Si hay una palabra en Estados Unidos que ejerce magnetismo y está llena de significado especial, ésa es “liderazgo”. El país se ha forjado tradicionalmente bajo el liderazgo extraordinario de personas extraordinarias, cuyas aptitudes para liderar han impulsado a la sociedad hacia un mayor progreso y avance.
La sociedad norteamericana, rica en iniciativas personales, y que siempre ha respondido a los desafíos sin esperar el paternalismo del estado y el gobierno, ha sabido articular programas de carácter emprendedor en las más diversas áreas. Una de ellas es el liderazgo, con el desarrollo e incentivo de líderes nacionales. Una de las organizaciones más interesantes es “100 Hispanic Women”, que se dedica a proporcionar herramientas y estrategias de progreso y desarrollo para las mujeres hispanas; en suma, formando líderes competentes. Es un trabajo encomiable, que pretende impulsar distintas formas de liderazgo social entre sus miembros con el objetivo de que ellas influyan de manera positiva en sus comunidades y en la sociedad en general.

Esta organización fue establecida por Shirley Rodríguez Remeneski en 1996, junto a otros 30 miembros, como un foro de individuos y organizaciones en el que debatir e impulsar temas y políticas que afectan a los hispanos, especialmente las mujeres, las familias y los niños. Un foro en el que trabajar para que los cambios se traduzcan en políticas positivas. Se trata de una organización sin ánimo de lucro ni adscripción política, cuyos fines son la eliminación de barreras sociales, integrar la diversidad, fomentar equipos de trabajo y oportunidades que favorezcan a las mujeres hispanas.
La misión de “100 Women Hispanic” es destacable porque su trabajo en favor de cambios positivos y liderazgo femenino es responsable, basado en potenciar igualmente valores como el respeto, la justicia, la dignidad, y el reconocimiento, que son importantes y decisivos para construir un liderazgo verdaderamente positivo y enriquecedor. Muy a menudo se olvida que el liderazgo femenino no debe construirse bajo una buscada superioridad o ventaja sobre los demás en base a la condición de ser mujer, que ello no debe conllevar privilegios ni carecer de más valores. Algo en lo que suelen incurrir precisamente con frecuencia los programas de igualdad potenciados desde gobiernos considerados de izquierdas o progresistas. No todos, es de justicia reconocerlo, pero sí muchos de ellos.

Un liderazgo femenino se hace con responsabilidad por la comunidad y la sociedad, desarrollando mujeres plenamente capaces, con aptitudes positivas, con valores, de tal forma que influyan en el enriquecimiento social, y no meramente en un aprovechamiento personal de la sociedad en beneficio propio o únicamente de las mujeres.
“100 Women Hispanics”, a través de su programa “Young Latina Leadership Institute”, iniciado en 2002, es un ejemplo de cómo se puede potenciar el liderazgo de las mujeres de forma responsable y con oportunidades reales para ellas, creando y desarrollando programas y estrategias en áreas como la economía, legislación, educación, reformas sociales, y calidad de vida. En definitiva, ayudando a las jóvenes hispanas con técnicas de liderazgo e iniciativas de cambio, y permitiendo que ellas piensen por sí mismas, sin imponer ideologías.
De esta forma, se promueve el liderazgo con preparación y fomentando capacidades que permitan a las mujeres hispanas llevar a cabo su propia visión, con una adecuada motivación, organización y una acción realmente eficaces. El aprendizaje de un liderazgo útil que les sirva de inspiración siempre, alejado del dirigismo de programas gubernamentales que sólo buscan el control de la mente de las personas y la dirección de sus vidas. Porque el verdadero liderazgo es libre e individual, creativo y positivo, nunca marcado por las consignas políticas, y se construye con valores fuertes y respetados socialmente, no con discursos feministas ni reivindicaciones más o menos pintorescas.
Iniciativas como “100 Women Hispanics” y su “Young Latina Leadership Institute” son un ejemplo de compromiso y excelencia en el liderazgo en sí mismos, y de trabajo honesto por las mujeres. La organización cuenta actualmente con más de 2.000 empresarias, ejecutivas y otras profesionales hispanas, representantes de sectores como el jurídico, las finanzas, las comunicaciones y el gobierno, y marcan con un liderazgo responsable y justo una forma de actuar innovadora, que aprovecha al máximo el potencial de las mujeres para su progreso y el de la sociedad.