Los retos de Trump
Las festividades navideñas pueden llamar a engaño y dar la impresión de que la Administración Trump ha bajado el ritmo de trabajo. En absoluto. Aunque es cierto que el presidente Trump y la Primera Dama Melania ocupan más tiempo ahora en cumplir con las tradiciones y los compromisos que marca la Navidad, la agenda interna está ocupada por multitud de proyectos en marcha.
El comercio con China es uno de ellos y de los más importantes frentes abiertos. La tregua temporal de 90 días que se ha acordado en la cumbre del G-20 en Buenos Aires, en los que quedarán en suspenso los aranceles estadounidenses para productos chinos, deberá darnos la medida real del compromiso del régimen chino para llegar a un acuerdo sólido. De momento, Trump se ha apuntado un doble éxito al arrancar el compromiso de que China penalice el comercio de fentanilo, una droga fabricada en China, que está detrás de la epidemia de opiáceos que asola Estados Unidos y que mata a 30.000 estadounidenses cada año.
La reforma del sistema penal y el encarcelamiento federal es otra de las cuestiones que concitan los esfuerzos del presidente y su equipo. Porque lograr que funcione correctamente es fundamental para arreglar este sistema que lleva décadas sin funcionar.
La inmigración ilegal y el muro en la frontera son temas que el presidente tiene sobre la mesa del Despacho Oval con nuevas medidas y propuestas en estudio para resolver ambos temas.
La estrategia para lidiar con la Cámara de Representantes controlada por los demócratas es asunto que se está poniendo a punto en estas semanas, así como las líneas de trabajo conjuntas con los líderes republicanos en el Senado, la Cámara de Representantes y los diversos comités del Congreso.
Si bien, quedan dos años hasta la reelección, el presidente Trump y su equipo ya trabajan en la misma a través de los nuevos logros que se consigan de aquí a 2020. Es cierto que la lista de objetivos cumplidos se acerca a los 300, y es mucho lo alcanzado, pero los que se consigan a partir de ahora, pesarán de forma decisiva en la reelección.
Los meses que vienen van a estar enfocados en gran medida en las acciones ejecutivas directas, confirmaciones judiciales y trabajo conjunto con el Senado y la Cámara de Representantes (a la que no se puede dejar de lado).
El mercado interno de automóviles también concitará la atención de algunas medidas presidenciales con el fin de lograr que General Motors vuelva a fabricar y a contratar empleados en Estados Unidos y reactivar este sector clave de la economía.
Trump deberá fajarse duro para volver a aumentar el presupuesto militar el próximo año y definir la nueva defensa con misiles. Asimismo, los acuerdos con Corea del Norte para desnuclearizar la península coreana van a centrar algunos de los esfuerzos en política exterior. Trump ha creado la oportunidad de llevar a una paz duradera en aquella región asiática por primera vez en décadas.
La política hacia Rusia presenta también algunos de los retos que debemos resolver. La actitud de Putin hacia Ucrania y Georgia van a requerir más mano dura de Trump, algo que Putin ya ha empezado a experimentar y que puede encarrilar a Rusia por el camino correcto si no quiere verse aislada y con una crisis galopante. La política hacia la OTAN también está en el orden de prioridades del presidente.
Trump no olvida que la lucha contra los reductos de ISIS y Al Qaeda en Iraq, Siria y Afganistán debe ser completada para que estas organizaciones yihadistas no resurjan. También el control de los Talibán y la paz en Afganistán son temas que requerirán de nuevas acciones el próximo año.
Estos temas y la reorganización en marcha en la Administración y el gabinete, que está en tiempo de ajuste, son de las cuestiones que ocupan y preocupan al presidente Trump durante estas semanas.