Semana Nacional de Migración
La compasión, la ayuda y la solidaridad con quienes más lo necesitan definen a las personas. En Estados Unidos, un país de emigrantes, las iglesias en general han sido un sostén importante en la ayuda a los inmigrantes.
Desde el día 3 de enero hasta el 9, la Iglesia Católica ha celebrado en Estados Unidos la Semana Nacional de Migración 2016 bajo el lema: “Fui forastero y me recibieron”.
Esta celebración representa una oportunidad para crear conciencia sobre las dificultades que enfrentan los inmigrantes: hombres, mujeres y niños, los refugiados y las víctimas del tráfico de personas. Una realidad dura que afrontan millones de personas no durante una semana, sino durante todo el año.
El llamamiento para acoger al inmigrante y al refugiado desempeña un rol importante en la vida de los fieles cristianos y tiene un lugar especial en este Año de la Misericordia.
En estos tiempos en los que los refugiados e inmigrantes son la prueba evidente de las crisis que afronta el mundo, necesitamos recordar más a menudo que la Sagrada Familia y los primeros cristianos eran también refugiados. De igual modo, los refugiados actuales, vulnerables hasta el extremo, huyen para salvar sus vidas. Como cristianos católicos, estamos llamados a apoyar a estas familias de refugiados e inmigrantes que también necesitan nuestra ayuda.
Durante esta semana el Comité sobre Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), como parte de la celebración de esta Semana Nacional de Migración, ha llevado a cabo un programa de donaciones que proporcionará a las parroquias católicas, escuelas y otras organizaciones la financiación necesaria para ayudarles a integrar la enseñanza de la Iglesia sobre la migración en los programas nuevos o existentes, materiales didácticos, eventos y otras actividades.
La celebración de la Semana Nacional de Migración se inició hace más de 25 años por decisión de los obispos de Estados Unidos, con el fin de dar a los católicos una oportunidad para hacer un balance de la diversidad de los pueblos que integran la Iglesia y los ministerios que les prestan servicio.
Asimismo, esta semana sirve como un tiempo para la oración y la acción para intentar ayudar en las luchas que ocupan a los inmigrantes, los refugiados y las poblaciones vulnerables que vienen a los Estados Unidos. También se han preparado materiales educativos y otros recursos que serán utilizados durante todo el año.
Numerosas diócesis por todo el país programaron actos especiales y misas durante toda la semana, incluyendo Chicago, Illinois; Portland, Oregon; Jackson, Mississippi; y Metuchen, Nueva Jersey.
La Semana Nacional de Migración es un ejemplo de dedicación y compromiso de la Iglesia Católica estadounidense con los inmigrantes y los refugiados. Hechos que importan, no los gestos de marketing y autopromoción de determinadas ONGs, Fundaciones e iniciativas personales que buscan otros objetivos.