Una de las transformaciones más importantes en materia de inteligencia y operaciones especiales se está llevando a cabo desde la primavera de 2012 y es una de las áreas con más proyección, impulsada desde el Pentágono. La estrategia que ya se está implementando persigue varias metas, entre ellas aumentar considerablemente las operaciones de inteligencia con el fin de lograr resultados en objetivos de alta prioridad, como pueden ser Irán, Siria, Corea del Norte y organizaciones terroristas como Al Qaeda y del crimen organizado implicadas en el narcotráfico, tráfico de armas, seres humanos, etc.

Esta estrategia responde a una completa reorganización en el ámbito de la inteligencia, en la que se enmarca también la creación del Servicio Clandestino de Defensa, que ya trabaja de forma muy estrecha con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Inteligencia de la Defensa (DIA) para ampliar y consolidar las operaciones de inteligencia en el exterior, sobre todo en zonas de especial relevancia. Este esfuerzo conjunto integra y coordina más que nunca las áreas militar y de inteligencia, que es una política que algunos venimos defendiendo con intensidad desde hace años y que se concretó finalmente en un informe clasificado el año pasado y presentado por el director nacional de inteligencia. Este estudio, reservado al presidente y algunos altos mandos y expertos del ámbito de la defensa y la inteligencia, concluía que los esfuerzos de espionaje del área militar debían centrarse más en objetivos importantes fuera de las zonas de guerra y se proponía un plan detallado y de carácter práctico. Entre los distintos puntos y cambios que especificaba el plan, se apuntaba claramente a que las prioridades de inteligencia más urgentes del país en los últimos años han incluido la lucha contra el terrorismo, la no proliferación de armas de destrucción masiva y las potencias en ascenso. Aunque estas áreas no dejan de tener preferencia, sí es cierto que se han incorporado otras nuevas en las que ya se está trabajando.

La puesta a punto del plan operativo de operaciones conjuntas de inteligencia y defensa está movilizando cientos de operativos, comandos especiales, agentes y oficiales de inteligencia que ya trabajan en operaciones abiertas tanto en el exterior como en las bases de control dentro del país. De momento es significativo el número de oficiales de la Agencia de Inteligencia para la Defensa que participan y que son la fuente principal de inteligencia humana y análisis del Pentágono, así como el nivel de coordinación que se está produciendo entre la CIA y el departamento de defensa, y que ya está arrojando excelentes resultados operativos.
Mediante el Servicio Clandestino de Defensa, uno de los proyectos más interesantes y avanzados en materia de integración de inteligencia y operaciones especiales, nos estamos posicionando para hacer frente a los nuevos retos del panorama internacional y conseguir que los objetivos de proteger la seguridad nacional y los intereses estadounidenses se cumplan con eficacia en el nuevo panorama que afrontamos, que incluye conseguir más y mejor inteligencia en lugares como China, África, Asia, Oriente Medio, Latinoamérica…y también Estados Unidos.