrador de historias del Oeste. Por sí solo ya hubiera ensalzado el género hasta la cumbre artística, pero es que además el Western se benefició de un puñado de directores y actores únicos e irrepetibles. John Wayne, Charlton Heston, Gary Cooper, Burt Lancaster, Richard Widmark, Alan Ladd, James Stewart, Jack Palance, Glenn Ford, Kirk Douglas, Henry Fonda, Robert Mitchum, Joel McCrea, Randolph Scout, Ward Bond, Errol Flynn, Gregory Peck, Anthony Quinn, Walter Brenan, Dean Martin, Clint Eastwood, etc, encarnaron los personajes magistralmente, con todos los registros y matices físicos y psicológicos que requerían. Amén de actrices que les dieron una réplica antológica: Vera Miles, Barbara Stanwyck, Virginia Mayo, Anne Baxter, Kim Darby, Jane Russell, Olivia de Havilland, Susan Hayward, Jean Simmons, Jennifer Jones, Martha Hyer, Claire Trevor, Grace Kelly, Joan Crawford, Carroll Baker, Debbie Reynolds, Carolyn Jones, Maureen OHara, Claude Atkins, Angie Dickinson, Jennifer O’Neill, Natalie Wood, Nancy Kelly, Shelley Winters, Verónica Lake…
Sin olvidarnos de guionistas formidables, que construyeron las historias y los diálogos con pulcritud artesanal y brillantez exquisita, muchas veces basados en novelas. Nombres imprescindibles, como Borden Chase, Carl Foreman, John W. Cunningham, Dudley Nichols, Frank S. Nugent, Laurence Stallings, Samuel G. Engel, Winston Miller, James Warner Bellah, Willis Goldbeck, Philip Yordan, Albert Maltz, Michael Blankfort, James Kevin McGuinness, Robert L. Richards, William Bowers, William Sellers, Guy Trosper, y Charles Schnee, entre otros.
“Stagecoach” (La Diligencia), de John Ford, en 1939, marca un salto importante con el desarrollo psicológico de los personajes, unos arquetipos que volverán a repetirse posteriormente. Y lanza definitivamente al gran icono de las películas del Oeste, el hombre que encarnaría mejor que nadie el Western: John Wayne.
Durante las décadas de los 40, los 50 y los 60, John Ford, junto a directores de la talla de William Wellman, Henry Hathaway, Howard Hawks, Dalmer Daves, George Marshall, Sam Peckinpah, John Sturgess, George Stevens, y Anthony Mann, entre otros, ruedan los clásicos del Western, que contaron con guionistas extraordinarios, mezclando ingredientes como la épica histórica, el heroísmo de la caballería y las caravanas de colonos, el lirismo de los paisajes, la gesta de los pioneros, la narración costumbrista de la vida de granjeros y vaqueros, y el romanticismo de unos personajes ricos en valores y perfiles psicológicos.
De esta época son los grandes títulos que han marcado historia y contribuido al cine de forma esencial. Películas como “The Searchers” (Centauros del desierto), perfecta de principio a fin, con John Wayne magistral en su personaje de solitario en busca de su sobrina a través del país y del tiempo; “Shane” (Raíces profundas), con un duelo que resume todos los duelos del Western, con Alan Ladd frente a un malvado Jack Palance, inconmensurable en gestos, y una historia eterna de aprendizaje y de valores; “El hombre que mató a Liberty Valance”, donde se nos cuenta cómo se forjan los mitos del viejo Oeste a través de otra lección de cine a cargo del maestro John Ford; “La legión invencible” (She Wore a Yellow Ribbon), parte de la trilogía dedicada por Ford a la Caballería, de nuevo con John Wayne en uno de sus mejores papeles, como capitán; “High Noon” (Sólo ante el peligro), con Gary Cooper de moral intachable, nos muestra la necesidad de permanecer fieles a las creencias de uno mismo y el valor del liderazgo. “Pasión de los fuertes”, nos lleva a un capítulo esencial del Oeste, el duelo en O.K. Corral entre el sheriff Earp, Doc Hollyday, y los hermanos Dalton; “Río Bravo”, profundiza en la mentalidad del otro y plantea la jerarquía social; “Unforgiven” (Sin perdón), del último maestro del buen cine Western, el genial Clint Eastwood, refleja un mundo de violencia y sin piedad, auténtico Oeste realista, con la redención de los pecados mediante una buena obra a cargo de William Munny, que resume en su personaje todo el Western clásico, el tallado a mano con esfuerzo y talento; “Grupo salvaje”, de Sam Peckinpah, revitalizador del género en los 70, que aporta una mirada nostálgica de los viejos tiempos encarnados por personajes que cabalgan hacia el ocaso de sus vidas; “Duelo en la Alta Sierra”, de nuevo Peckinpah nos cuenta una historia de amistad y lealtad ante las tentaciones de la riqueza; “Bailando con lobos”, de Kevin Costner, con una mirada romántica de los indios, su modo de vida, y la frontera del Oeste ante la pujanza de la civilización; “La conquista del Oeste”, una mirada global sobre el proceso de expansión y creación del país, narrando con épica momentos fundamentales, como la irrupción de los pioneros y los tramperos en un mundo virgen, las guerras indias, el avance del ferrocarril, la guerra de Secesión, y la justicia rápida del revólver en los primeros poblados de una nación concebida para la libertad y la búsqueda de la felicidad.
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